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MARÍA JIMENA DUZÁN | PERIODISTA COLOMBIANA

“Acabar una guerra es lo más difícil, prenderle fuego es lo más fácil”

La autora del libro 'Santos: paradojas de la paz y del poder' analiza los desafíos que enfrenta Colombia tras medio siglo de conflicto armado

Francesco Manetto
La periodista María Jimena Duzán, en el salón de su casa.
La periodista María Jimena Duzán, en el salón de su casa. CAMILO ROZO

Todavía no había cumplido cuatro años cuando en 1964 un movimiento colombiano de autodefensa campesina liderado por un joven llamado Pedro Antonio Marín, más tarde Tirofijo, formó el embrión de las FARC. A los 16 comenzó a escribir en el diario El Espectador y, desde entonces, María Jimena Duzán (Bogotá, 1960), hoy columnista de la revista Semana, es un símbolo de la resistencia del periodismo frente a la violencia. De su capacidad para ver los matices, denunciar atropellos y fiscalizar al poder en medio de un conflicto armado. La historia reciente de Colombia, golpeada por una guerra que dejó 220.000 muertos y seis millones de desplazados, ha acompañado su trabajo y su experiencia vital. Perdió a su hermana, asesinada por paramilitares, fue víctima de amenazas, pero nunca renunció a la pasión por contar lo que mueve a su país.

Los acuerdos de paz alcanzados en 2016 por el expresidente Juan Manuel Santos con la guerrilla más antigua de América son la materia prima de su último libro. En Santos. Paradojas de la paz y del poder (Debate, 2018), que acaba de editarse en España, Duzán traza un mapa que ayuda a desentrañar lo que sucedió, las idiosincrasias de la sociedad, los retos del nuevo Gobierno y la figura del premio Nobel de la Paz. Este pasó el testigo en agosto a Iván Duque, que ganó las elecciones impulsado por el exmandatario Álvaro Uribe y un discurso crítico con los acuerdos. Se fue en un momento de máximo desgaste a pesar de haber logrado la desmovilización de más de 13.000 guerrilleros. ¿Qué ocurrió?

Si bien el periodismo está en una situación mejor que hace 30 años, tiene unos desafíos muy complejos

"Yo creo que la historia va a juzgar con cierta generosidad a Santos, pero va a ser de manera muy paulatina", razona la periodista en el salón de su casa, en el norte de Bogotá. "Siempre le he comparado con la figura de Gorbachov, fundamental para entender la Guerra Fría, por qué se desactivó y después se cayó el Muro de Berlín. Sin embargo, cuando uno va a mirar la opinión que tienen los rusos de Gorbachov es una opinión muy contradictoria, con unos altísimos índices de impopularidad. De alguna manera esa paradoja atrapa a Santos aquí. Hay gente que lo detesta porque supuestamente le entregó el país a las FARC, al terrorismo, al castrochavismo. Esa fue una mentira que se volvió verdad y que caló", considera.

Ese fue el relato, "un algoritmo" alentado por la derecha, que se convirtió en "una verdad pública". "Aunque sea mentira, eso afecta profundamente a la imagen de Santos y explica por qué, por ejemplo, perdimos el plebiscito", continúa sobre la consulta convocada para avalar el resultado de las negociaciones. El expresidente, en su opinión, cometió varios errores y uno de ellos fue precisamente ese referéndum que le obligó a cambiar algunos términos de lo pactado. "Y lo cometió precisamente porque no sabía cómo combatir a su némesis, que siempre ha sido Álvaro Uribe", reflexiona. No obstante, cree que "su legado va a ser importantísimo sobre todo si el acuerdo termina siendo considerado por la sociedad como de ella, si la sociedad lo acoge".

Aquí no solamente se hizo un acuerdo para desmovilizar una guerrilla sino para hacer una cantidad de reformas

Para lograrlo es crucial, según Duzán, dar ahora otra batalla que conduzca a una verdadera transición de Colombia. A diferencia de lo que pasó en otros procesos de paz, "aquí no solamente se hizo un acuerdo para desmovilizar una guerrilla sino para hacer una cantidad de reformas, que habían sido aplazadas por la guerra o por los intereses de unos élites políticas y económicas". De la urgencia de una reforma agraria a la reducción de la desigualdad o la articulación de unas zonas rurales donde el Estado nunca ha estado presente. "A eso me refiero cuando digo que una vez firmado el acuerdo y se produce la desmovilización de las FARC nos toca ahora construir la paz. ¿Cómo se construye? Implementando los acuerdos. ¿Qué problema hay? El presidente ganó con la bandera de que esos acuerdos le entregaban el país al castrochavismo. Él dijo varias veces y yo le he llegado a creer que no quiere hacer trizas los acuerdos, sino modificarlos. El problema es que esas modificaciones pueden volver perfectamente trizas los acuerdos", asegura.

