


El mar es una fiesta
En la ría de Arousa se recolectan almejas y berberechos de la mano de una mariscadora, en una conservera se aprende a distinguir una buena lata, en barco se llega hasta una batea y en el parador se come un marisco y un pescado traídos del mercado la tarde anterior con un albariño. En Cambados, el Atlántico se ocupa de todo

El irresistible esplendor alrededor de la ‘llonganissa’
El ahora repleto embalse de Sau y el parador que se ubica en las montañas que lo rodean devuelven la magia a la comarca de Osona, donde relucen el arte medieval, los murales de Josep Maria Sert en la catedral de Vic y los embutidos catalanes

Una identidad nacida del sol
Esquinada en el mapa, salvaje y luminosa, la costa almeriense garantiza movimiento (buceo o caminatas por el cabo de Gata) y paz, con el parador de Mojácar como referente en la línea de playa, donde comprender la fama del tomate raf y la gamba de Garrucha
A fuerza de agua
Tierra de vinos, aparte de contar con lagares rupestres, este municipio fronterizo ofrece cinco manantiales mineromedicinales a los que peregrinar y un parador que supone un retiro sobre el río Támega

‘Panadons’, las empanadas XL de espinacas, pasas y piñones
Son típicos de Lleida, se elaboran desde hace siglos y su relleno más clásico lleva verdura, frutos secos y pasas. Así preparan esta delicia en L’Aplec, el restaurante del Parador de la ciudad catalana

Judías morillas, el exquisito cocido de legumbres que solo existe en Granada
En el Parador de Granada sacan partido a una judía única en el mundo en un potaje de verduras. Así las preparan con alcachofas, calabaza y tagarninas

‘Bolos de millo’, el dulce gallego que revive el culto al maíz
Los pastelitos remiten a un pasado en el que el cereal era un alimento básico en la zona. En el Parador Costa da Morte los hornean ‘na folla’, envuelto en hojas de higuera

Zorongollo y patatera, dos delicias extremeñas en un solo plato
En el Parador de Cáceres maceran los pimientos asados de la ensalada tradicional en la grasa del embutido, para conseguir el máximo sabor. Esta es su receta

En los dominios del Águeda
El río traza el turismo de naturaleza en esta zona fronteriza: pasa ruidoso por el yacimiento de arte rupestre de Siega Verde, lo sobrevuelan buitres en el parque natural de Arribes del Duero y luce tranquilo si se contempla desde la terraza del parador de Ciudad Rodrigo

La herencia de balleneros y corsarios
Portuaria y fronteriza, guerrera y comerciante, pirata también, patrimonial, con una cultura local muy viva y abierta al de fuera, y con un castillo, el de Carlos V, convertido en parador, desde el que se observa o se entiende todo lo anterior

La desapercibida vida extramuros
Ávila desborda su propia muralla para entregar planes menos conocidos, como la visita a un castro vetón con hallazgos recientes o a una dehesa en la que se crían vacas de raza avileña-negra ibérica, el origen del chuletón que se sirve en el parador

De puertas afuera
Los visitantes llegan a Mérida con el anfiteatro y el teatro romano en mente y se marchan después de haber hecho una caminata al lado de cerdos ibéricos en la dehesa del parque natural de Cornalvo, una de las recomendaciones que nacen de los trabajadores del parador

La puerta blanca de Andalucía
Lugar estratégico desde el que organizar excursiones a las grandes ciudades de la región, el que con criterio destina tiempo a Antequera se queda hechizado por su sierra del Torcal, su alcazaba y su parador, donde sirven todo lo rico que la ha convertido en candidata a Capital Española de la Gastronomía en 2025
Soria, cuestión de gusto
Ubicado en lo alto de la ciudad, sobre el Duero, desde el parador se divisa y organiza todo lo que se visitará o saboreará después: el renacentista palacio de los condes de Gómara, el acebal de Garagüeta –con su bosque en el que se hace de noche al entrar y sus bayas rojas ya a punto–, el torrezno y un menú micológico de estreno esta temporada
El Bierzo, en tiempo y forma
Esta comarca limítrofe con Galicia, zona de paso, se agarra a Las Médulas, que se disfrutan más con la luz y la tranquilidad del otoño, y a su parador para que el viajero se quede y no pase por alto Villafranca, con sus palacios de la calle del Agua o la puerta del Perdón de la iglesia de Santiago, justo en el Camino Francés
El litoral que vive dos veranos
Tradicionalmente de espaldas al mar, esta ciudad costera con espíritu de pueblo se fija cada vez más en la lonja y en el mercado Central de su casco antiguo, en las playas salvajes de la cercana sierra de Irta y en el parador, que se asoma hasta casi tocar las todavía templadas aguas del Mediterráneo

