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“En 10 o 20 años estaremos muriendo por infecciones de bacterias resistentes a los antibióticos”

La científica Edith Heard dirige el Laboratorio Europeo de Biología Molecular, con 1.800 trabajadores dedicados a revelar los secretos de la vida

Edith Heard
La genetista Edith Heard, directora del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, en un hotel de Madrid antes de la entrevista.Kike Para
Manuel Ansede
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‘We will be dying from antibiotic-resistant bacterial infections in a decade’

Edith Heard, a sus 56 años, se ríe al recordar su juventud. Nació y se crió en Londres, pero cuando empezó el colegio con cinco años no sabía hablar “ni una palabra de inglés”, porque hasta entonces había aprendido el griego, la lengua de su madre. Maravillada por la enormidad del cosmos y decidida a ser astrónoma, llegó a la Universidad de Cambridge con 18 años sin haber recibido una clase de Biología en toda su vida. Allí se compró un libro para ponerse al día y al abrirlo alucinó: “Descubrí todo por primera vez. Vi imágenes asombrosas de las células. Ahí tuve mi momento eureka y me di cuenta de que no quería estudiar Física, sino Biología. Tomé la decisión en 30 segundos, literalmente”. La vocación de toda una vida puede esfumarse en medio minuto.

Aquella mujer británica que no sabía inglés con cinco años, ni había visto una célula a los 18, es hoy la directora general de la principal institución europea dedicada a revelar los secretos de la vida: el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL). El organismo, con 1.800 trabajadores y sedes en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, abrió en 2017 una nueva instalación en Barcelona, enfocada a estudiar el desarrollo y el funcionamiento de los órganos de los seres vivos.

La especialidad de Heard es la epigenética. Si el ADN se imagina como una secuencia de letras con las instrucciones para el funcionamiento de un ser vivo, los cambios epigenéticos serían como tildes, con capacidad para modificar el mensaje y provocar trastornos, como el cáncer. El gran objetivo, dice Heard, es aprender a manejar estas tildes con fármacos, para revertir las enfermedades. La genetista, que acaba de obtener la nacionalidad francesa tras vivir media vida en París, visitó Madrid el pasado martes para reunirse con el ministro de Ciencia, Pedro Duque, y estudiar futuras colaboraciones.

Pregunta. Ha dicho que su intención es que el EMBL provoque un “¡guau!” a los ciudadanos, de la misma manera que la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) lo consigue con descubrimientos como el del bosón de Higgs.

Respuesta. Eso es lo que quiero. Y creo que ya ocurre con algunas cosas. El EMBL participó en el proyecto Tara Oceans, una expedición para descubrir la biodiversidad en el océano. Esto provoca un “¡guau!”. Hace dos años publicaron el descubrimiento de 200.000 nuevos virus en el océano, en el Polo Norte. ¿Por qué el Polo Norte es un foco de diversidad viral? No lo sé. Eso para mí es un ¡guau!

P. Usted es la jefa del EMBL desde 2019. Antes de la pandemia, dijo que quería organizar tormentas de ideas con sus mejores científicos para identificar cuáles son las grandes preguntas que hay que responder. ¿Ya sabe cuáles son las grandes preguntas?

R. Organicé las tormentas de ideas nada más llegar. Es muy irónico, porque hice una presentación con una diapositiva en la que hablaba de las pandemias emergentes. Dije que a menudo ocurren en áreas en las que la acción humana destruye los ecosistemas.

P. ¿Justo antes de la pandemia?

R. Hace dos años, antes de la pandemia. Ya sabíamos que había riesgo, porque conocíamos otros virus como el del SARS. Necesitamos herramientas moleculares para entender qué está pasando. Sabíamos que estos asuntos eran muy urgentes. Y entonces llegó la pandemia. Prometo que no soy Casandra [una figura de la mitología griega con el don de la profecía]. Ese es el tipo de grandes cuestiones que queremos entender: cómo emergen las pandemias. Otra pregunta, por ejemplo, es por qué la resistencia a los antibióticos está creciendo tan rápido. No es solo en los hospitales, puedes ver resistencias a los antibióticos en las bacterias del océano. Queremos entender por qué ocurre.

