El supuesto ‘caravaggio’ pertenece a la familia Pérez de Castro, de gran tradición artística y política
Los dueños del cuadro cuya subasta fue suspendida descienden de un redactor de la Constitución de 1812 y de un arquitecto del Valle de los Caídos. Han contratado a un anticuario para el estudio y restauración del lienzo
La familia Pérez de Castro Méndez, responsable de la escuela de diseño y moda IADE y cuyos integrantes descienden de Evaristo Pérez de Castro, redactor de la Constitución de Cádiz en 1812, es la misteriosa propietaria del supuesto caravaggio que iba a subastarse el pasado 8 de abril en la Casa Ansorena de Madrid, según ha confirmado a EL PAÍS Jorge Coll, consejero delegado de Colnaghi, uno de los anticuarios más importantes del mundo. Coll pasará a gestionar de manera directa “el estudio, la restauración y cualquier otra gestión” relativa al cuadro, una herencia familiar que los tres hijos de Mercedes Méndez Atard (casada con Antonio Pérez de Castro), artista e hija de Diego Méndez, arquitecto del Valle de los Caídos, decidieron poner a la venta a través de la casa de subastas.
La pintura, en un primer momento atribuida al círculo del pintor José de Ribera, fue declarada inexportable por el Ministerio de Cultura el mismo día en que iba a celebrarse la subasta. Posteriormente fue protegida como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid después de que el Museo del Prado elaborara un informe en el que concluía que existen “razones fundadas y documentales” para atribuir la obra al pintor italiano del Barroco. Por esta razón Coll se trasladará a España desde su residencia en Londres para coordinar el estudio y análisis de la obra con “expertos en Caravaggio”, según ha explicado.
“La familia hizo su estudio de mercado y por eso nos han contratado”, añadió Coll; “quieren tener la tranquilidad de saber quién es el autor”. Pasadas las once de la noche de este jueves, los Pérez de Castro han enviado un comunicado en el que agradecen “el interés que ha suscitado entre conservadores y coleccionistas en los últimos días” la obra y se remiten para cualquier declaración al anticuario. El cuadro está en Madrid, asegura Coll, que se limita a explicar que “se guarda en un sitio con las condiciones que necesita de seguridad y conservación”. Colnaghi colaborará con el Estado y las instituciones culturales como el Museo del Prado que se involucren en el estudio de la obra.
Antes de ser entregado a Ansorena para la subasta, el cuadro colgaba en un inmueble del barrio de Salamanca de Madrid. El supuesto caravaggio llegó a esta familia a través de su marido, Antonio Pérez de Castro. Una herencia que, como contó Jaime Mato, consejero delegado de Ansorena, en una entrevista con el diario Abc, había sido catalogada como “un ribera” en “una expertización hace unos 15 años”.
Esa atribución es la misma que apareció en el catálogo de la subasta que Ansorena publicó a mediados de marzo para anunciar la venta y la que determinó que el precio de salida fuera de 1.500 euros. Una cantidad que, según todos los expertos consultados, sería “ridícula” incluso si finalmente los estudios determinasen que no se trata de un caravaggio, debido a la calidad de la obra y pese al mal estado de conservación. La subasta no se llegó a producir. Ansorena aseguró en un comunicado que días antes había llegado a un acuerdo con los propietarios para retirar el cuadro; si bien Cultura decretó la inexportabilidad horas antes de que comenzara.
Dos grandes sagas
Méndez Atard se define, en una entrevista publicada en la página web del IADE, como una artista con gran interés por la escuela Bauhaus y el color. Estudió Arquitectura como su padre, Diego Méndez, que fue desde 1940, en los inicios del franquismo, consejero de Patrimonio Nacional y consejero de Arquitectura del Patrimonio Nacional, además de convertirse en 1943 en el arquitecto de la Casa Civil del Jefe del Estado. Méndez se encargó de terminar la obra del Valle de los Caídos. En 1957, en una entrevista, contaba que lo más difícil del gigantesco monumento fue la cruz de más de 200.000 toneladas: “Fue nuestra pesadilla”. Su hija, según relató en la entrevista, no pudo terminar la carrera porque decidió dedicarse a su familia. Eso no impidió que trabajara como profesora en el colegio Santa Helena y en la escuela de pintura del centro IADE.
Por el otro lado de la familia, desde la parte de Antonio Pérez de Castro, marido de Mercedes Méndez, el rastro lleva a Evaristo Pérez de Castro, un liberal que actuó como secretario de la Mesa de las Cortes en su histórica sesión inaugural de 24 de septiembre de 1810 en Cádiz, en la que defendió la libertad de imprenta. Fue, además, uno de los 13 vocales de la comisión a la que las Cortes encomendó elaborar el borrador de una Constitución que se conocería como la Constitución de Cádiz (o la Pepa, por haberse aprobado el día de San José de 1812). En marzo de 1820 fue nombrado ministro de Estado en el primer Gobierno constitucional, cargo que ocupó un año. Después fue, entre 1838 y 1840, presidente del Consejo de Ministros. Según el Diccionario Biográfico Español, fue “sacrificado por la regente María Cristina. Pérez de Castro abandonó la presidencia del Gobierno el 18 de julio de 1840″.
Los tres hermanos Pérez de Castro Méndez desempeñan varios puestos de responsabilidad en el IADE, según aparece en la web de este centro dedicado al arte y el diseño. Antonio, subdirector de esta institución, se define en su cuenta de Instagram como escultor, diseñador y profesor. Su hermano Diego es el director general y Mercedes es coordinadora de Diseño de Interiores en IADE.
Uno de los familiares, elegido como representante, tendrá que acreditarse como portavoz ante Patrimonio Cultural de Madrid para así concretar una visita al cuadro, siempre con el asesoramiento de Coll. A este primer análisis acudirá un equipo formado por técnicos de la Comunidad, el Museo del Prado y, si fuera necesario, la Academia de Bellas Artes de San Fernando, según explican fuentes del Gobierno regional. Un encuentro al que ahora también acudirá Colnaghi.
La categoría de BIC implica una serie de responsabilidades para esta familia. La Comunidad de Madrid no tutela la obra, pero sí debe garantizar que los propietarios cumplen con los requisitos de conservación. Además, en caso de que decidan trasladar la pintura, exponerla o restaurarla, los dueños deben informar a la Administración. Si optaran por la venta, el Estado tendrá derecho de tanteo en un plazo de dos meses con el precio que la familia establezca. El análisis del cuadro queda ahora en manos de Colnaghi, aunque el Ministerio de Cultura solicitó a la Comunidad que sea el Prado el que se encargue de este estudio (podría durar años) para determinar si se trata de un caravaggio perdido hace más de cuatro siglos que pudo llegar a España desde Nápoles.
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