‘El Sistema Solar’, un drama sobre la crianza y los secretos develados en Navidad

“Se estrena cuando pase el fútbol”, dice Baltazar Caravedo, director con Daniel ‘Chinón’ Higashionna, del largometraje El Sistema Solar, el más destacado de los tres que han realizado en mancuerna desde 2014, y en el que un reparto de cuatro actores, un niño, un perro y una tortuga protagonizan los pleitos familiares acumulados en dos generaciones y la capacidad de no ahogarse en ellos.

En el filme, una coproducción peruano-española de la realizadora peruana Señor Z y la agencia Pontas Film, la actriz peruana Gisela Ponce de León interpreta ‘Buenos días, caballero’, con letra y música de Daniel Ruiz-Gonzalez, una melodía que suena a canción de cuna y que funciona como contención a las escenas de pelea e insultos que se suceden entre padres e hijos y entre exnovios.

La música, dirigida por José ‘Chick‘ Aguirre, juega un papel importante en la narración y Ponce de León ha recibido elogios como cantante, en un estilo similar al de Natalia Lafourcade o la peruana Giovanna Núñez (La Lá).

Caravedo hizo la adaptación de la obra teatral del mismo nombre, de la dramaturga peruana Mariana de Althaus, manteniéndose muy fiel al original. Es uno de los pocos montajes de De Althaus en los cuales el contexto político del país no se cuela en la historia. En ésta, en vísperas de Navidad, los hijos treintañeros de un ministro se reúnen con su padre y su novia, porque cada quien tiene algo importante que decir o pedir, y en la secuencia de recriminaciones cada quien hiere más que el otro.

Ponce de León encarna a Edurne Del Solar, la hija problemática que se gana la vida como cantante; y la española Adriana Ugarte es Inés, la novia de Leonardo, el padre de Edurne (Javier Valdés). Pero Inés es también expareja de Pavel, el hijo mayor de Leonardo, un papel a cargo de César Ritter.

En El sistema Solar, Ritter, actor peruano con casi 20 años de experiencia en telenovelas, se ha sacado todo el polvo de encima, y deja atrás –por fin– los roles que lo estereotiparon como un chico chistoso y siempre listo para gags predecibles. En este caso, es el padre de Puli, un niño que crece sin madre, y cuyo afán de conocimiento le permite entender mucho de la vida de afuera -la ciencia y los astros- pero no los conflictos internos de su tía, ni los de Pavel, su padre. Sebastián Zamudio encarna al pequeño de la casa, en quien recae una parte importante de la historia.

El componente dramático en el filme tiene otro amortiguador además de la música, los diálogos y escenas en el jardín con las mascotas de la casa, la tortuga y el perro Méndez, quienes ayudan a Puli a esquivar y sobrellevar los momentos difíciles. También hay algunos instantes de humor, algunos en código, como cuando llega a la casa un Papá Noel contratado para dejar regalos a nombre del ministro, y a Edurne la llama Endora, un nombre conocido en Perú por la vieja serie estadounidense de televisión Hechizada donde la madre de la protagonista era la bruja del mismo nombre, una mujer siempre dispuesta a resolver las cosas de manera extrema.

Valdes, como Leonardo, repite un poco el tono autoritario de su papel más reciente en el cine (Avenida Larco), donde representó a un general de la policía, adinerado y racista, que impide a su hijo hacer música y tener amigos de un distrito pobre de Lima.

La crítica en España ha reconocido el talento de Ponce de León para la interpretación musical, pero encuentra en el filme inocuidad, afectación y estridencia. Sin embargo, la estridencia no es ajena a los dramas familiares y a los relatos sobre estos. La obra de teatro de De Althaus y su versión cinematográfica dotan de un poco de fe a quienes no saben qué hacer con sus secretos y cargas, y valoran los actos de reconciliación más pequeños, como el baile de un vals o el agradecimiento sincero a un niño que entrega un regalo hecho por él mismo.