La cumbre oculta del Pirineo catalán
Ubicada entre dos grandes del turismo como Andorra y la Cerdanya (Girona), la comarca del Alt Urgell, en Lleida, traza su propio camino apoyada en una montaña apenas transitada, deportes acuáticos, quesos de vaca bruna y el parador de La Seu d’Urgell
Donde las anchoas y la mantequilla marcan el territorio
A través de la elaboración de estos dos manjares identitarios se conoce la Cantabria oriental, donde se ubica el parador de Limpias, un palacio de 1903 que atrae visitantes en busca de calma y de cultivar otras formas de vida diferentes a las de la ciudad
Con el ‘maillot’ y a mesa puesta, en la ría que une Galicia con Asturias
Este pueblo de indianos y comerciantes ofrece arquitectura modernista para los calmados, rutas en bicicleta y en canoa para los más activos y pescados salvajes y marisco para todos en su parador, donde reponerse tras la pateada o el ejercicio físico

Donde la costa onubense se funde con Portugal
La cercanía con el país vecino, al que se llega en barco en 10 minutos, y un parador asomado a la desembocadura del Guadiana motivan la visita a Ayamonte, un municipio pesquero luminoso por su ubicación y por el esplendor comercial del siglo XVIII, reflejado en su arquitectura
De vacaciones en un lugar de paso
El espectáculo de ver 7.450 grullas sobrevolar las Tablas de Daimiel, la visita a una granja de ovejas manchegas y el parador de Manzanares, un antiguo albergue de carretera abierto desde 1931, convencen al viajero para que lo que iba a ser una paradita en La Mancha se convierta en una larga estancia

Un pueblo que busca elevarse por encima de su propia plaza
Chinchón, con los 234 balcones de madera de su plaza Mayor, y el cercano Colmenar de Oreja, donde se ubica el museo de Ulpiano Checa, se apoyan en el parador, un convento del siglo XVII, para demostrar que no basta con ir a pasar el día para conocer los ajos finos, la historia y la arquitectura de la cuenca del Tajo-Jarama

El lugar de Gran Canaria en el que nadie se acuerda del mar
La caldera de Tejeda, en el centro de la isla, ofrece una alternativa al turismo de sol y playa apoyada en productos locales, pueblos escarpados en la montaña y el parador de Cruz de Tejeda, desde donde parten rutas de senderismo interpretativo que recorren esta zona volcánica

Donde esperan los habitantes que dan color al Mediterráneo
Enclavado en el parque natural de la Albufera, el parador de El Saler ejerce como un centro de interpretación de este humedal en el que habitan 300 especies de aves, por donde dar un paseo en barca para ver la puesta de sol y punto referencial de la paella, un plato donde cabe todo un paisaje

El litoral que reluce cuando se vuelve gris
Esta región del noroeste de Galicia se apoya en un luminoso parador construido en terrazas para captar visitantes que quieran acercarse a ese mar bravo y caprichoso que la domina a través de una visita a una lonja, un paseo a caballo por la playa y una excursión a un punto fatídico de naufragios
Todas las formas de patearse la Rioja Alta en otoño
Esta comarca vinícola recibe a andarines de ciudad entusiasmados por el claustro de una abadía cisterciense, a senderistas sorprendidos por los bosques de la sierra de la Demanda y a quienes hacen el Camino. Escojan la ruta que escojan, todas confluyen en Santo Domingo de la Calzada, en cuyo centro histórico sobresalen dos paradores: uno, un antiguo hospital de peregrinos del siglo XII y otro, un convento del XVI
En la vertiente mediterránea de Cantabria
Esta comarca interior se apoya en un teleférico que sube hasta los 1.823 metros en Picos de Europa y en el parador de Fuente Dé, ubicados donde termina una carretera de montaña, para atraer a amantes de los coches clásicos, peregrinos movidos por el Año Jubilar Lebaniego con ganas de caminar bajo el fino sol del otoño y aventureros que se asoman a la escalada en vías ferratas

