Javier Fesser: “La capacidad intelectual está sobrevalorada”
El director de cine estrena 'Campeones', una película que narra las vivencias de un equipo de baloncesto de discapacitados mentales
"¡Qué no hemos aprendido con esta película!", exclama retóricamente el director de cine Javier Fesser ante el estreno de su último filme, Campeones, que narra las vivencias de un equipo de baloncesto de personas con discapacidad intelectual. "Yo empecé el proyecto con la idea de demostrar que todos somos iguales y, de pronto, primera lección: todos somos excepcionalmente y maravillosamente diferentes y en esa diferencia es donde esta el atractivo de cada uno". Aunque la comedia cuenta con actores como Javier Gutiérrez, ganador del Goya a Mejor Actor por El autor, o Juan Margallo, el peso real recae sobre diez inexpertos actores que, efectivamente, al igual que ocurre en la ficción, padecen algún tipo de diversidad funcional.
El guion de David Marqués, en el que un entrenador de baloncesto profesional (interpretado por Gutierrez) tiene que realizar trabajos sociales para evitar la cárcel por conducir ebrio, llegó a manos de Fesser hace dos años, y en seguida quedó prendado de los personajes. "Nunca había leído algo que fuera tan cercano a mi mundo", explica el cineasta, que admite que en ese mismo momento puso en marcha el proyecto. "No hay nada que me parezca más atractivo en una película como reír y llorar de la emoción sin saber qué es qué. Y con este texto me pasó", comenta.
Para documentarse, el director contactó con asociaciones y clubs deportivos de personas con discapacidad, de quienes, además, se valió para realizar las pruebas en busca de sus protagonistas. "No teníamos una idea preestablecida de si debían ser personas con discapacidad intelectual real o actores que lo interpretasen. Pero, tras el primer día de audiciones, fue más que evidente que en ellos habíamos encontrado la verdad y la autenticidad que irradian. A partir de ahí, sabíamos que de ahí tenía que salir todo nuestro equipo", recuerda Fesser.
Sin embargo, lejos de considerar que el proyecto debía abordarlo de forma diferente a sus pasadas películas, quiso preparar las localizaciones y los platós con la luz muy sencilla y cámaras en posiciones muy flexibles para que pudieran moverse y no se perdieran ni un detalle. "Nos encontramos con unas dosis de entusiasmo tan bestiales, unos sentimientos reales, una emoción... Jamás lo había visto en mi vida y eso me producía mucha responsabilidad. Había que estar a la altura de lo que sucedía delante de las cámaras". El director cuenta que en todos los rodajes siempre hay una toma que es irrepetible, que sin provocarla, hay una mirada, una frase, una mueca que la hace especial. "En este película era algo que ocurría todos los días por la mañana y todos los días por la tarde".
El filme ronda varias veces la idea de lo normal para llegar a la conclusión de que la normalidad es una visión egoísta de uno mismo y de lo que le rodea. "¿Qué es lo normal? Y, efectivamente, ¿mola mucho ser normal? Yo como padre sé que muchas veces me he preocupado de que mis hijos fueran normales y con el tiempo te das cuenta de lo bonito que es lo diferente porque tienes la capacidad de aportar cosas diferentes", declara el también coescritor del guion y añade: "Llego a la conclusión de que la capacidad intelectual está sobrevalorada".
En una sociedad en la que la tendencia es mantenerse al margen de las personas que resultan diferentes, Fesser recuerda la importancia de la inclusión de los discapacitados ya que "sería muy beneficioso para todos". "Necesitamos urgentemente la intervención de individuos con ese nivel de trasparencia, de sencillez, de autenticidad... La sociedad en la que vivimos ha perdido mucha humanidad y creo que, esas dosis de humanidad, quien mejor nos las puede aportar o recordar son las personas que disfrutan de ello". Por ello, se confiesa satisfecho si la película ayuda a que los normales se acerquen, sin prejuicios, a los diferentes.
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