La CEE estudia la reforma de los reglamentos sobre productos mediterráneos

El Consejo de Ministros de Agricultura de la Comunidad Económica Europea (CEE) estudiará hoy y mañana en Bruselas, en una sesión fundamental para la negociación de la adhesión española, la reforma de los reglamentos comunitarios sobre los productos mediterráneos: frutas y hortalizas y aceite de oliva. El informe se plantea de cara a la ampliación de la Comunidad, pero tras él se esconden factores cruciales en las relaciones comerciales entre la CEE y Estados Unidos.El despejar este informe es una clave indispensable para que se aceleren las negociaciones hispano-comunitarias y que la CEE abra seriamente el capítulo agrícola. Sin embargo, dada la multiplicidad de sus dimensiones, es poco probable que este Consejo lo resuelva, por lo que podría pasar a los ministros de Asuntos Exteriores de los diez el 14 de marzo o a la cumbre europea, una semana después. Se espera, sin embargo, que entre hoy y mañana queden más claras las distintas posiciones de los diez.

Con el sistema vigente, la entrada de España en la CEE, según la Comisión Europea, produciría un excedente de aceite de oliva en la Comunidad, al tiempo que disminuiría el consumo de este producto en España ante la apertura del mercado sin, prácticamente, ninguna restricción a los aceites concurrentes de semilla. La Comisión ha propuesto, pues, un período transitorio de diez años para la integración del aceite de oliva español, un plazo flexible durante el cual el mercado exterior español en este campo quedaría aislado, aunque se beneficiaría de algunas ayudas comunitarias.

Término del período transitorio

Si no variara el actual régimen comunitario, este sistema supondría al término del período transitorio, según la Comisión, un aumento cercano a los 100.000 millones de pesetas anuales en el presupuesto de la CEE. Francia da una cifra aún más elevada. España la reduce sustancialmente. Este sistema, al que España no se opone, permitiría, mientras tanto, buscar un sistema de protección al aceite de oliva en toda la Comunidad, hacia adentro, frente a la competencia española, y hacia afuera, frente a las importaciones de Estados Unidos.

Y éste es el verdadero punto de conflicto, ya que se habla de la imposición de una tasa sobre las materias grasas vegetales, que, para no parecer discriminatoria, deberían de aplicarse de manera que formaran más bien un sistema de derechos reguladores sobre los aceites derivados que consumen los países del norte de Europa.