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Radiografía de los premios literarios en España: un sistema hipertrofiado que no caduca

Se conceden más de 1.200 galardones al año y los más cuantiosos suelen recaer en autores de los sellos que los promueven. La lista de los mejor pagados la copa el grupo Planeta

El presidente del Grupo Planeta, José Crehueras, en le centro, durante la rueda de prensa celebrada en octubre de 2023 para dar a conocer detalles de las diez obras finalistas del LXXII Premio Planeta.
El presidente del Grupo Planeta, José Crehueras, en le centro, durante la rueda de prensa celebrada en octubre de 2023 para dar a conocer detalles de las diez obras finalistas del LXXII Premio Planeta.Alejandro Garcia (EFE)

Con las decoraciones navideñas puestas y el roscón de reyes aún fresco, arrancó el pasado 6 de enero la abigarrada temporada de premios literarios en España con el histórico Nadal. El galardón, que fue creado por la revista Destino en 1944 y que recayó en su primera edición en una autora desconocida y debutante, Carmen Laforet, a la que se sumaron como premiados los siguientes años escritores como Miguel Delibes, Rafael Sánchez Ferlosio o Ana María Matute, es otorgado desde 1988 por el grupo Planeta, del que forma parte el sello Destino. En 2024 lo ganó un thriller de César Pérez Gellida.

El Nadal es uno de los 12 premios de más de 30.000 euros que otorga el gran grupo editorial cada año a obras inéditas. Este 2024 además Planeta estrena una nueva convocatoria: el Paidós de ensayo divulgativo dotado con 35.000 euros, cuya entrega está prevista en 2025 coincidiendo con el 80 aniversario del sello. “Vivimos un momento dulce para la no ficción y pensamos que la fórmula para celebrar el cumpleaños era lanzar este premio para captar talento”, explica la editora ejecutiva Elisabeth Navarro.

Los premios de narrativa efectivamente han sido los que mejor retribuyen la obra de un autor. De los más de 1.200 reconocimientos que se otorgan en España, al menos 35 entregan cantidades superiores a los 20.000 euros como reconocimiento a una novela. La lista de los mejor pagados además la copan los premios promovidos por los diferentes sellos editoriales de Planeta, el mayor grupo editorial de España y de América Latina. Su política de premios es clara: cada sello convoca su propio galardón a una obra inédita.

Ahora el Paidós viene a sumarse a otros galardones de no ficción surgidos en los últimos tiempos: el Eugenio Trías de Ensayo de Galaxia Gutenberg (8.000 euros), el Anagrama de Crónica / Fundación Giangiacomo Feltrinelli (10.000 euros) o el Asteroide (7.000 euros), este último con la particularidad de que premia un proyecto. “Hay libros que no acaban de terminarse porque no hay financiación, y lo cierto es que en el mercado internacional es frecuente que se vendan obras a partir de una propuesta, no de un manuscrito terminado. En Asteroide decidí premiar proyectos interesantes. Me parece más honesto y es una manera de conseguir buenos títulos, sin entrar a quitar nada a nadie”, explica Luis Solano, que cita entre sus referentes el premio de la editorial británica Fitzcarraldo, aunque ese vaya dirigido a autores de ficción.

El otro gran conglomerado editorial del mercado en español, Penguin Random House, concentra el foco en el premio Alfaguara (160.000 euros), cuya fiesta se celebró a finales de enero; mantiene el premio Salamandra Graphic desde que adquirió ese sello; y ha resucitado el premio Lumen (entre 1994 y 1999 Esther Tusquets concedió el Femenino Lumen), que en esta nueva etapa celebra su segunda convocatoria en 2024, está dotado con 30.000 euros y está restringido a libros escritos por mujeres.

“El panorama de los premios en España es lamentable”, afirma el editor de Asteroide Luis Solano. “Es escandaloso que en el sector los libreros, editores y medios no hayamos conseguido instaurar un sistema fiable para distinguir una obra ya publicada como ocurre en otros países. Un premio debe ayudar a señalar lo mejor que se ha publicado, y no lo que las propias editoriales decidan que debe ser premiado y los demás aplaudan la operación de marketing. Tiene que haber maneras de conseguir talento fuera de esa fórmula”. Joan Tarrida de Galaxia Gutenberg sostiene que “una editorial con su dinero es libre de usar un premio para reforzar autores o robárselos a otro sello”, pero también subraya que paradójicamente faltan en España premios con gran credibilidad a libros ya publicados como el Goncourt o el Booker.

