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OBITUARIO

Marie-Claire Alain,la gran dama del órgano

La instrumentista francesa, una de las mejores organistas del siglo XX, tocaba de memoria y con gran precisión técnica

Marie-Claire Alain en una imagen de los ochenta.
Marie-Claire Alain en una imagen de los ochenta.J. SARRAT (CORBIS)

Con la muerte el 26 de febrero de Marie-Claire Alain, Europa pierde una de las mejores organistas del siglo XX. Ella es la continuadora de la gran tradición decimonónica francesa, la de los Saint-Saëns, Alexandre Guilmant, Charles-Marie Widor, Henri Libert, Louis Vierné, Marcel Dupré, y su gran estrella, el belga parisiense Cesar Franck.

Marie-Claire Alain nació el 10 de agosto de 1926 en el real sitio de Saint Germain-en-Laye, el mismo lugar que vio nacer al genial Claude Debussy. Su padre, Albert Alain, fue organero y compositor, alumno de Guilmant y de Fauré. Sus hermanos Jehan, Odile y Olivier fueron músicos notables, en especial Jehan (1911-1940), alumno de Dupré en el Conservatorio de París y que fue guía musical de su pequeña hermana Marie-Claire. Si su hermana Odile, soprano y pianista destacada, falleció pronto en un accidente de montaña, su querido hermano mayor pereció durante la II Guerra Mundial. Ella le guardó un enorme cariño y admiración a sus composiciones organísticas, aunque también compuso dos oratorios, entre ellos, el titulado Tobie, muy influido por Debussy. Durante dos años, Marie-Claire recibió lecciones de Gaston Litaize, compositor organista en Nancy y profesor en el instituto de jóvenes ciegos.

La organista intervino en el Auditorio Nacional de Madrid dentro del II Ciclo de Órgano. Tocó tres espléndidas piezas de su añorado hermano Jehan, las Letanias el Coral dorio y las Variaciones sobre un tema de Clément Jannequin, el célebre maestro renacentista autor de La guerre (Batalla de Marignan). Pero además de dedicar una parte a lo francés, desde Couperin a Vierné, pasando por Cesar Franck, programó por otro lado, a la gran escuela alemana: Dietrich Buxtehude, Georg Böhm y Johann Sebastian Bach. De este último realizó tres grabaciones a lo largo de su vida en el sello Erato con la totalidad de su obra organística, las últimas en órganos suizos y daneses, y la segunda en órganos de diferentes ciudades holandesas.

Su insistencia en una labor ya realizada es buena prueba de su búsqueda de lo auténtico, bien conocida por todos sus alumnos, entre los que figura Guy Bovet. La claridad en la manera de tocar de Marie-Claire Alain, iba en paralelo a su honradez profesional y su afán de superación. Sus giras abarcaron más de dos mil conciertos por todo el mundo, por fortuna sus grabaciones, más de 220, nos permitirán disfrutar de la limpieza de su estilo, la elegancia del fraseo y lo certero de su arte en el manejo de los registros del órgano. Tocaba casi siempre de memoria y de ese modo grabó sus integrales de Buxtehude, Pachelbel, Böhm, Couperin, Mendelssohn, Cesar Franck y su querido hermano Jehan Alain, en cuya memoria Maurice Duruflé compuso su Prelude et fugue sur le nom d’Alain Op. 7. También grabó toda la obra para órgano de Händel, Haydn y Vivaldi.

Su detallada atención a cualquier aspecto ornamental o de articulación se emparejaba con una admirable precisión técnica. Los premios y reconocimientos a lo largo de tantos años de ejercicio son muy numerosos y las Universidades de Dallas y Colorado le concedieron el título de honoris causa.

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