Ansorena subastó por 12.000 euros un ‘alonso cano’ de los Pérez de Castro mal atribuido
El lienzo también pertenecía a la familia propietaria del supuesto ‘caravaggio’. Otras obras del pintor granadino del siglo XVII han alcanzado en el mercado un precio de hasta 200.000 euros
El eccehomo atribuido a Caravaggio, que estuvo a punto de subastarse en Madrid por un precio de salida de 1.500 euros, no era el único tesoro de la pintura barroca que escondía la subasta de Ansorena: un san Francisco de Asís del artista español Alonso Cano (Granada, 1601-1667) fue, según ha podido saber EL PAÍS, finalmente adjudicado por 12.000 euros al anticuario español José Antonio de Urbina, director de la galería Caylus y especialista en coleccionismo histórico. Al igual que ocurrió con el supuesto caravaggio, el cuadro no estaba atribuido y también perteneció a la colección de Evaristo Pérez de Castro. Y, como el caravaggio, su precio de salida (1.100 euros) fue inferior al que pueda alcanzar en el mercado, donde existen grandes fluctuaciones, aunque se ha llegado a pagar hasta 200.000 euros por una obra del autor granadino.
Tanto el caravaggio como el alonso cano están recogidos en el inventario de bienes de Pérez de Castro (1769-1849), diplomático y político liberal, uno de los autores de la Constitución de 1812, ministro de Estado y presidente del Gobierno bajo la regencia de María Cristina, importante coleccionista de arte y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se da la paradoja de que Pérez de Castro intercambió un cuadro de San Juan Bautista pintado por Alonso Cano por el eccehomo de Caravaggio en 1823, perteneciente a la Academia. El Museo del Louvre exhibe un cuadro de Goya que la mayoría de los expertos creen que es un retrato de Pérez de Castro.
“El cuadro salió como anónimo”, explica De Urbina, que desde hace más de tres décadas se dedica al coleccionismo de arte antiguo y se ha convertido en uno de los mayores expertos españoles en este campo. La obra figuraba en el lote 236 en el catálogo de Ansorena, donde aparece atribuido a la Escuela Española (siglo XVII- XIX), con un tamaño de 81x62 centímetros. El anticuario reconoce que hubiese estado dispuesto a continuar subiendo la puja. “El cuadro está igual de sucio que el supuesto caravaggio y tampoco tiene marco. Ahora mismo está en manos de un restaurador, que está haciendo el trabajo de limpieza. Es un proceso muy delicado, porque es un alonso cano tardío y la pintura se incrusta en la trama del lienzo. En el momento en que se haya limpiado, haremos la investigación con especialistas en pintura del siglo XVII y en el propio Cano”.
Este galerista y estudioso del arte antiguo explica que Alonso Cano, del que el Prado conserva 57 obras, no es un artista del que aparezcan muchos cuadros en el mercado. Dos de las últimas compras las realizó Fórum Filatélico, la sociedad que resultó ser una estafa piramidal y que acabó con sus responsables en la cárcel tras timar a más 250.000 inversores. La colección de arte de la sociedad fue liquidada junto al resto de los bienes. El Estado ejerció su derecho de tanteo sobre estos dos canos, Aparición de Cristo Crucificado a Santa Teresa de Jesús y Aparición de Cristo Salvador a Santa Teresa de Jesús, que actualmente forman parte de la colección del Prado, aunque no están expuestos. El Estado pagó 48.700 por cada uno. Ambos fueron vendidos al Fórum por el propio De Urbina por 150.000 euros cada uno.
Los precios de los cuadros de este pintor varían mucho de precio, según su tamaño, su calidad, su estado de conservación o el momento del mercado. Sin embargo, un experto en la obra de Alonso Cano, que prefiere no ser citado por su nombre y que no ha participado en la compra, señala que este lienzo en concreto es de muy buena calidad y que podría alcanzar un precio superior a los 150.000 euros una vez restaurado y confirmada la autoría.
La obra Visión de San Antonio de Padua se adjudicó por 210.500 euros en la subasta organizada por Arte Información y Gestión, en 2002. En enero de este año, Christie’s subastó dos piezas del artista con precios de salida entre los 10.000 y 15.000 euros. Sin embargo, un lienzo fue subastado por Christie’s en julio de 2020 por 13.282 euros. El Meadows Museum de Dallas —que alberga la mejor colección de arte español de Estados Unidos— anunció el pasado mes de agosto la compra de un dibujo de Alonso Cano para incorporarlo a su colección, aunque el precio no se hizo público. Otra obra salió a subasta en 2012 en Durán con una estimación de 30.000 euros, pero no se vendió, y en Abalarte, en 2017, se vendieron dos canos por 40.000 euros.
Los herederos de Pérez de Castro, que han reconocido que son los dueños del posible caravaggio que fue retirado de la subasta tras ser considerado Bien de Interés Cultural y que actualmente está en proceso de autentificación, han declinado hablar con este diario. En su lugar, han nombrado portavoz de la familia al galerista Jorge Coll. Jaime Mato, consejero delegado de Ansorena, no ha querido pronunciarse sobre los propietarios del alonso cano y señaló que no tenían mucha información de la obra. Considera que el precio de salida en la subasta está dentro del mercado.
En el catálogo del Museo del Prado, la investigadora Zahira Véliz Bomford explica que Alonso Cano fue “un artista español polifacético, que practicó la pintura, la escultura y la arquitectura” y que fue amigo de Velázquez. Como Caravaggio, también tuvo una vida complicada. Fue acusado, por ejemplo, del asesinato de su segunda esposa, investigado y sometido a tormento, aunque finalmente absuelto. Véliz Bomford considera que Cano “en interpretaciones de la Pasión, como Cristo atado a la columna (Prado), cargado de trágica dignidad, ofrece algunos de los más logrados tratamientos de la anatomía humana en la pintura española”. “La etapa final de su vida en Granada está marcada por algunas de sus obras más conmovedoras, pero también por una relación tormentosa con el cabildo catedralicio. Entre 1657 y 1660 estuvo de nuevo en Madrid, y de esos años datan San Benito en la visión del globo y los tres ángeles y San Bernardo y la Virgen (ambas del Prado), en las que la geometría de diagonales demuestra su talento para destilar la iconografía esencial y plasmarla en una composición serena y elegante”.
Babelia
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