¿De verdad faltan premios? Para tratar de cubrir ese hueco de mejores obras publicadas (existe el Ojo Crítico, el Francisco Umbral o los galardones de libreros) han surgido dos nuevos muy bien dotados: los de la librería Finestres (25.000 euros para una obra en castellano y otro tanto para una en catalán) y los concedidos por Open Bank Vanity Fair (nueve categorías con premios de entre 20.000 y 30.000 euros). “La idea del proyecto Finestres siempre fue crear una librería y apoyar a los autores”, explica la reconocida scout Camila Enrich, programadora junto a Marina Espasa de la iniciativa barcelonesa. “El mundo del libro está plagado de premios que camuflan operaciones comerciales, anticipos más cuantiosos o que permiten a algunos sellos robar autores. Desde Finestres queremos apoyar a los creadores que muchas veces lo que necesitan es dinero para poder escribir sin tener que dar clase, traducir o trabajar para los medios. Por eso, además del premio que nació con la librería, pusimos en marcha cuatro becas de ensayo y el programa de residencias en la Costa Brava”. ¿Son los premios el mecanismo prevalente y casi único para apoyar a los autores en España? “Si así fuera, sería un canal bastante restringido porque se presentan, digamos, 300 y lo gana uno”, afirma el editor y crítico Malcolm Otero.

El superpoblado ecosistema de galardones en España es una anomalía, como reconocen agentes, libreros y editores. “Tantos premios a obras no publicadas es algo muy excepcional, son a veces una manera de mejorar el adelanto y garantizar la atención mediática. Y funcionan para la internacionalización de algunos escritores, como marca de prestigio, o puede que permitan un mejor posicionamiento en librerías. Son una buena forma de vestir una apuesta editorial”, señala la agente María Lynch, de Casanovas Lynch, que cuenta entre sus autores con Manuel Vilas, Mariana Enríquez o Andrea Abreu, y que representó a Javier Marías, quien rechazó los premios con dinero público. “Sólo aceptó el Nacional de Traducción, luego ya ninguno. Y tampoco se postulaba, así que recibió premios que le fueron concedidos como el Von Rezzori”.

El papel negociador de los agentes literarios en los grandes premios tiene un tinte de sospecha, como también el que un galardón de una editorial lleve parejo lo que la jerga del sector llama “contrato cesta”, es decir, varios libros. Mónica Carmona, quien trabajó más de una década en PRH como editora y llevó el premio Jaén de Novela antes de montar su agencia literaria, defiende que los premios son “una súper faja que sí tiene resultados”. Lo que un sello invierte en los galardones se traduce también en un mayor esfuerzo en distribución y promoción, afirma. A veces se da un margen de libertad, asegura, y esas convocatorias permiten descubrir autores valiosos. “Lo importante para una agencia es tener toda la información sobre los premios, las condiciones, los royalties o las campañas de promoción”, explica.

“La razón de ser de los premios es que autores que no son tan conocidos tengan posibilidad de publicar, que otros se puedan asentar y ayudarles a todos con más dinero que un adelanto”, sostiene Tarrida de Galaxia Gutenberg. ¿Pero realmente hay oportunidades para autores desconocidos? Entre tanto galardón cabe pensar que sí. Y ¿hay pastel comercial suficiente para tanto premio? “Nadie sabe ni qué premios hay ya, todos los libros parecen tener uno y cada vez ayuda menos, aunque nunca resta”, explica Verónica García, de la distribuidora Visor. Paco Goyanes, de la librería Cálamo en Zaragoza, que tiene desde hace 23 años un galardón que permite votar a sus clientes y que no implica remuneración económica para el autor distinguido (algo que subraya “su total independencia”), señala que no todos los premios funcionan en ventas y, también, que los de géneros como la poesía que conceden diputaciones o ayuntamientos son “una buena vía para ser publicado”. En los últimos años ha detectado un claro aumento en los galardones de editoriales que, además, barren hacia los autores que ya están en sus sellos. En 2024 el Alfaguara lo ha ganado Sergio del Molino, autor de ese sello, y el Biblioteca Breve, Jesús Carrasco, autor de Seix Barral desde su debut con Intemperie.