Los mil colores de La Vall d’Aran que la nieve siempre oculta
Esta comarca leridana situada en los Pirineos atrae visitantes en otoño sustentada por su arte románico, salidas a pie y en bicicleta eléctrica cuando aún el hielo no se ha apoderado del camino, y dos paradores, el de Arties y el de Vielha, que ofrecen alojamiento todo el año

La sierra de Cazorla para un final de verano
Esta región montañosa de Jaén compite con el litoral apoyada en rutas de senderismo, una fauna vistosa, una iglesia obra de Andrés de Vandelvira y un entorno apacible representado en el parador, desde donde arrancar a andar y terminar para cenar y descansar sin el bullicio de la costa
Un verano en la imponente y desconocida Montaña Palentina
Esta región, poco visitada pese a su belleza natural, se apoya en el arte románico y en el parador de Cervera de Pisuerga, que cuenta con un balcón al embalse de Ruesga y a picos que alcanzan los 2.500 metros, para captar a senderistas y viajeros que huyen del calor
De secreto mejor guardado a paraíso recuperado
Si alguien quiere pisar la montaña más antigua de la península Ibérica tiene que ir a Guadalupe. También si quiere ver espléndidos bosques atlánticos y un cielo límpido por el que pasear por las estrellas. Junto a su monasterio, este pueblo mezcla aventura, ciencia e historia con su parador como vértice desde el que conocerlo todo
Los otros colores de la vida en la llanura manchega
Este vivo pueblo conocido por su festival de teatro ofrece más razones para visitarlo: un sorprendente paisaje donde el rojo del suelo contrasta con los campos de olivos y de pistachos y un monasterio convertido en parador en el que ver arte y ver pasar el tiempo

Oriente de Asturias, una primavera como las de antes
Alrededor del parador de Cangas de Onís, un monasterio benedictino a orillas del Sella, se organizan actividades y excursiones para descubrir cómo vivían y viven los habitantes del lugar. Una forma apasionante y respetuosa de hacer turismo en una zona dominada por la montaña

Cómo perderse en Sos del Rey Católico (y conseguirlo de verdad)
Este pueblo medieval de Zaragoza, con calles y edificios armoniosos de piedra, con un patrimonio muy bien conservado y con un parador convertido en una locomotora que tira del resto, atrae tanto a sus visitantes que algunos de ellos se convierten en vecinos
Santo Estevo, el monasterio al que todos le tienen fe
Este edificio desacralizado del siglo X ha transformado la Ribeira Sacra. En ella ya había bodegas, paseos en barco, miradores al cañón del Sil y rutas de senderismo. Cuando este monumento se convirtió en parador en 2004, todo lo anterior fue a más y a mejor

La Calahorra de siempre, más viva que nunca
Esta ciudad fértil de La Rioja Oriental se apoya en una excelente huerta, en su pasado romano y en las actividades socioculturales que suceden en la comarca para, con la ayuda del parador, dejar de ser solo una zona de paso o de negocios y convertirse en un lugar de visita

La Palma saca lustre al volcán
Esta isla salvaje y frondosa, verde y negra, se apoya en su belleza natural de siempre; en la de ahora, representada en Tajogaite, y en el impulso del parador para recuperar el turismo, tan necesario como el plátano para la supervivencia de los palmeros

Huelva, el verano infinito comienza en otoño
La costa onubense, con sus largas playas de arena fina y dorada, recibe desde septiembre al visitante que busca estar y disfrutar, con el parador de Mazagón como refugio, y al que no quiere parar, con Doñana como espacio natural exclusivo y La Rábida, el origen del viaje que cambió el mundo en 1492

Lorca, en la ciudad al margen
Este municipio murciano, que se extiende desde el valle del Guadalentín hasta la costa, se apoya en su arquitectura barroca civil, en la sinagoga del siglo XV y en el parador levantado donde se ubica su castillo para sorprender a esos visitantes que quieren salirse del circuito turístico convencional