El riesgo, quizá el principal, es el interés de dividir al actual partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, que ya se sienta en el Parlamento, y sus bases. "Decir que ellos van a hacer todo lo posible para reincorporar a la base, pero a los cabecillas no… Resulta que el acuerdo dice todo lo contrario, que los jefes pueden estar en el Congreso y que tienen que ir a elecciones. ¿Qué hacemos? Esos señores ya están en el Congreso. Yo le diría al presidente Iván Duque que no cometa ese error, dividir a la FARC, porque ahí se puede fácilmente cocinar una nueva guerra. Acabar una guerra es lo más difícil, prenderle fuego es lo más fácil".

Pese a que los índices de violencia estén volviendo a subir, todavía estamos muy lejos de tener las dimensiones de hace 20, 30 años

Con todo, es evidente que Colombia ha cambiado en los últimos dos años. Lo refleja también la sociedad. Los principales pulsos políticos al nuevo Gobierno no tienen que ver con el conflicto, sino con las demandas de la comunidad educativa, que reclama más presupuesto, o con la subida del IVA. La transición hacia la normalidad ya ha comenzado. "Yo sí creo que a pesar de que en Colombia ganó las elecciones el Centro Democrático [el partido de Duque], la situación política y social es muy distinta a la de hace seis u ocho años. Primero, porque el acuerdo no fue exitoso para las FARC electoralmente, la FARC entró a la política pero perdió las elecciones, lo que derrota el argumento de Uribe". Además, prosigue Duzán, "hay una nueva capa de liderazgos, figuras como Claudia López, que no oculta su condición sexual, hasta Gustavo Petro, que es exguerrillero". Colombia, en definitiva, "transita hacia la normalidad por un lado y por otro tiene un Gobierno que quiere devolvernos al pasado". "Duque sabe eso, pero tampoco nos ha demostrado adónde nos va a llevar", critica.

- Usted ha trabajado durante décadas acorralada por el conflicto, que terminó. ¿Es optimista?

- Yo sigo siendo optimista, porque esta nueva ciudadanía es imparable. Pese a que los índices de violencia estén volviendo a subir, todavía estamos muy lejos de tener las dimensiones de hace 20, 30 años. El acuerdo acaba con la lucha armada. Soy optimista porque creo que este acuerdo abrió el sistema. ¿Va a ser difícil? Yo creo que sí. Pero los cambios que se tienen que hacer hoy son totalmente imparables y creo que tenemos los liderazgos adecuados para hacer esos cambios.

- ¿Cuáles son sus temores?

- Le tengo miedo a lo que decía Hannah Arendt, a terminar gobernados por los algoritmos.

Es viernes por la tarde y la periodista pide disculpas. Tiene que hacer la maleta y subirse a un avión para viajar a uno de esos territorios rurales aún alejados del Estado. Una de esas Colombias en las antípodas de Bogotá, donde siempre hay una historia que contar. Ya en el coche, camino del aeropuerto de El Dorado, se reanuda la conversación.

- ¿Es más fácil ser periodista hoy?

- Si bien el periodismo está en una situación mejor que hace 30 años, tiene unos desafíos muy complejos. El primero, es el altísimo grado de polarización. A mí no me choca la polarización, me parece que es parte de la gran ventaja que tienen las democracias de discutir y tener ideas distintas. Pero cuando la polarización va de la mano de la agresividad y la estigmatización es muy peligrosa. Y eso es lo que está pasando, no solamente en Colombia. Aquí sobre todo ocurre con los periodistas que hemos sido críticos del uribismo. Las campañas son soterradas, a través de las redes.

Duzán ha sufrido ataques durísimos, a menudo revestidos de machismo, y a pesar de las amenazas cree que el periodismo hoy debe luchar contra la autocensura. "Nosotros fuimos una generación que arriesgó mucho, se enfrentó al narcotráfico, a los paramilitares y a las FARC. Hoy estoy viendo que se ha adoptado una posición más cómoda y los que se atreven a salir de esas fronteras son considerados como locos". Y cruzar esas lindes debe seguir siendo el objetivo de este trabajo.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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