El festival de música que despierta los sentidos en México
Este fin de semana culmina el segundo Festival de Música y Ceguera, que busca difundir el patrimonio musical de compositores ciegos y promover la conciencia social en torno a la ceguera
Se apaga la luz y solo queda la música. Hay cuatro músicos en el escenario. Ninguno de ellos ve por las vendas que cubren sus ojos. Uno de los músicos es ciego desde niño. Sin embargo, dirige la orquesta. Con bastón en mano, lleva a los que ven hasta dejarlos en su lugar, al lado de su instrumento. También dirige con su respiración como si esta fuera la batuta. Y todos comienzan a tocar. Eduardo Ibarra es pianista de jazz y guitarrista clásico ciego, licenciado en Música por la UNAM y maestro en Pedagogía del Arte.
El pianista sumergió a la audiencia del segundo festival Música y Ceguera en una ceguera temporal. Con la luz apagada nadie podía utilizar su teléfono, ver a su acompañante o distraerse con los detalles sobre el escenario. Estaba la música y nada más. Justo como él vive su día a día.
Para las personas que no pueden leer en tinta existe un procedimiento de escritura musical que fue elaborado por Luis Braille de forma paralela al código para el texto. El método creado por Braille se basa en un sistema de puntos en relieve organizados en "celdillas" formadas por grupos de seis puntos dispuestos en dos columnas contiguas de tres. Gracias a esta metodología es que los ciegos y débiles visuales tienen la oportunidad de aprender música.
“Empecé a tocar de oído, pasaron casi diez años para que yo conociera la musicología braille, fue hasta la secundaria que la conocí gracias a un maestro de piano de la Escuela de Ciegos de Coyoacán, en Ciudad de México”, cuenta Ibarra, quien también es fundador del festival Música y Ceguera, cuya organización promueve el interés y la conciencia social en torno a la ceguera a través de la música.
El festival Música y Ceguera busca reconocer y fortalecer la participación de intérpretes con discapacidad visual en la escena profesional y difundir el patrimonio musical de compositores ciegos como Louis Vierne, Jean Langlais, Rudolf Braun, Francesco Landini, Antonio de Cabezón o Joaquín Rodrigo, talleres sobre musicografía de braille, conferencias sobre tecnologías accesibles y cuentacuentos.
Lorena Peugnet, clavecinista y también directora del festival, afirma que el objetivo es “apoyar a músicos ciegos profesionales y mantener viva la inquietud de la conciencia sobre la inclusión de las personas con discapacidad en las artes”. “Luego de conocer a Eduardo, comenzamos a relacionarnos con otros músicos ciegos y vimos que en México faltaba una organización que los apoyara y mantuviera viva la inquietud de la conciencia sobre la inclusión”.
El festival cierra este domingo en la Biblioteca Vasconcelos con actividades para toda la familia y de entrada libre, previo registro. El viernes se tiene previsto un taller de musicografía para ciegos, una ponencia: “Pedagogía práctica: la partitura y el instrumento”, a cargo de Raúl Thais; un taller de braille, una conferencia sobre ediciones con el sistema de lectura y escritura pensado para personas ciegas, otro de cuento, tinta y tacto con Valeria Guzmán, escritora ciega y cantautora. También se celebrará un concierto de piano con el español Adrián Rincón, pianista y estudiante de dirección de orquesta.
El sábado, Abdiel Jiménez, licenciado en educación musical y guitarrista ofrecerá un taller inclusivo para niños; habrá lecturas en voz alta, conciertos con jóvenes pianistas, talleres de musicografía - un sistema de lecto-escritura ideado por el mismo Braille para escribir y leer notación musical - y clase magistral con Juan Pablo Horcasitas, pianista en Lighthouse Guild, de Nueva York. Finalmente, el domingo el festival dice adiós con la presentación de libros infantiles, intervenciones musicales y una Biblioteca Humana con los invitados.
“Tenemos afluencia muy fuerte, músicos que vienen de Barcelona, de Madrid, de Nueva York y del interior de la República Mexicana y, ahora, el arte invitado es la literatura”, señala Ibarra, quien por algunos minutos enseñó a su audiencia a disfrutar la música como él lo hace, sin distracciones.
Babelia
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