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El potencial agrícola se desaprovecha por falta de industrialización

La región castellano- manchega basa tradicionalmente su economía en la producción agrícola, fundamentalmente viñedos y cereales. No obstante, esta producción, con toda su importancia, no rinde todo lo que podría, pues la falta de cauces industriales y comerciales hace que lo obtenido sea transformado fuera de la región frecuentemente. Las futuras autoridades municipales tendrán ocasión de realizar una amplia labor si desean intervenir en este campo.En el caso de la producción de vid, que se transforma en vino en su mayor parte, es el cultivo dominante en la provincia de Ciudad Real, donde el vino se vende por toneladas a grandes firmas nacionales -informa nuestra corresponsal, Manoli Pico-, que lo preparan, envasan y comercializan a través de canales propios en zonas corno Tomelloso, Alcázar de San Juan, Manzanares y Valdepeñas, aunque en esta última población se han asentado los grandes monopolios del ramo, que producen un vino de poca calidad y con nombre comercial que nada tiene que ver con la zona.

En cambio, vinos que son apreciados y tienen buen mercado en el exterior -por ejemplo, en países del Este europeo- carecen de cauces necesarios para su completa cornercialización en el resto del país y son casi desconocidos en España. La esperanza está puesta en el desarrollo del cooperativismo, con integración de los sectores económicamente más débiles.

En Albacete, por el contrario, los cereales son la producción fundamental, con más de 200.000 hectáreas sembradas de cebada y otras 80.000 de trigo. Sin embargo, no llegan a trescientos los molinos de pienso -entre particulares y cooperativos- y sólo existen unas diez fábricas de piensos compuestos, que ni alcanzan para abastecer a la provincia. Tampoco llegan a la veintena las fábricas de harinas.

Otros productos importantes son los derivados del bosque, el primero de ellos, la madera. En este producto es muy rico el propio Ayuntamiento de Cuenca, que posee un considerable patrimonio de monte maderable. En la ciudad, sin embargo, sólo existen dos factorías de transformación -una de ellas municipal- y casi no hay en la provincia industria del mueble.

También se da en determinadas zonas una estimable producción de productos hortícolas que desaprovecha sus posibilidades por falta de industrias envasadoras.

Por último, hay que destacar la producción derivada del ganado, sobre todo lanar, cuyas posibilidades son muy altas en la región, en zonas poco dadas al cultivo. El aprovechamiento de esta cabaña, hoy de reducidas proporciones sería triple: carne, fibra de lana y leche, esta última, repartida entre el consumo directo y la elaboración de queso. Sin embargo, la transformación de la leche no pasa del nivel artesanal, mientras brillan por su ausencia las labores textiles, así como la transformación cárnica.

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