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Cinco películas para recordar a Hector Babenco

El director de clásicos del cine brasileño como 'Pixote' o 'El beso de la mujer araña' murió la noche del miércoles a los 70 años

Héctor Babenco, en una foto de 2007.
Héctor Babenco, en una foto de 2007.CLAUDIO ONORATI (EFE)
Marina Rossi

El cineasta Hector Babenco murió el miércoles 13 de julio por la noche, con 70 años, de una parada cardíaca. Deja atrás uno de los legados más amargos e inolvidables de la cultura brasileña: once películas empeñadas en mostrar lo peor de la sociedad brasileña, de la represión latinoamericana y, también, el alma humana. Argentino instalado en Brasil, país al que representó las dos veces en las que sus películas aspiraron a un Globo de Oro en la categoría de cine extranjero, estuvo nominado al Oscar en 1985

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En los años setenta, en plena dictadura militar, el famoso bandido Lúcio Flávio se hizo conocido por los bancos que atracaba. Babenco dibujó su historia como la de un criminal en un país en el que ni los policías ni el gobierno se merecían otro apelativo. El longevo actor Reginaldo Faria hizo aquí su interpretación más icónica, la cinta fue elegida mejor película por el jurado popular de la Muestra de Cine de São Paulo e hizo posibles los hitos que vendrían después.

Pixote (1980)

Nominada al Globo de Oro a la mejor película extranjera de 1982, la historia de Pixote es la de un niño que entra en un infernal centro de menores de la Fundación Casa, donde sobrevive esnifando pegamento entre violentos reos y guardias sádicos. Tras fugarse con una mujer transexual, Pixote malvive por las calles de Sâo Paulo, acaba de chulo de una prostituta (Marília Pêra) con la que traba amistad, traficando con drogas y, finalmente, y matando a un amigo por accidente, lo que provoca que la prostituta le rechace y le deje a su suerte. El actor que interpetó a Pixote, un niño analfabeto elegido entre 1.300 candiatos, Fernando Ramos da Silva, terminó viviendo una versión de la juventud brasileña no tan alejada de esa desgarradora visión de la película (murió a manos de la policía a los 19 años, tras perder el dinero y la fama que le habían proporcionado el papel). Esto sólo reforzó la idea más inquietante que se podía sacar del aterrador mensaje: que Pixote era algo más que cercano a la realidad brasileña.

El beso de la mujer araña (1985)

La película más galardonada y de las más internacionales de Babenco es esta coproducción entre Brasil y Estados Unidos, firmada justo después de una oleada de represión política vivida por América Latina. Valentín Arregui (Raúl Julia, más conocido por su papel en La familia Adams) es un prisionero político que se va haciendo amigo con su compañero de celda, Luís Molina (William Hurt, que ganó un Oscar y un premio del Festvial de Cannes por su interpretación), un homosexual condenado por corromper a un menor: en realidad Molina se está intentando sonsacarle información a Arregui para así lograr la libertad condicional pero termina enamorándose de él. Fue nominada al Oscar a mejor película, director y guion, a cuatro Globos de Oro y, dentro de una filmografía generalmente olvidada por los distribuidores internacionales actuales, sigue siendo la película más accesible de Babenco.

Carandiru (2003)

Quizá la obra más ambiciosa de Babenco, Carandiru ahondaba en la obsesión del director por el realismo. En este caso, cuenta varias historias en la enorme cárcel paulista sin emplear prácticamente actores ni decorados. Todo está rodando en la propia prisión y las historia que cuenta (violencia, drogadicción...) son historias que han ocurrido allí en la realidad, incluido el asalto de la policía a la prisión, que resulta en 111 muertos (eso ocurrió en 1992). Estuvo nominada a la palma de oro del Festival de Cannes.

El pasado (2007)

Inspirada en la obra del argentino Alan Pauls, la película habla de las heridas obsesivo-compulsivas que provoca el amor y de la dificultad de lidiar con el fin de una relación. Rímini (Gael García Benal) se acaba de divorciar tras 12 años de matrimonio y debe convivir con los recuerdos que su exmujer (Analía Couceyro) usa para mantenerlo atado al pasado,

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Sobre la firma

Marina Rossi
Reportera de EL PAÍS Brasil desde 2013, informa sobre política, sociedad, medio ambiente y derechos humanos. Trabaja en São Paulo, antes fue corresponsal en Recife, desde donde informaba sobre el noreste del país. Trabajó para ‘Istoé’ e ‘Istoé Dinheiro’. Licenciada en Periodismo por la PUC de Campinas y se especializa en Derechos Humanos.

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