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Viajes

El Priorat, entre laderas y vino

Rocas rojas forman el inconfundible paisaje del Priorat. Sobre los bancales de sus laderas crecen vides de sabor áspero junto a avellanos frondosos

Donde las viñas acaban salen a la superficie las rocas rojas que forman las entrañas de estas tierras duras, montañosas, de las que nace un vino oscuro y áspero, de un sabor inconfundible. El Priorat es todo montañas, transformadas sus laderas en bancales, donde crecen las vides y los avellanos, pueblos rojizos escapándose del mundo, del mismo color que las rocas, rojizos, confundidos entre los montes.Fueron los cartujos, allá por el siglo XII, quienes convirtieron las duras estribaciones del Montsant en un gran viñedo, enseñando su cultivo a los campesinos. Todas las tierras y poblaciones que hoy conocemos en el Priorato dependían en otros tiempos del prior de esa riquísima cartuja que fue Scala Dei, la primera de España, fundada por Alfonso I, que reunió a los ermitaños que habían elegido estos montes como lugar de retiro y a los monjes venidos de la Gran Cartuja de Grenoble.

Hoy la cartoixa se encuentra totalmente en ruinas. Quedan en pie algunos restos del primer claustro, la puerta de entrada, los muros de la iglesia. Se adivinan los lugares donde estuvo situado el refectorio, las celdas. Poco más.

La vegetación es la única dueña de Scala Dei, y tan sólo las piedras semicubiertas de arbustos y zarzales dan una vaga idea de lo que fue este gran monasterio, extendido en un estrecho valle, justo a los pies de la inmensa mole del Montsant.

El recorrido

Viniendo de Tarragona y Reus, habrá que tomar la desviación que se dirige a Les Borges del Camp -una hermosa población con no menos hermosas masías-.

En adelante, todo será sierra rojiza y verde: primero los montes de Alforja, para adentrarse después definitivamente en las estribaciones del Montsant y llegar al valle del río Siurana.

La ruta del Priorat -perfectamente señalizada en este tramo del recorrido- nos llevará a Poboleda (el destino del populus, el álamo, está íntimamente unido a los monasterios de nuestras tierras; no hay más que recordar dos lugares significativos: Poblet y Paular, ambos nombres del mismo origen arbóreo), sobre uno de los numerosos cerros, en cuesta, cumpliendo con todos los requisitos de los pueblos del Priorat.

Más y más curvas, ahora en descenso, y Scala Dei, el pequeño poblado que se formó en torno a la Correría, dependencia de la cartoixa, que fue vivienda de los agricultores y artesanos -carpinteros, sastres, etcétera- que trabajaban para la gran cartuja.

De este lugar nace la pista de tierra que llega hasta las ruinas del monasterio -algo más de un kilómetro-, que se puede visitar -por lo menos así lo hice yo el pasado otoño- libremente. Más y más curvas, más montes verdes, más viñas con el telón de fondo de la Serra y la Vilella Alta, a la izquierda de la carretera, en permanerite cuesta, con su inconfundible iglesia de torre truncada.

Vinos de cooperativas

La Vilella Baixa, a los pies de las paredes rojizas, bajando hasta lo más hondo del estrecho valle, con un cementerio que desafía con su inclinación la ley de gravedad, y a pocos kilómetros -densos, en permanente zigzag- Gratallops, formando un todo compacto y rojizo sobre un cerro; el descenso se hace más pronunciado, más curvilíneo aún, montaña tras montaña, inacabables, hasta dar con los llanos en que se extiende Falset, amplio, no recortado ya por la sierra, sobre una amplia colina que después de tanta altura parece casi plana, con las ruinas del castillo de los Castellví en uno de sus extremos, una hermosa plaza porticada y una gran iglesia barroca, capital comercial de la comarca del vino, punto final de nuestra ruta. Dos últimos avisos: Se puede comprar vino en las cooperativas que existen en todas las poblaciones del Priorat. Vale la pena. Del cruce entre la carretera que viene de Alforja y la que se dirige a Scala Dei parte la que llega hasta Prades por Alberca, recorrido hermosísimo que merece otra ruta.

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