Cada año, miles de personas envían manuscritos inéditos a las convocatorias abiertas a la participación con seudónimo —en su última convocatoria, al Planeta se presentaron más de 1.100 obras y el Alfaguara recibió 800—. Y eso que es más frecuente que un autor se alce con uno de los grandes premios si ya está en nómina del grupo editorial. Así ha ocurrido al menos en las últimas cinco temporadas completas de galardones, entre 2019 y 2023, según un análisis de EL PAÍS. Los autores de la casa, aquellos que tienen todo su catálogo en la editorial o, como poco, su última novela publicada, reciben con más asiduidad los galardones mejor retribuidos (ver la tabla siguiente). Los premios también se han usado para arrebatarle autores al catálogo rival. Ocurrió, por ejemplo, en la edición de 2019 del Planeta, cuando Javier Cercas y Manuel Vilas abandonaron Penguin para levantar el trofeo de la competencia.

“Hay una cierta inflación pero ante la sobredosis informativa en la que nos movemos buscamos cualquier cosa que ayude a destacar un libro. Pero hay tantos premios, que el público conoce como mucho cinco y los del sector 10”, corrobora Ofelia Grande, la editora responsable de Siruela, un sello que sin galardón de ensayo ha dado en la diana con fenómenos como El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Siruela sí publica y organiza desde hace 18 años el premio Café Gijón (18.000 euros) de novela corta, financiado por el Ayuntamiento de Gijón. “No tenemos voto en el jurado. La editorial incorpora a su catálogo sin pagar anticipo al ganador aunque sí le paga royalties, claro. Y además el Ayuntamiento compra unos cientos de ejemplares de la obra”.

“Preguntarse si hay muchos premios en España es como plantear si se publican muchos libros. Hay demanda. Luego, podemos discutir la calidad”, defiende Juan Casamayor, fundador de la editorial Páginas de Espuma, responsable del premio Ribera del Duero, bienal, con 25.000 euros de dotación. “No había un galardón con dinero importante para libros de cuentos, tampoco hay un premio Nacional de cuento. El nuestro ha ayudado a crecer algunos escritores, da visibilidad al sello y ayuda a captar autores”, expone Casamayor, quien también organiza el Málaga de Ensayo (6.000 euros), y Galaxia Gutenberg se encarga del Málaga de Novela (18.000 euros).

Con mayor o menor trayectoria, restringidos a un género literario, organizados por las propias instituciones o a medias con algún sello, los premios con fondos públicos conforman un denso paisaje. El Ministerio de Cultura confirma que, más allá del premio Cervantes y los premios Nacionales, no tiene un registro oficial de galardones literarios que se concedan anualmente sufragados con dinero público, ya que muchos son otorgados “por otras administraciones”. “No se cuenta con esos datos en las estadísticas del ámbito del libro que elabora el ministerio”, explican por correo electrónico. En su web sí cuentan con un mapa con muchos de los premios ordenados por provincias, una herramienta que permite formarse una idea del descomunal volumen de convocatorias y cuyos datos arrojan esos más de 1.200 premios. Barcelona encabeza la lista con 161 premios, seguida de Madrid con 159 y de Valencia con 116.

Tampoco la Federación del Gremio de Editores tiene una lista de los galardones, como explica Daniel Fernández, quien rechaza a priori la idea de que haya una hiperinflación: “Con la crisis de 2008 se acabaron muchos premios con dinero público o de las cajas de ahorro. Otra cosa son los premios de las editoriales”. Todas aspiran a tener un galardón, asegura Malcolm Otero, y advierte: “En todos los premios hay intereses y equilibrios que responden a intereses extraliterarios, también el Nobel o Goncourt”.

Metodología

El Ministerio de Cultura enumera 1.264 certámenes en su mapa de premios literarios, una herramienta que ha servido de guía para elaborar la lista de los certámenes mejor pagados de este artículo, limitada a galardones otorgados a una obra de narrativa en los que se entrega 20.000 euros o más. Quedan fuera de la clasificación, por tanto, otras modalidades como la poesía o la literatura infantil. Aquí puede consultar una lista con más información, como la última obra ganadora, la autoría o si el original debía ser inédito según las bases. 

En lo que respecta a la vinculación de los agraciados con la editorial se ha limitado el análisis a los certámenes a una obra concreta de más de 25.000 euros, y solo para aquellos en los que el promotor era una editorial o esta colaboraba activamente en la publicación, según las bases. Se ha determinado que existe una vinculación previa con el grupo editorial cuando por lo menos la novela anterior se ha publicado en cualquiera de los sellos que la componen. El detalle de los motivos por los que se ha considerado como endogámico un premio en la lista de los últimos cinco años se puede consultar aquí.

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