Cangas de Onís

Oriente de Asturias, una primavera como las de antes

Alrededor del parador de Cangas de Onís, un monasterio benedictino a orillas del Sella, se organizan actividades y excursiones para descubrir cómo vivían y viven los habitantes del lugar. Una forma apasionante y respetuosa de hacer turismo en una zona dominada por la montaña

Mariano Ahijado

Bastan tres o cuatro días para conocer a través de actividades al aire libre cómo se vive en el Oriente de Asturias, cómo se disfruta también en esta región ganadera a los pies de los Picos de Europa. José Díaz Pepín se encarga de la parte etnográfica desde Sirviella, un pueblo de 56 habitantes en el que explica cómo pastorear ovejas con dos border collie y cómo elaborar sidra, que tan rica sabe con un cabrales o un gamoneu. A cargo de la fauna se halla Fernando Abarquero, un palentino experto en el avistamiento de rebecos y de aves en las inmediaciones de Sotres. La aventura es cosa de Fer Labra, un guía de barranquismo que conduce a adultos y niños por toboganes y gateras en cuevas donde hace 14.000 años se refugiaban los pastores. Excursiones, todas, en el entorno del parador de Cangas de Onís, un monasterio benedictino que ofrece recogimiento asomado a un meandro que traza el Sella.

Fernando Abarquero, en primer término, y un cliente tratan de avistar rebecos en los Picos de Europa.
Fernando Abarquero, en primer término, y un cliente tratan de avistar rebecos en los Picos de Europa.Manu Brabo

El Parque Nacional de Picos de Europa, que toma su nombre porque era la primera tierra que avistaban los navegantes que procedían de América, se cuela en el restaurante del parador. En marzo y abril se sirven tres platos elaborados con corderos lechales criados en los pastos por donde Abarquero, el guía turístico, conduce a los visitantes que quieren descubrir la montaña asturiana. Esa carne de sabor suave y tierna entra en la cocina con la marca de garantía Pro-Biodiversidad, pues la existencia de ganado garantiza la supervivencia del quebrantahuesos al alimentarse de los restos óseos de las ovejas que mueren.

Nacho Bosch, el director del parador, está entusiasmado con esta iniciativa impulsada por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos: “Hace que los pastores no se vayan. Mejora sus condiciones de vida”, explica. Antes de que paran las ovejas lo tienen todo vendido; la marca de garantía hace que mejoren sus condiciones económicas. El comensal recibe en la mesa una carta en la que se detallan las tres recetas de temporada (paletilla, caldereta y costillas) y el nombre del productor. Ganadería extensiva canónica.

Dentro del parador

Antiguo monasterio benedictino

Un corredor de la planta baja del claustro, construido en estilo barroco-clasicista. El parador de Cangas de Onís se ubica en un monasterio benedictino que, tras ser abandonado en el siglo XIX, se recuperó como hotel en 1998.

Vistas diferentes al Sella

Una de las 64 habitaciones con las que cuenta el monasterio, que data de tiempos de Alfonso I (693-757), aunque el grueso de su estructura es del siglo XVII, cuando se llevó a cabo una gran reforma. Algunas de las habitaciones corresponden a las antiguas celdas de los monjes.

La cultura, en vivo

Nacho Bosch dirige el parador de Cangas de Onís desde hace 8 años. Todos los fines de semana organiza ponencias culturales de música, como sobre los orígenes del rock and roll en Asturias o la zarzuela en el siglo XIX, o de historia, como sobre los últimos descubrimientos de castros.

Un parador convertido en museo

El hotel organiza visitas teatralizadas tanto en el monasterio como en la iglesia aneja y existen audioguías para que los clientes alojados y no alojados puedan descubrir el monumento y el arte que alberga por su cuenta.

Parroquia de Villanueva

Visitantes abandonan la iglesia románica aneja al parador y en la que se oficia misa desde hace 13 siglos. La estructura principal data del siglo XVIII, pero conserva la cabecera de tres ábsides semicirculares del siglo XII. Los capiteles de la portada muestran escenas amorosas y de caza.

Cicloturismo

Dos ciclistas acceden a un cuarto, en una casa indiana en las inmediaciones del monasterio, que el hotel ha habilitado para guardar y reparar las bicicletas que pone a disposición de los clientes que lo deseen. Existen numerosas rutas tanto de carretera como de montaña en su entorno.

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Ovejas tiene Pepín en Sirviella. Las pastorea de forma magistral con los border collie –hasta 12 tonos diferentes emite con su silbato para dar sendas órdenes: que si rápido, que si deprisa, que si por la derecha…–. Los asistentes a la actividad etnográfica La Ruta de Pepín, que transcurre en Sirviella y termina en su llagar, le preguntan por los hórreos y por una cabaña similar a las que utilizan los pastores para hacer queso en la zona de Cabrales, por donde Abarquero, el guía, conduce en un 4x4 a los clientes interesados en ver animales salvajes:

—Mirad, ese rebeco cojea. Y está solo.

