Los insectos se comen un retablo de Vigarny en una iglesia en Burgos
Los vecinos de Cardeñuela Riopico intentan recaudar 50.000 euros para salvar la obra del escultor, uno de los más importantes del renacimiento español
Los insectos se comen un retablo del escultor francés Felipe de Vigarny en Castilla y León. La obra, tallada en madera en el siglo XVI, resiste en el altar de la iglesia de Cardeñuela Riopico, un municipio de 128 habitantes por donde pasa el camino de Santiago. La pieza fue realizada para una de las capillas de la catedral de Burgos y vendida a la parroquia de Santa Eulalia hace más de 300 años. Desde octubre de 2017, una asociación de vecinos impulsa iniciativas para recaudar los 50.000 euros necesarios para conservar lo ha sobrevivido del retablo hasta hoy.
A 13 kilómetros de la ciudad de Burgos, en una iglesia que abre solo los domingos para la misa de las 11, el retablo se exhibe con parte de su estructura afectada por la carcoma. La pieza, que fue encargada al escultor francés por el canónigo Gonzalo Díez de Lerma en 1523 para su sepulcro en la catedral de Burgos, "es una de las producciones singulares del maestro Vigarny, uno de los más importantes escultores del renacimiento español", explica René Payo, vicerrector de Cultura de la Universidad de Burgos. "Está ligado con retablos como el de la capilla de los Reyes [en Granada]", señala.
"En el estado en que se encuentra ahora, no tiene ninguna relevancia", lamenta Rosa Tera Saavedra, conservadora y restauradora de la empresa Batea, que ha analizado la obra. Cuando el retablo renacentista se vendió en 1750 a la parroquia de Cardeñuela Riopico, se trasladaron las escenas, sus nichos y parte de la estructura, pero se colocaron "sin orden ni criterio". Lo que ahora se sostiene en el altar de la parroquia es un conjunto de seis metros de alto y 5,7 de ancho, sin remate, conformado por elementos originales y algunos añadidos barrocos que se colocaron para fijar el retablo. "Quedan restos de aquel esplendor, pero son solo restos", explica Tera Saavedra. "La madera está muy debilitada y la policromía, las capas de pintura sobre la madera, en muy mal estado", apunta la conservadora.
Para evitar que el deterioro avance, los vecinos del pueblo se han propuesto recaudar los 50.000 euros que necesitan para conservar lo que hay: reforzar los ensamblajes, fijar la policromía, limpiar y endurecer la madera. Tara Saavedra va más allá: "Lo interesante sería poder reconstruir la forma que podría haber tenido el retablo en el Renacimiento, con una réplica del cuadro en el centro [La Sagrada Familia, de Sebastiano del Piombo, que permanece en la catedral de Burgos]". Pero ese proceso es más difícil, apunta la experta, y no puede presupuestarse hasta que no se desmonte toda la estructura.
"Queremos que las autoridades se impliquen porque nosotros vamos a tardar", dice la presidenta de la Asociación Pro-Retablo
"Es poco [dinero] para todo lo que hay que hacer, pero mucho para nuestras posibilidades", apunta Gloria Burgos, teniente de alcalde del pueblo y presidenta de la asociación vecinal Pro Retablo. Los vecinos han abierto una cuenta bancaria para recibir donativos y depositar el dinero que ganan organizando diferentes actividades, como mercadillos con ropa, vajilla o juguetes que donan los propios habitantes del municipio, comidas o rifas. Llevan recaudados unos 4.500 euros y esperan alcanzar los 6.000 para fin de año.
También han tocado todas las puertas. La comisión de Cultura de la Diputación Burgos afirma que no cuentan con la partida para cubrir los costes –"es un retablo muy importante, pero es uno más de los que hay en Burgos"–; la Junta y el Arzobispado les han hecho promesas, según aseguran, que esperan que se materialicen; una empresa privada les ha regalado un jamón para rifar en Navidad. "Queremos que las autoridades se impliquen un poquito porque nosotros vamos a tardar", señala la teniente de alcalde. Los vecinos reconocen el valor de su retablo, la única obra de Vigarny que salió de la catedral. Por eso, Burgos insiste: "Para el pueblo es un referente muy grande. No queremos que deje de existir".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.