Un cóctel
El señor Tejero le puso punto final no sólo a la transición, sino también a la ya tediosa polémica sobre el nuevo periodismo. Nuevo periodismo era su artículo del Abc y ya está.Pero mañana es el ya tradicional cóctel que da Don Juan Carlos a los escritores con motivo del Premio Cervantes (Onetti, este año), y uno, con permiso de Tejero, coño, piensa que nuevo periodismo es hacer la crónica de un cóctel antes de que se celebre. Cosa que este año resulta fácil, ya que aparte el homenaje a Juan Carlos Onetti -"mi, adorado Juan», que hubiera dicho Mihura-, está la significación adhesiva de la intelectualidad y la intelligentzia así llamadas a la personalidad de un Jefe de Estado que ya no ofrece dudas sobre la legitimidad de la ruta democrática que quiere consagrar. Después de la manifestación de millón y medio de madrileños en el scalextric de Atocha (que aguantó como un hombre, pese a estar construido por Arias Navarro), me temo que el cóctel de la Moncloa pueda constituir otra manifestación cívica, democrática y constitucional, con lo que, si el tiempo ayuda, habrá que tomarse la copa en el jardín, porque el salón al efecto es de tarima borbónica y no de cemento armado franquista. Seguramente que allí se va a hablar de otra cosa, claro, de los últimos balandrismos a rayas del Rey, por ejemplo, pero todo tendrá un ademán más directo, más entregado, más abierto que nunca. Se acabaron los reojos de unos escritores a otros, gentes de la Resistencia de toda la vida:
- No pensarán, Pacita, que nos hemos vendido por un cubata con el Rey.
Este Rey ya se ha autolegitimado por sí mismo, en la noche triste de don Friolera, y ahora quienes tenemos que legitimarnos somos nosotros, que hasta Aranguren, Savater y otras iconografías del pasotismo ilustrado han tomado actitud expresa e impresa en favor de. Es el efecto positivo / persuasivo que ha tenido el coño de Tejero.
- ¡Se sienten!
Y todos los intelectuales se han puesto de pie. Y los pasotas más jóvenes hasta se han subido a los árboles. La democracia valiente/vigilante de Calvo Sotelo ha dado paso al divorcio/ Ordóñez y se está poniendo estrecha con la enseñanza privada de los curas, hasta el punto de que Innocenti (que se ha negado estos días a hacer/hacerme declaraciones) no parece ver claro el otoño rojo como estación goyesca para que venga Wojtyla a Madrid. La gran derecha, siguíendo las órdenes de consumo que da Fraga, ya le ha comprado un panda (automóvil o de peluche, según la edad) a sus hermosos segundones, y el presi les saca a los bancos una pela larga para Comisiones Obreras, a cuenta del patrimonio sindical de Solís/Zapico, cuando Zapico -tiempos, tiempos- era nuestro rojo sindicalista en el mundo, nuestro obrerista/ populista exportable, porque a los otros sólo se les exportaba a Carabanchel. Esos kilos son el panda que Calvo Sotelo le ha comprado a la horda para que haga sus movidas sobre ruedas, curre más y pida menos sobre. Pero los intelectuales, más que un subsidio obrero, lo que piden siempre es un subsidio de libertad, y ése se lo ganó el Rey en una noche, para todos, incluso para Tejero, que quizá sólo dio el golpe por la vocación frustrada de escribir en los periódicos. Qué locuras no se habrán hecho en este país por meter un artículo en el hueco de Abc, prestigiado por el 98, Marañón, Foxá y Ruano. Doña Julia Maura llegó a decirle a Oscar Wilde que se sentase y que todos quietos y le plagió un ensayo.
A dos meses justos del oportuno contragolpe del Rey, los escritores, intelectuales, escribas y fariseos tienen ocasión de saludar al hombre que les ha devuelto, más que la confianza en su pluma, la conciencia de que deben usarla. «Nadie sabe lo que cabe en un minué ». Por fin, todos sabemos lo que cabe en un cóctel: la democracia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Antonio Tejero Molina
- Opinión
- 23-F
- Juan Carlos Onetti
- Premio Cervantes
- Golpes estado
- Premios cultura
- Premios literarios
- Periodismo
- Premios
- Eventos
- Literatura
- Partidos políticos
- Medios comunicación
- Sociedad
- Cultura
- Comunicación
- Transición española
- Transición democrática
- Conflictos políticos
- Historia contemporánea
- Historia
- Política