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Tras las voces del enigma cubano

En ‘Ya tú sabes’, la periodista y escritora argentina Gabriela Esquivada bucea con fluidez en la complejidad del ser isleño

Federico Rivas Molina
La escritora y periodista argentina Gabriela Esquivada.
La escritora y periodista argentina Gabriela Esquivada.Alejandra López

Gabriela Esquivada (Buenos Aires, 1967), es escritora, periodista, editora y curiosa. La curiosidad la llevó a dejarse sorprender como una niña que ve todo por primera vez, humilde ante lo que no entiende y entusiasmada ante cada rompecabezas que arma. Quién haya viajado alguna vez a Cuba sabrá que se trata de “un lugar muy distinto, ni mejor ni peor, donde tendrás que prestar mucha atención”, como le dijo a Esquivada “una viejita” que se cruzó por allí. “Fue el mejor consejo que me dieron”, dice la autora de Ya tú sabes. Expedición al enigma cubano (Debate), recién presentado en Buenos Aires. Con esa atención, la autora retrata en toda su complejidad a Cuba y, sobre todo, a los cubanos, desde el peor momento del período especial, en 1994, hasta la apertura que supuso el acercamiento con Washington.

“Intento un perfil de Cuba porque es un lugar extremadamente complejo que se simplifica mucho”, cuenta Esquivada. Para entender el enigma, la autora viaja a Cuba primero como compañera sentimental de un cubano exiliado. En esos viajes tomaba apuntes en una libreta, “como quién escribe en un diario íntimo, pero sin saber mucho para qué”. Luego, ante la evidencia de que estaba ante un libro cargado de historias, decidió pedir una visa de periodistas y se instaló en la isla durante un mes. Así logró una pléyade de personajes arquetípicos –el Poeta, la Señora que Alquila, la Reina o la Otra Productora de Televisión– que poco a poco dibujan ese mapa que es hoy Cuba. Como contexto, leyó decenas de libros sobre Cuba con obsesión académica, “el background necesario para entender y contar los casos que están en el libro”, dice Esquivada.

El resultado de tanto esfuerzo han sido 300 páginas que se leen con vértigo, cargadas de personajes e historias que poco a poco dan cuenta de eso que el mundo conoce como “la revolución”. “En Camgüey, la lisura del terreno permite bicitaxis y coches tirados por caballos. Como el que lleva una lata de combustible encendida detrás, junto a la escalera armada con hierros soldados (…) La luz del coche es un requisito para que pueda circular y también la señal que permite que el Poeta lo vea en la oscuridad de la noche y le haga señas (…) La conversación entre el Poeta y el Cochero se interrumpe porque al dar la vuelta en U, ven el choque de un camión contra otro coche, que hiere al caballo; para cortarle la hemorragia de una arteria usan un alicate”, escribe Esquivada. El tono de novela se mezcla con párrafos de rigor histórico, para entender de donde viene todo aquello.

Así, Ya tú sabes –“una frase común que lo dice todo sin de decir nada”– describe el hambre de los 90, cuando la Unión Soviética dejó de financiar a la revolución “y desde hotel Habana Libre, en un piso alto, veía el hospital iluminado, mi hotel y todo el resto de la ciudad a oscuras”. Luego, como en una novela que se construye a través de las voces de los personajes-testigos, aparecen el retiro y la muerte de Fidel Castro, el ascenso al poder de su hermano Raúl, el hombre que sobrevive como puede con su ración estatal y el actor famoso que maneja una camioneta estadounidense “que en Cuba cuesta 90.000 dólares”, el Wi-Fi en las plazas, los cubanos en Miami, la visita de Barack Obama y la vuelta a empezar que supuso la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. Y, en cada línea, ese ambiente de contradicción que interpela a cualquier observador.

Pero ¿cómo ser neutral cuándo se habla de Cuba? Esquivada dice que hizo un ejercicio de distancia forzada, una mirada, si se quiere, de periodista. “Así como tuve que estudiar todo desde cero, miro desde afuera y mantengo siempre las dos versiones y el respeto por lo que dice cada uno. Lo que duele, duele como duele, y no hay un metro patrón para la intensidad del dolor. Hago todo lo posible por mantenerme en esa línea, en la mirada de un testigo”, explica la autora.

El libro entró a imprenta mientras juraba como presidente Miguel Díaz-Canel, el primer dirigente que llega a lo más alto sin pertenecer a la generación histórica. “Los cubanos están ahora a la expectativa, pero saben que para que haya mayor apertura económica necesitan que se vaya Trump, porque sin crédito ni inversión económica no hay mucha posibilidad de cambio”, dice Esquivada, que para cerrar su crónica pidió una frase a Jacob Forever, el cantante cubano de reggaeton: la historia continuará “hasta que se seque el Malecón”.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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