El Prado ve “razones fundadas” para atribuir el eccehomo a Caravaggio
Un extracto del estudio del museo recogido por la Comunidad de Madrid ofrece detalles sobre la posible autoría del cuadro que iba a ser subastado por Ansorena por 1.500 euros y que ya es Bien de Interés Cultural
El Museo del Prado considera que “existen fundadas razones formales y documentales” para considerar que el cuadro cuya subasta paralizó el Ministerio de Cultura el 8 de abril “es probablemente obra original de Michelangelo Merisi di Caravaggio”. Esta es la conclusión del informe que envió el pasado jueves al Ministerio de Cultura y a la Comunidad de Madrid, extractado en la resolución publicada este miércoles en el boletín oficial de la administración regional (BOCM), por la que el supuesto caravaggio, en un principio atribuido al círculo del pintor José Ribera, ya es Bien de Interés Cultural (BIC). Es decir, la pintura, en posesión de Ansorena, que iba a ser subastada con un precio de salida de 1.500 euros, no solo no se podrá exportar —como ordenó Cultura horas antes de que fuera vendida—, sino que a partir de este miércoles queda protegida de manera oficial por la Dirección General de Patrimonio de Madrid que el pasado viernes ya había tramitado la protección legal. La Comunidad sigue a la espera de que la casa de subastas le entregue la información sobre los propietarios de la pieza y se concrete una visita para poder valorarla. Ansorena tiene un plazo de 10 días desde el pasado lunes para responder.
En la resolución del boletín oficial de la Comunidad de Madrid aparece un resumen del informe del Prado en el que se describe de manera pormenorizada el cuadro. “La imagen parece corresponder iconográficamente, más que a la coronación de espinas [el título con el que se ofertó en el catálago de Ansorena], a la expresión barroca del Ecce Homo, Ostentatio Christi o presentación de Cristo al pueblo por Pilatos narrada en el Evangelio según San Juan, un tema iconográfico paradigmático en la expresión de los valores de la Contrarreforma, contexto histórico en el que se inserta”, se lee en la resolución. Un detalle que refuerza la idea de que no solo se trató de un posible error de atribución, sino que durante el proceso de tasación y valoración del cuadro también hubo fallos en la descripción de la temática del cuadro. En el documento del Prado recogido por la Comunidad de Madrid se describe con precisión la escena del cuadro protagonizada por “un Jesucristo doliente”, Pilatos y “un personaje (probablemente un soldado, si bien en la imagen y debido a la suciedad que presenta la obra no se aprecian bien sus características) que va a colocar sobre sus hombros un manto púrpura”.
En la documentación que el museo elaboró durante varias semanas, según pudo saber EL PAÍS por fuentes conocedoras del proceso, se plantea que “esta pintura podría estar relacionada con el coleccionismo de los virreyes de Nápoles del siglo XVII”. Es decir, no con el círculo del pintor Ribera, como aparece en el catálogo de Ansorena. La pinacoteca plantea que el cuadro puede corresponder a la época (siglo XVII) en que obras de Caravaggio formaron parte de “la colección del secretario de la corte de Nápoles don Juan de Lezcano, la cual pasó sucesivamente a la del virrey conde de Castrillo, con la que habría llegado a Madrid”.
En el caso de que no fuera finalmente obra de Caravaggio, existe acuerdo entre los especialistas en la materia en que la pintura, de alta calidad, respondería con seguridad a uno de sus más inmediatos seguidores
Según varios especialistas, como la experta en el pintor italiano del Barroco Maria Cristina Terzaghi contó a este diario, en el inventario de Lezcano había “un eccehomo con Pilato que lo muestra al pueblo, y un sayón que le viste de detrás la veste purpúrea”. Esos son los personajes que aparecen en la pieza que iba a subastar Ansorena. La colección de Castrillo tenía “un Heccehomo de zinco [sic] palmos con marco de evano [sic] con un soldado y Pilatos que le enseña al Pueblo y es original de Micael Angel Caravacho (conforme recogen las publicaciones de Antonio Vannugli en 2009 y Belén Bartolomé en 1994)”, según el informe del Prado. Estos datos permiten al museo concluir que “según la obra de Vannugli, la pintura citada en las fuentes no correspondería al Ecce Homo atribuido a Caravaggio que se conserva en la actualidad en el museo de Palazzo Bianco de Génova con número de inventario PB 1638″. De esta manera, el museo añade una nueva incógnita a una pieza que, en las propias palabras de la institución, “presenta una controversia tanto por su autoría como por su procedencia”, desde hace años.
La verificación
La Comunidad de Madrid ha iniciado el procedimiento para determinar la autoría del cuadro. Cultura solicitó al Gobierno regional este lunes que permita al Museo del Prado analizar la obra. La región anunció que “prevé colaborar” con la pinacoteca y, además, una vez conozca la identidad de los dueños del cuadro y su residencia, solicitará al Prado que elija personal técnico cualificado para que participe en la visita presencial que deberá realizarse en la segunda quincena del mes de abril, una vez Ansorena comunique detalles de la propiedad.
“En el caso de que el bien objeto de declaración no fuera finalmente obra de Caravaggio, existe acuerdo entre los especialistas en la materia en que la pintura, de alta calidad, respondería con seguridad a uno de sus más inmediatos seguidores”, se lee en la resolución de la Comunidad de Madrid que deja clara la relevancia de la pieza. “No existen dudas de que la pintura constituye un magnífico testimonio del primer naturalismo italiano, una escuela que ejerció una gran influencia en todo el arte europeo. La técnica estilística, el protagonismo de los primeros planos de los personajes, el realismo de modelos humanos, el contraste lumínico y la sobriedad compositiva configuran la obra como un exponente de gran interés de la pintura italiana naturalista del siglo XVII”, concluye el boletín oficial.
Babelia
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