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Premios Nobel de Física y Química 1980

James W. Cronin y Val L. Fitch, investigadores en la frontera de la materia-antimateria

Otros dos científicos norteamericanos, W. Cronin y Val. L. Fitch, han recibido el Premio Nobel de Física por un trabajo en campos de investigación básica, aparentemente alejados de las necesidades cotidianas de las personas. Cronin y Fitch han sido galardonados con la máxima distinción mundial al trabajo científico por su «descubrimiento de la violación de principios fundamentales de la simetría en la desintegración de los mesones K neutros».Las leyes de simetría dirigen la formación de cuerpos con dos brazos, dos ojos.... huesos simétricos respecto a ciertos ejes, planos o puntos. Pero la mente especulativa del siglo XX ha podido llegar más allá en su esfuerzo imaginativo y concebir la posibilidad de que también exista simetría respecto del tiempo. Para algunos físicos, este mismo universo que empezó un día podría iniciar en algún instante una increíble marcha atrás, donde todo v volviese a suceder simétricamente, hasta ese principio del universo estimado en un instante hace 15.000 millones de años. Una vez alcanzado ese momento, el gigantesco big bang volvería a producirse hacia adelante en un ciclo perpetuo. Esa teoría pierde puntos con la investigación de Cronin y Fitch, verificada en la frontera de la materia / antimateria.

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En palabras de la Academia de Ciencias de Suecia, la investigación de este par de científicos norteamericanos «corona un descubrimiento inesperado gracias a una experiencia que afecta al examen crítico de la validez de los tres principios de simetría aparentes que son de la mayor importancia para la formulación de las leyes fundamentales de la naturaleza... Los trabajos de Cronin y Fitch han demostrado por primera vez, que la simetría derecha-izquierda no está siempre compensada por un paso de la materia a la antimateria.

Empleando un acelerador de protonis del National Laboratory, de Brookhaven, Cronin y Fitch, acompañados de un amplio grupo de investigadores, han producido una corriente de partículas elementales neutras, cuya desintegración radiactiva ha sido estudiada con altísima precisión subatómica.

Los investigadores se centraron entonces en el estudio de un tipo de mesones K neutros -un tipo más de esa ya enorme serie de partículas elementales detectadas- en la frontera de la materia y la antimateria.

Lo que comprobaron entonces fue algo, no por esperado, menos sorprendente. Mientras, según uno de los principios de la simetría, las leyes de la naturaleza son absolutamente las mismas para la materia que para la antimateria, Cronin y Fitch, con su experimentación, han demostrado, en palabras de la Academia Sueca, «que los mesones K neutros son los más apropiados para un examen crítico ».

La caída por tierra o, mejor dicho, la ligera matización, al concepto y realidad de antimateria, facilitaría la explicación de uno de los enigmas del origen del universo. Los científicos se preguntan como al principio un universo a enorme temperatura no se aniquiló en su encuentro entre m ateria y antimateria; también se plantean la posibilidad del retroceso. Pero la alteración de una de las leyes de simetría -simetría de conjugación- en el microcosmos pone en entredicho el que, al invertirse exactamente el movimiento de un sistema físico, vuelva a su situación inicial. Podría explicarse entonces como aquel universo primitivo no desapareció en el encuentro entre una materia y una antimateria, que no son tan simétricas como se pensaba. Traducido este hecho al tiempo, la posibilidad de una alteración en su sentido no es tan fácil. En otras palabras, este universo, al no ser tan simétrico respecto a su posible antiuniverso, no es tan reversible como podría imaginar la ficción científica.

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