Euskadi honra la memoria de Pío Baroja, 25 años después de la muerte del escritor vasco
Un cuarto de siglo después de su fallecimiento en Madrid, el 30 de octubre de 1956, el escritor vasco Pío Baroja no ha conseguido una consagración pública de la envergadura de su obra y su personalidad en el país que le vio nacer, pese a que Euskadi goza ahora de un Gobierno autónomo y presupuestos importantes para dedicar a la cultura. Un cielo de conferencias en San Sebastián intentará, al menos, rescatar de las sombras el perfil del escritor, cuando se cumple el 25º aniversario de su desaparición.
A Pío Baroja se le negaron desde instancias oficiales casi todos los reconocimientos a que era acreedor, incluida la mera consideración de personaje noticiable cuando le sobrevino la muerte que nunca llegó a anunciarse por los teletipos de la agencia oficial Cifra y a la que sólo con el paso del tiempo se permitió hacer referencia. La congregación casi multitudinaria de intelectuales artistas y escritores en las exequias exclusivamente civiles, circunstancia que ya de por sí constituía un escándalo, se realizó a espaldas de la cultura oficial.
Silencio culpable
El 25º aniversario de su fallecimiento tampoco ha sido considerado pretexto suficiente por los nuevos rectores de la administración cultural del Gobierno autónomo vasco, o de cualquier otra instancia con presupuesto, para poner en pie alguno de los múltiples homenajes a los que tanta afición existe en tales medios. En este caso hubiera servido para reparar aquel silencio culpable que rodeó su desaparición y para reivindicar su trabajo de escritor vasco, naturalmente contradictorio, heterodoxo y, en suma, barojiano.«Vasco», tal y como señala Jesús María Lasagabaster en un breve comentario de presentación del ciclo de conferencias que ayer comenzó en San Sebastián, «irreductible, tenaz, tierno y cáustico al mismo tiempo en la devoción y el amor a la tierra y a sus gentes». El propio Lasagabaster señala una de las claves del relativo olvido de Baroja en su propio solar, cuando se alza contra «esos miopes ángeles justicieros que, blandiendo la flamígera espada de una identidad nacional estrechamente entendida, pretenden arrojar al escritor Baroja del paraíso de nuestro patrimonio literario por el pecado original de haber escrito en castellano». Jesús María Lasagabaster, profesor de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Deusto, de San Sebastián, y autor de estudios en torno a la obra de Ignacio Aldecoa y a la literatura de ficción en Euskadi, pronunciará en eusquera, el 20 de noviembre, la conferencia de clausura del cielo dedicado a Pío Baroja, titulada Barojaren nobelagintza eta euskal nobelaren etorkizuna (La novelística de Baroja y el futuro de la novela vasca).
Otras dos conferencias correrán a cargo del profesor de literatura de la Universidad de Deusto Ignacio Elizalde, que hablará en torno a Baroja, novelista del 98, y Miguel Pelay Orozco, escritor e investigador de temas relacionados con la cultura y las costumbres populares de Euskadi, que disertará sobre Lo vasco en Baroja, los días 18 y 19, respectivamente.
Sin embargo, la intervención más esperada del ciclo, que organizan la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa y la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Deusto, en San Sebastián -centro de carácter privado dirigido, paradójicamente, por la Compañía de Jesús-, es, sin duda, la de Julio Caro Baroja, sobrino del escritor de Vera de Bidasoa y una de las personas que más cerca de él vivió hasta su fallecimiento.
Julio Caro ha anunciado que la intención de su Parlamento es ofrecer una «imagen descompuesta» de la vida de Pío Baroja.
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