La ausencia de los premiados marca la gala de la Unión de Actores
El sindicato replica los resultados de los Goya y condecora a ‘As bestas’ y ‘Cinco lobitos’, que se llevan cada una tres trofeos; en televisión destaca ‘La unidad’
La 31ª gala de los Premios de la Unión de Actores y Actrices españoles aconteció la noche del lunes sin pena ni gloria en el Teatro Circo Price de Madrid. Estuvo marcada por la ausencia de los actores de cine que recibieron el galardón, que por motivos de trabajo o personales no asistieron al evento. En las categorías dedicadas a las interpretaciones en la gran pantalla, apenas hubo sorpresas: el sindicato replicó los resultados de los Goya. Muchos de los ganadores hicieron hincapié en la precariedad laboral del sector (“solo el 8% de nosotros consigue dedicarse a esto”, apuntó en su discurso Iñaki Miramón, de Amar es para siempre, al recoger su premio), reivindicaron los avances por los que lucharon sus compañeros en el pasado y aplaudieron la aprobación del último estatuto del artista, que los reconoce como “intermitentes” y les otorga más estabilidad y seguridad.
Denis Ménochet y Luis Zahera, de As Bestas, consiguieron el galardón a mejor actor protagonista y secundario. Diego Anido, que interpreta al hermano de Zahera en el filme, se llevó el de mejor actor revelación, sumando así tres premios para la tensa película de Sorogoyen sobre la pugna entre un extranjero idealista y dos ganaderos gallegos desencantados. Cinco lobitos consiguió el mismo número, ya que la Unión premió a la tríada del filme de Alauda Ruiz de Azúa compuesta por Laia Costa (mejor actriz protagonista), Susi Sánchez (mejor actriz secundaria) y Ramón Barea (mejor actor de reparto), que encarnan a la hija, la madre y el padre de una familia marcada por el regreso del personaje de Costa al hogar familiar tras convertirse en madre. También emularon a la Academia al entregarle el galardón a mejor actriz revelación a Laura Galán, por su papel en Cerdita.
De las seis categorías de cine, solo dos contaron con los ganadores presentes, Zahera y Barea. Al recoger el galardón, el primero empezó así su escueto discurso: “Pues nada, muchísimas gracias. Es insoportable esto ya. En la medida de que llega todo junto”. Barea, que admitió que no se había preparado nada, porque no esperaba ganar, incluso olvidó llevarse el trofeo consigo (alguien gritó: “¡Ramón, que te olvidas el premio!”). Tampoco los receptores del título a mejor actor y actriz de una producción extranjera, Javier Bardem (premiado por su papel en Being the Ricardos y que el año pasado ganó en este mismo certamen el premio a mejor protagonista por su actuación en El buen patrón) y Ana de Armas, hicieron acto de presencia. La actriz que encarnó a Marilyn Monroe en Blonde tenía excusa: había estado la noche anterior en la gala de los Oscar en Los Ángeles.
Por lo menos hubo más interés entre los nominados de teatro y televisión. Las actrices de La unidad (Movistar +), la serie sobre un grupo de policías que luchan contra el terrorismo yihadista, Nathalie Poza y Yassmine Othman, ganaron los premios a mejor actriz protagonista y de reparto, respectivamente. Las dos pronunciaron mensajes en pos de la representación de las mujeres musulmanas en la ficción. Othman, ataviada con un caftán para honrar sus orígenes, dio las gracias a la serie “por dar voz a todas las Naima Ibrahim del mundo”. Además, se llevó el título a mejor actor protagonista Luis Callejo, por su papel en la distópica Apagón (también de Movistar +).
La particularidad de estos reconocimientos de la Unión es que son los propios actores sindicados los que se votan entre sí, algo que Lola Herrera, que recibió el premio especial a toda una vida, puso en valor: “Ningún otro premio me ha conmovido tanto como este, porque es distinto. Tiene forma de abrazo cálido. Me lo otorgáis vosotros, mis compañeros. Es emocionante sentir vuestro calor y complicidad”. A sus 87 años, la actriz de Cinco horas con Mario rememoró sus comienzos: “En 1957 (¡me siento como Tutankamon!), la vida me puso delante esta profesión por casualidad y me agarré a ella de tal manera que aquí estoy, 65 años después”.
En la categoría de teatro, Blanca Portillo obtuvo la estatuilla por su interpretación principal en la obra Silencio, de Juan Mayorga, que es la puesta en escena del discurso de ingreso en la RAE del dramaturgo. De hecho, la actriz se jactó de “tener un infiltrado en la Academia” después de que los presentadores de la gala reclamaran la utilización del lenguaje inclusivo. Portillo manifestó su amor hacia las mujeres que ejercen su oficio y contó que, curiosamente, Cinco horas con Mario (en la que actuaba precisamente Herrera) fue la primera obra que vio en directo. Alberto Velasco consiguió el galardón a mejor protagonista de nuevo por un monólogo, en este caso el independiente Sweet Dreams, creado por él mismo. Como curiosidad, los premios a mejor actor y actriz de reparto se otorgaron ex aequo (fueron Rafa Castejón, por El burlador de Sevilla; Carlos Serrano-Clark, por Muerte de un viajante; Carmen Mayordomo, por Robots universales Rossum; y Verónica Ronda, por Lo fingido verdadero).
A las reivindicaciones laborales de la gala se les sumaron otras más políticas por parte de los presentadores Almudena Puyo y Cristóbal Suárez. Acompañados por las eclécticas actuaciones musicales de Lucía Trentini, hicieron un alegato a favor del lenguaje inclusivo y de la presencia de “los cuerpos disidentes, las identidades de género y sexuales diferentes y todas las edades” en la cultura. De hecho, el premio mujeres en unión-Pilar Bardem, que otorga la Secretaría de Igualdad de la Unión, fue para Irene Montero, la ministra de Igualdad, por la elaboración de la ley trans. Para agradecerlo, Montero citó a Lorca, cuando el poeta le dijo a sus padres: “Dejadme las alas en su sitio, que yo volaré bien”.
El acto se cerró tras dos horas sin imprevistos. Los favoritos que ya ganaron en los Goya lo hicieron de nuevo. Las mejoras de las condiciones de trabajo fueron reclamadas por la Unión. Entre las intervenciones de la noche, destaca el mantra que defendió el actor Luis Bermejo (Los Santos inocentes) en su discurso: “Por mucho que pase, nunca pasa nada”.
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