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Premios Nobel de Física y Química 1980

Paul Berg, Walter Gilbert y Frederick Sanger, más cerca del control genético

La investigación genética, en el límite entre la bioquímica y la vida, ha vuelto a ser galardonada con el Premio Nobel. No es casualidad que para uno de los investigadores que recibirán el premio, sea esta la segunda vez que sucede. El científico británico Frederick Sanger, recibió, en 1958, el Premio Nobel de Química, por sus investigaciones sobre la insulina.De los tres premiados, el doctor Paul Berg recibirá el Nobel por sus estudios fundamentales en bioquímica sobre los ácidos nucleicos y, en particular, sobre el ADN recombinante, premio que compartirá con los norteamericanos Walter Gilbert, de Harvard, y el ya citado investigador británico Frederick Sanger, ambos por «sus contribuciones a la determinación de las secuencias de base de los ácidos nucleicos».

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Desde que la investigación sobre el origen, evolución, transformación y alternaciones de la vida se ha orientado hacia la ciencia genética, los enigmas del núcleo celular se convierten, de modo análogo a lo que sucede en física, en el campo de las partículas elementales, en una incesante profundización en la mecánica celular y genética. El ADN, ácido desoxirribonucleico, crece en la mente de miles de científicos como objetivo irreductible de investigación, en la misma medida en que se desarrollan los instrumentos de observación y análisis.

El ADN es cada vez más grande. Frederick Sanger, por ejemplo, ha sido el responsable de la primera determinación completa de secuencias de ese gigante molecular que es el ADN. El ha sido el primero en establecer el orden en el que están colocados nada menos que 5.375 ladrillos de que consta el ADN que escogió para su investigación: el virus de una bacteria, denorninado X. 174. Pacientemente, con un trabajo más cercano a la informática que a la biología, logró descubrir completamente ese orden interior de los elementos de la gran molécula portadora de casi todos los secretos de la vida.

Han transcurrido muchas décadas desde el descubrimiento de que cada ser vivo, vegetal o animal, cada gran organismo, está integrado por una multitud de pequeñas células (celdas). Después, se descubrió el núcleo de esas células; más tarde, los cromosomas de los que es portador el núcleo de todas las células de la especie, cromosomas portadores cada uno de ellos de los genes que determinan las características del nuevo organismo. Y en los genes, el ADN.

Ese es ahora el objetivo máximo de la biología, convertida casi absolutamente en química. La codificación seriada de las secuencias de ese ADN que ha logrado el premio Nobel Frederick Sanger, no hacen sino ofrecer prácticamente la fórmula de un virus.

Manipulación genética

El conocimiento riguroso del orden de las secuencias genéticas aumenta las posibilidades del control de la herencia y también de la modificación de todas esas enfermedades o alteraciones de origen genético, el cáncer, posiblemente, entre ellas.

Gracias al trabajo de los tres premiados, cada día es mayor el bagage de conocimientos sobre el modo según el cual el ADN dirige los procesos de la vida. Como

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consecuencia de ello, hoy pueden fabricarse hormonas sintéticas humanas con la ayuda de bacterias, lo que nos acerca aún más a la manipulación genética.

Recuerda la concesión de: este Nobel 1980 a Paul Berg, Walter Gilbert y Frederick Sanger, la distinción que la Academia de Ciencias Sueca dio hace dos años a quienes hablan desarrollado las enzimas de restricción, verdaderos cuchillos que saben cortar la cadena del ADN y recombinar su estructura y sus posibilidades.

La propia academia sueca, que reconoce que las investigaciones galardonadas pueden tener importancia decisiva en la comprensión de las enfermedades cancerosas asegura, también, en la justificación del galardón, que la determinación de las secuencias del ADN -ese orden interno que da al ADN de cada ser vivo su identidad- permitirá proyectar una técnica para elaborar un ADN híbrido racional y eficaz.

Entre la comprensión y el control, sólo existe un paso. Ese, es el nexo común, que, según la Academia de Suecia, existe entre los tres premiados con el Nobel. Mientras Sanger logró la detetminación de las secuencias del ADN, Paul Berg norteamericano, construía una molécula recombinante, un elemento de vida artificial. Berg ha sido el primero en fabricar una molécula ADN-híbrido, es decir, una molécula portadora de partes de ADN de diferente especie. La comprensión en profundidad de la operativa genética, y con ella el control, está más Cerca, tras el trabajo de Berg, Gilbert y Sanger.

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