"La tragedia de la lengua vasca proviene de sus diferencias y aislamiento histórico"
El profesor Antonio Tovar analiza los aspectos lingüísticos de los orígenes de Navarra
«El vasco es el idioma más desesperado, está acorralado y en vías de desaparición. Es la única isla lingüística que queda en una Europa que desde el año 2000 antes de Cristo ha sido invadida por una serie de lenguas que se han asentado en Occidente. Mientras los otros idiomas fueron barridos por los invasores, el vasco ha subsistido, y esa es ahora su tragedia: su antigüedad, sus diferencias y sus dificultades.»
Esta es, según ha dicho a EL PAÍS el profesor Antonio Tovar, académico de la Lengua y miembro de honor de la Academia Vasca, una de las explicaciones que desde el punto de vista de la historia de la lengua puede aportarse sobre el actual conflicto social y autonómico del País Vasco. El profesor Tovar pronunció el pasado jueves en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas una conferencia sobre La toponimia y los orígenes de Navarra, organizada por el Centro Cultural Navarro.«Precisamente por ese sentido de aislamiento», añade Antonio Tovar, «es por lo que es explicable la violencia que ha tomado la defensa de la lengua vasca. El pueblo vasco es un pueblo que quiere conservar su idioma, pero se encuentra, por una parte, con dificultades de expansión, debido a causas estructurales del propio idioma y a la acción represora que han manifestado contra ella ciertos ambientes».
En la antigua sociedad, el idioma se transmitía a través de cauces familiares y por medio de tradiciones populares vivas. Ahora, la transmisión de un idioma no se puede entender si no es a través de la escuela y de los medios de comunicación social (prensa, radio y televisión, principalmente). La violencia social del País Vasco disminuirá cuando estos cauces sean efectivos también en la transmisión de la lengua vasca. «Una lengua que en la actualidad no utiliza estos cauces está condenada a muerte.»
El problema lingüístico es todavía más agudo en Navarra, porque el número de hablantes del vasco es más reducido (sólo unos 60.000). En esta región tan sólo se conserva el euskera en la zona comprendida entre Pamplona y San Sebastián. El vasco se ha perdido casi totalmente en el valle del Roncal y está en clara regresión en los valles de Salazar y las Amezcoas. Para el señor Tovar «tan absurdo sería obligar a hablar vasco a las gentes de Tudela como impedírselo a los del norte de Pamplona».
«Navarra siempre ha sido un país bilingüe, con una fuerte base vasca en los Pirineos. Se ha hablado latín, romance y castellano además de vasco. Toda la historia lingüística de Navarra se basa en la coexistencia y buenas relaciones entre los dos idiomas dominantes Esta tradición podía perfectamente continuarse sin que por ello se perdiera o se desvirtuara la identidad del pueblo. »
En su conferencia sobre la toponimia y los orígenes de Navarra, el profesor Tovar aportó como primer testimonio un mapa de Ptolomeo «en el que puede decirse que el país navarro comprende bastante bien al país de los vascones. En este mapa es segura la extensión del vasco a los dos lados de los Pirineos. El arraigo del vasco en Navarra es prehistórico ».
Más tarde llegaron las invasiones de los indoeuropeos, pero la lengua subsistió, ¿por qué? ¿Por qué desaparecieron en España las lenguas indoeuropeas y no el vasco? «Los romanos explica Antonio Tovar, «se apoyaron en los no indoeuropeos para machacar a los indoeuropeos. Los vascos fueron aliados de los romanos, como lo prueba el hecho de que varias cohortes de vascos militaran en las filas romanas. Al hundirse el imperio romano, los vascos quedaron libres y exentos, pero, a la vez, recluidos. Tampoco se hacen cristianos hasta el siglo IX. A partir de este tiempo, cuando cuajan las demás lenguas de los reinos españoles, los vascos permanecen con su identidad y lengua propia hasta que, ya muy tarde, se incorporan al panorama nacional con una lengua no contaminada y diferente. Este factor lingüístico contribuye también a la formación de una personalidad nacional en parte perturbada».
El primer texto en el que figura la palabra vascones se encuentra en una moneda de plata y bronce en letras ibéricas, en la que se puede leer varscunes (var = altura), por lo que parece que se refiere a montañeses, gentes que viven en lo alto. Por derivación, también se puede aplicar metafóricamente a gentes en parte «superiores», que están «por encima de las demás».
Otra inscripción, encontrada también en una moneda, en la que figura Olka-Irun, correspondería a la «ciudad amurallada de Pamplona», por lo que Pamplona, que fue reorganizada por Pompeyo el año 74 antes de Cristo, se consideró durante algún tiempo la capital de Vasconia. Con estas y otras pruebas aportadas durante su conferencia, el profesor Tovar se propuso apoyar la teoría de que «el arraigo del vasco en Navarra es prehistórico».
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