Giuseppe Caputto: “Solo ‘La conjura de los necios’ me ha hecho reír”

Antes, Giuseppe Caputo (1982, Barranquilla), solía soñar que se caía en un abismo. Y lo último que pensaba el niño antes de hundirse en la oscuridad era: mi mamá no va a encontrarme acá. Ya no sueña eso. De abismos y oscuridades habla en Un mundo huérfano (Literatura Random House) una primera novela siempre nocturna que sigue las andanzas de un padre y un hijo entre la pobreza y las sexualidades distintas, y que ahora se publica en España.

De pequeño quería ser…

Profesor... [se lo piensa] Bueno... profesora [ríe].

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

Aprovecha esta edad, que no vuelve.

¿Con quién le gustaría quedar atrapado en un ascensor?

Con uno de los soldados de la novela Prince y Léonardours.

¿Algún sitio que le inspira?

El mar. Cualquier mar. Que es todos y es el mismo.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

En funeral de mi papá.

“Ser escritor es la lucha entre interioridad y exterioridad”

¿Cuál ha sido el mejor regalo que ha recibido?

Una beca de escritura.

¿Qué significa ser escritor?

Uy. Para mí ser escritor es la exterioridad. Y la interioridad pasa por estar escribiendo. Ser escritor es explicar lo que uno hizo en ese momento de interioridad. Es esa lucha entre interioridad y exterioridad.

Entonces el escritor en su casa y el personaje del escritor, ¿colisionan?

Yo creo que sí. Yo escribí la novela hace tres años, pero sigo hablando de ella. Sé las respuestas que voy a decir, dejas de pensar. Estas son interesantes. Son distintas [ríe]. Pero las respuestas automáticas son justo eso, lo contrario a la reflexión. A la interioridad.

¿Hay una literatura homosexual?

Mira, esa sí que la he respondido miles de veces [ríe]. Pero te devuelvo la pregunta. ¿Qué me preguntas exactamente? ¿Que tenga personajes gays, que vaya a un público gay? Hay que revisar la intencionalidad de la pregunta, a veces tiene peligro.

Si hay una literatura en la que lo gay es un hecho diferenciador, central.

Bueno, yo abrazo la etiqueta. Salí del closet hace 200 años y no voy ahora a renegar de lo gay. Pero a veces esa pregunta enmascara la sensación de que lo hetero es lo normal y lo gay, solo un fragmento de la realidad.

Está en España coincidiendo con el Orgullo Gay. Qué diferencia hay entre el mundo gay español y colombiano?

Es impresionante. Estoy contento de verlo y vivirlo. En todos los países existe algo así, pero claro, la visibilización de lo LGBT trae consigo una visibilización de la homofobia. No hay una mejoría sin más. Hay visibilización, pero también violencias. Todo es enrevesado. Se juntan el suicidio del niño y el niño que se cose una mariposita para ir al colegio.

¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?

El único, yo diría, es La conjura de los necios.

¿Y el que mataría por haber escrito?

Todo lo que tengo lo llevo conmigo, de Herta Müller.

¿Qué personaje de la literatura o el cine se asemeja a usted?

La voz narradora de El libro de mi madre, de Albert Cohen.

¿Qué le hace suspirar?

El momento cuando la belleza se va.

¿Cuál ha sido su gran experiencia?

Superar la adolescencia. E irme de la casa de la infancia.

Es su primera novela. ¿Cómo ve su futuro?

Escribiendo. La página en blanco no me da miedo.

¿Qué le diría a Santos de tenerlo delante?

Que no me cae bien. Pero que le agradezco el proceso de paz.

“La visibilización de lo LGBT trae consigo una visibilización de la homofobia”

¿Dónde no querría vivir?

En Iowa. Inodoros congelados.

¿Qué lo deja sin dormir?

En general duermo mal, tengo apnea del sueño.

¿Y un olor preferido?

El olor del cuarto en el que has dormido. Que te invita a volver a dormir.

¿Qué siente cuando ve su foto en los diarios?

Pudor.

Respecto a su trabajo, ¿de qué está más orgulloso?

De no haber tenido afán de publicar antes, hasta estar seguro.

¿Cuál es la noticia que siempre ha esperado leer?

La firma de la paz en Colombia.

¿Cómo ve el futuro de Colombia?

Oscila entre la desesperanza y la resignación.