Santander continúa su configuración como capital cultural del norte con una renovada ArteSantander
La nueva directora de la segunda feria más antigua de España apuesta por una versión con más ventas y mayor alcance internacional
Al lado de la playa del Sardinero, donde turistas y locales esperan al sol que se oculta entre las nubes, está el Palacio de Exposiciones y Congresos de Santander. El edificio, con techos altos, ladrillo caravista y chapas de cobre, es la sede de la feria ArteSantander, que con 32 ediciones celebradas es la segunda más antigua de España, detrás de Arco. El evento, abierto hasta el 16 de julio, estrena este año nueva directora, Mónica Álvarez, quien ha realizado cambios estructurales para hacer una feria más comercial e internacional. Un lavado de cara que se solapa con otras iniciativas público-privadas que en los últimos siete años intentan perfilar a la capital cantábrica como capital cultural del norte: los proyectos anunciados del Faro Santander que acogerá la colección del banco homónimo y de la sucursal del Museo Reina Sofía que albergará el Archivo Lafuente, las recuperaciones del Museo de Arte Moderno de Santander y Cantabria (MAS), la Nave Sotoliva y el Palacete del Embarcadero, y la apertura del Centro Botín en 2017.
“La intención para adquirir una marca de ciudad cultural se concentra sobre todo en el verano, porque llegan turistas madrileños y extranjeros con alto poder adquisitivo. Quiero que ArteSantader sea más comercial, que se parezca menos a una bienal y que sea más vendedora”, sostiene Álvarez, quien ha congregado 42 galerías para esta edición, cifra promedio con respecto a otros años. Carga a sus espaldas el importante legado del anterior director, Juan González de Riancho, a la cabeza de la feria durante los últimos 20 años y el responsable de que el encuentro reciba financiamiento del Ayuntamiento y del gobierno autonómico. Además de transformarlo de una exposición de arte académico tradicional a uno de arte contemporáneo, centrado en artistas vivos y en el mercado primario: obras que se venden por primera vez, del taller del creador al consumidor.
Para lograr una feria con un mayor cierre de ventas, Álvarez ha invitado a más de 60 coleccionistas de Italia, Portugal, Alemania y distintas ciudades de España. A ello se le suma la implementación de un programa de compradores a cargo de la agencia madrileña ARA Art Agency, el compromiso de cinco colecciones a adquirir piezas en la feria y la firma de un convenio con la plataforma de difusión y venta de arte danesa Artland, con influencia en el mercado del norte de Europa. El presupuesto se quedaba corto para estas implementaciones, así que Álvarez decidió por primera vez cobrar una cuota de participación a las galerías.
El nuevo gasto echó para atrás a algunos concurrentes de siempre pero los que decidieron invertir ven el cambio con buenos ojos. “Me parece maravilloso. Es una cuota muy baja comparada con otras ferias y se nos está dando mucha más visibilidad”, opina Jesús Barrera de la galería sevillana Berlín. Para el galerista Rafael Pérez Hernando el cobro se justifica en el aumento de tamaño de los stands, que pasaron de 18 metros cuadrados a 24: “Para mí, nunca ha sido una feria comercial, era más de dar visibilidad a artistas que a lo mejor en otros lugares era más difícil. Pero cuando vi las dimensiones del stand, me sorprendí. Incluso dije que no iba a tener obra suficiente para organizarlo”.
Los casos de Berlín y Rafael Pérez Hernando son los dos ejemplos del tipo de galerías que se dan encuentro en Santander. La primera es una de las nueve que tienen tres años de vida o menos, mientras que la segunda es un espacio curtido con 20 años de trayectoria y es una habitual de Arco, como las también participantes Ángeles Baños o Juan Silió. Existen casos como la de la andaluza Untagged Art que debuta en ferias con ArteSantander.
La mayoría de los participantes vienen de diferentes puntos de España, pero, respondiendo al objetivo de internacionalizar el encuentro, están presentes dos espacios de Italia, tres de Portugal, una de México y otra de Berlín. Mientras que el comité seleccionador está compuesto por el coreano Yun Jin Choi, la italiana Sofia Boffardi, el portugués Carlos Pinto y el alemán Jan-Phil. Un equipo que la directora Álvarez creó tirando de los contactos que consiguió en sus seis años al frente de Drawing Room de Lisboa y de los otros seis del mismo evento pero en Madrid.
Otra de las novedades con la que Álvarez intenta dejar su impronta es eliminar la obligatoriedad de presentar un solo project. El formato, establecido por el exdirector González Riancho, orientaba a que las galerías participantes lleven las piezas de un solo artista, por lo que se han duplicado el número de artistas presentes a 85. A pesar de ello, 16 de las concurrentes han decidido continuar con el modelo de exhibir a un solo artista.
Reina la nueva pintura figurativa
Las tendencias del arte contemporáneo no son ajenas a la feria santanderina. La reivindicación feminista está presente en las formas florales y vegetales que usa Leticia Martínez (Antonia Puyó) para recrear el sexo femenino. Y el ecologismo, con su inabarcable botánica hecha óleo, llena los papeles de Nuria Rodríguez (Shiras Galeria), así como los apocalípticos paisajes de Santiago Talavera (Víctor Lope). Quedan a deber la migración y la descolonización para brindar un panorama completa de los temas que más se ofertan en el actual mundillo del arte.
En cuanto a las formas, sigue el rescate del que están gozando las artes nobles. Así lo demuestran las cerámicas del sexagenario Gustavo Pérez (Memoria Madrid) o los textiles de Irina Maksymova (Gärna Art Gallery). Pero un importante grueso de las piezas expuestas se encasillan en la nueva pintura figurativa. Es verdad que la abstracción todavía resiste en el expresionismo abstracto de Lin Calle (Memoria) o el geometrismo de FOD (Juan Silió), pero son breves excepciones al pop y la figuración irónica y satírica.
Forman parte de ese grupo los surrealistas lienzos de Paul Pretzer (A pick gallery), que en algunos cuadros combina símbolos románicos con formas eróticas. Los cuadros narrativos de Penélope Clarinha (Arte Periférica) o las infantiles mujeres de Rosalía Banet (Rafael Pérez Hernando). ¿Por qué esta fijación en la representación de figuras reconocibles? El artista Norberto Gil (Berlín), ligado a la pintura que emula el diseño de interiores y la arquitectura, sugiere una respuesta: “Es el arte que más se ha comercializado”.
Comercializar, la meta principal de las galerías que reciben siempre con entusiasmo una iniciativa de este tipo, aunque sea en el verano. “Lo que suele decirse sobre los estudios de mercado de arte en España es que no está de acuerdo con el potencial económico del país. Tenemos una participación en la compra-venta internacional de obras por debajo de nuestra riqueza”, opina Álvarez. Las soluciones propuestas desde los que tratan de revertir el flujo van desde la educación hasta un mayor incentivo desde las instituciones públicas. En el camino hacia el objetivo, quedan el consumir arte por la tarde después de bañarse en el Sardinero.
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