Uno de los visitantes se ha percatado, gracias a los prismáticos, de que uno de estos animales pasta separado del grupo y se mueve con dificultad. El guía explica que se sacrifica por los demás. Sabe que, ante la llegada de un depredador, él servirá de aviso para que el resto brinque ladera arriba, mientras sortean las construcciones de piedra en las que los pastores viven en verano con sus rebaños en busca de los pastizales de altura. Una clase de Conocimiento del Medio al aire libre en la que los espectadores se sorprenden como si fueran niños. Se asombran porque la montaña sobrecoge ahora –y siempre– con el deshielo y porque ver cómo planea un buitre leonado en busca de comida es bonito y es buena señal para la diversidad de la zona.

Naturaleza para los sentidos

Actividades y excursiones en el entorno de Cangas de Onís

Más adrenalina

Las actividades de aventura no están exentas de información etnográfica. Fer Labra, nacido en Cangas hace 35 años, guía a un “80% de noveles que, en la práctica, no tienen ni idea” de barranquismo, espeleología o de caminar con raquetas de nieve. Les cuenta que cazadores de jabalíes en el Paleolítico Superior iluminaban con antorchas las cuevas por las que ahora descienden a tramos de rodillas o en cuclillas como una forma de alimentar las ganas de hacer cosas nuevas. La cueva de la Huelga, donde transcurre una de las actividades, tiene una entrada y una salida diferentes y se descienden 50 metros de un lado a otro: “Los clientes están superrelajados, liberados. Puedes hacer con ellos lo que quieras”, admite Labra, que se refiere a la actitud de aquellos que viven todo el año en la ciudad, “predispuestos a pasarlo bien”.

El guía de barranquismo Fer Labra, en la cueva de la Huelga, por donde lleva a grupos de seis o siete clientes en una actividad que dura unas tres horas.
El guía de barranquismo Fer Labra, en la cueva de la Huelga, por donde lleva a grupos de seis o siete clientes en una actividad que dura unas tres horas.Manu Brabo

Pepín, bronceado porque trabaja al aire libre y en Asturias el sol se aguanta, advierte a sus clientes de que la actividad que organiza desde hace 19 años no solo consiste en beber y comer: “Ahora están más sensibilizados. Antes nada más bajarse del coche ya estaban pensando en la sidra”, cuenta. Eso llega, pero al final. Antes hay que identificar manzanos en el valle y saber que el maíz hace de tutor para que la planta de la faba crezca. La alubia buena y autóctona (“Cuando la encuentras no se te olvida en la vida”, asegura) hay que pagarla, y en el plato tiene que estar entera, pero fundirse como mantequilla en el paladar.

Pepín se para en una caleya y explica que la progresiva reducción de pastores y sus animales provoca que haya más matorrales y árboles antes inexistentes por la necesidad de crear pastos. Por esas caleyas y por las carreteras ruedan ciclistas atraídos por las rampas y por la emoción de subir a los lagos de Covadonga, donde termina la primera Vuelta a España femenina. Hay afición en la zona y el parador, que impulsa el cicloturismo, facilita la tarea al proporcionar información de rutas al visitante y al habilitar un taller con herramientas y bicis de alquiler.

Santos, Belén y Fran te recomiendan

Desde Ribadesella hasta Pría existe una ruta costera transitable. Te encuentras pozos, bufones, hay un merendero… Me gusta ir a pescar sargos, que solo comen marisco. En el parador lo servimos cocinado al horno con patatas.

Santos Vicente

Jefe de cocina 25 años en Paradores

La playa de Cuevas del Mar, en Nueva de Llanes, tiene una formación de rocas en la que resulta fácil encontrar a aficionados practicando escalada durante todo el año. Se llega en media hora en coche desde el parador.

Belén González

Administrativa 18 años en Paradores

Un buen lugar para ir a nadar cuando la marea está baja es la playa de Ballota, que dibuja una media luna. Para acceder hay que descender por un camino sinuoso con mucha vegetación durante 10 minutos. Es parte del encanto.

Fran Seivane

Responsable de comedor 19 años en Paradores

La forma de vida en el Oriente asturiano se conoce también de forma pausada en el tejo del parador, donde en la antigüedad se reunía la gente para tomar decisiones como si fuera un Ayuntamiento, y en su iglesia románica aneja que, al estar abierta al culto y al público, propicia el trajín de visitantes y vecinos de Villanueva y del resto de pueblos del concejo.

Se abre la veda de la pesca del salmón en el Sella y el parador, como sucedía con el antiguo monasterio, se encargó de anunciarlo. El pasado 2 de abril repicaron las campanas; el primero que se pesca se conoce como campanu, en referencia a la tradición monacal. Este año pesó 3,250 kilos, midió 72 centímetros y se subastó en el puente romano de Cangas de Onís, un lugar tan hermoso y concurrido como Covadonga o la playa de Gulpiyuri. Para los que ya dominan la zona o buscan una visita alternativa, su director Nacho Bosch y su equipo, y Pepín y Abarquero, tienen la respuesta.

Pepín da órdenes a sus dos ‘border collie’ para que muevan el rebaño, en Sirviella.
Pepín da órdenes a sus dos ‘border collie’ para que muevan el rebaño, en Sirviella.Manu Brabo

Asturias, en 3 Paradores

CRÉDITOS

Redacción y guion: Mariano Ahijado
Coordinación editorial: Francis Pachá
Fotografía: Manu Brabo
Vídeo: Quique Oñate
Desarrollo: Rodolfo Mata
Diseño: Juan Sánchez
Coordinación diseño: Adolfo Domenech

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