El Pirineo oscense, para entrar a vivir
En el norte de Sobrarbe, donde se despliega el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se ubica al final de una carretera el parador de Bielsa, punto y aparte e inicio de otra vida, la que marca una mole calcárea de 3.355 metros que primero sobrecoge y luego acoge a visitantes en busca de una calma activa

Olite revive el Medievo para asentarse en el futuro
Un castillo del siglo XV y un parador ubicado en un palacio del siglo XIII son los cimientos de este pueblo navarro vinícola y con una gran afición al teatro clásico, que embarca al visitante en una aventura gastronómica, histórica y de convivencia vecinal

El nuevo renacimiento de la ciudad de Cervantes
Alcalá de Henares, localidad en la que nació el autor de ‘El Quijote’, transita de zona industrial a polo cultural y turístico de Madrid tras ser nombrada Patrimonio Mundial, la apertura de su parador y los descubrimientos en el yacimiento romano de Complutum

Gredos, el turismo rural nació aquí
El parador situado en la vereda abulense de esta sierra acercó hace un siglo su riqueza natural a las élites del país y extranjeros aventureros. Hoy lo hace con cualquier visitante que quiere conectar con la naturaleza a través de actividades organizadas con ganaderos, ambientólogos y artesanos de la zona

Jávea, toda la Costa Blanca reflejada en una bahía
Con un cuidado y bonito casco antiguo, una costa escarpada idónea para deportes de tierra y mar y una zona muy movida de playas y restaurantes en la que se ubica el parador, este pueblo alicantino tiene la capacidad de recibir viajeros todo el año y de convertir a algunos en residentes para toda la vida

Santillana del Mar, el esplendor indiano en invierno
Con un patrimonio muy bien conservado, como la casa solariega del siglo XVII en la que se ubica el parador de Gil Blas, esta villa cántabra ofrece a los visitantes en temporada baja la calma de los meses de frío y la grandeza de todas las épocas
El intercambio que no cesa a orillas del Miño
En Tui, el parador permite comprobar cómo este esplendoroso río no es una frontera, sino una fluida vía de comunicación, aprendizaje y mestizaje entre España y Portugal mientras el Atlántico y sus gentes suavizan el inminente invierno

Turismo de interior y en temporada baja: la utilidad de un castillo en el siglo XXI
La fortaleza medieval del pueblo conquense de Alarcón, convertido en parador en 1966, muestra cómo un edificio histórico puede pasar de ser un mero reclamo turístico a contribuir a la supervivencia y desarrollo de una población entera durante todo el año

A la Llanada Alavesa ya no se va de paso
Esta planicie, con el parador de Argomaniz como centro de operaciones turísticas, sigue funcionando como lanzadera de visitantes a las capitales que la rodean pero ahora también como una zona que atrapa al de fuera gracias a las iniciativas de sus habitantes

Un retiro activo en el interior de Asturias
Cangas del Narcea se desprende emocionalmente de la minería y se abre a lo que viene apoyado en sus profundos valles y el especialísimo bosque de Muniellos, en el resurgir de su vino y en un monasterio, el de Corias, reconvertido en parador

Un santuario para rendir homenaje al Mediterráneo
A la Costa Brava, este cautivador y experimentado litoral que bordea la provincia de Girona, se le suma el renovado parador de Aiguablava, que con sus nuevos ventanales y zonas exteriores se convierte en un templo en honor al mar

La Vera en rojo, verde y azul
Tierra del pimentón, esta fértil comarca cacereña habilitó su castillo-parador y el monasterio de Yuste hace 500 años para que el emperador Carlos V pasara sus últimos meses y hoy busca atraer a visitantes en los primeros días de libre movimiento

Jaén, mar y montaña con un faro de fondo
El cerro de Santa Catalina representa con su paisaje de olivos todo lo que esta provincia andaluza es y, a través de su castillo y de su renovado parador, todo lo que además quiere ser

La segunda casa de los leoneses
El nuevo parador de León, ubicado en el renacentista convento de San Marcos y con un gran peso en la ciudad, se alía con ella para conseguir que los de fuera contribuyan a la recuperación de los de dentro