“Muchas empresas pararon de desarrollar antibióticos, así que ahora hay pocos fármacos”

P. ¿Cuál podría ser la razón?

R. No lo sabemos, esa es la gran pregunta. Si pudiéramos entender qué ocurre, podríamos prevenirlo. Muchas empresas pararon de desarrollar antibióticos, así que ahora hay pocos fármacos. El próximo asesino será este. En 10 o 20 años estaremos muriendo por infecciones de bacterias resistentes a los antibióticos, que ya no podremos tratar. En los últimos 100 años hemos duplicado nuestra esperanza de vida, gracias a elementos como los antibióticos y las vacunas. Si no hacemos algo, dentro de 20 años los antibióticos que hoy existen no serán capaces de tratar las infecciones que tendremos. Va a ser la siguiente pandemia. El nuevo programa del EMBL cubre estos asuntos.

P. Usted tiene en la foto de perfil de su laboratorio una gata de tres colores: blanco, negro y anaranjado. ¿Qué tiene que ver con su especialidad? [Heard ha descubierto mecanismos epigenéticos gracias al estudio de uno de los dos cromosomas sexuales, el X, del que las hembras tienen dos copias (XX), mientras los machos tienen solo una (XY)]

R. Durante siglos, la gente del campo ha sabido que los gatos de tres colores son normalmente hembras. La razón es que tienen dos cromosomas X, porque son hembras, y existe un gen en el cromosoma X que puede producir o color negro o color anaranjado. Si tienes la versión negra del gen en un cromosoma X y tienes la versión anaranjada en el otro cromosoma X, el color del pelaje dependerá del cromosoma que se exprese. Normalmente, en el resto de cromosomas las dos copias [la del padre y la de la madre] están expresadas, pero eso no ocurre con los dos cromosomas X en las hembras: uno se apaga y el otro está activo. A veces es el cromosoma X de tu madre y a veces es el cromosoma X de tu padre, así que cada célula expresa un cromosoma X diferente durante el desarrollo embrionario. A veces es anaranjado y a veces es negro. Tienes un mosaico, que es lo que vemos en las hembras. En machos nunca lo verás, porque solo tienen un cromosoma X, que o es anaranjado o es negro. El blanco es otra cosa, es por falta de melanocitos.

P. Cuando usted ganó el año pasado el Premio L’Oréal-UNESCO, dijo que hay esperanza en obtener fármacos epigenéticos para tratar algunos tipos de cáncer y otras enfermedades. ¿Qué es un fármaco epigenético y cuándo estarán disponibles?

R. El genoma está hecho de ADN. En un cáncer, si tienes una mutación que afecta al ADN ya está, no puedes deshacerla. Pero ahora sabemos que algunos cambios no están en el nivel del ADN, sino en un nivel epigenético: modificaciones químicas del ADN [las tildes sobre las letras]. Ahora sabemos que en el cáncer hay grandes cambios epigenéticos, no solo genéticos. Y estos cambios epigenéticos son muy interesantes, porque sí puedes deshacerlos. Un fármaco epigenético es un medicamento que cambia estas modificaciones epigenéticas. Ya existen algunos, como la decitabina, que se utiliza para la leucemia mieloide aguda y el síndrome mielodisplásico. Un gen puede causar un cáncer al silenciarse o al hiperactivarse. A veces está encendido cuando debería estar apagado, o viceversa. Este interruptor puede ser epigenético y puedes intentar pulsarlo con un fármaco epigenético. El problema es que para estas formas de leucemia sí hay algunos fármacos, pero en el campo de los tumores sólidos, como el cáncer de pulmón, se ha avanzado menos. Los fármacos epigenéticos ya se están utilizando, pero hace unos años yo pensaba que todo iría más rápido.

“La ciencia es sexista. Ni siquiera es una crítica, es una realidad”

P. Usted ha dicho a menudo que la ciencia es sexista, pero también afirmó en una entrevista que usted no es feminista. ¿Qué quiere decir?

R. Una feminista de carnet participa en movilizaciones y yo nunca lo he hecho. Sin embargo, cuando miro hacia atrás en mi vida siempre he defendido a las mujeres. Cuando estaba en la universidad y empezamos las clases de Física, yo era una de las dos únicas mujeres en el aula. Me di cuenta de que la ciencia es sexista. Ni siquiera es una crítica, es una realidad. Así es como funciona la sociedad y está cambiando. Pero la física, por ejemplo, está dominada por los hombres. La biología, menos. Yo no soy una feminista de carnet, pero me preocupan los derechos humanos, la igualdad y la diversidad. Y la posición de las mujeres en la ciencia es algo que me preocupa profundamente. Es una de las razones por las que asumí el puesto. Pensé que aceptar ser la primera mujer en dirigir el EMBL era importante para mostrar a otras mujeres que es posible. No me refiero a ser un modelo a seguir, sino a ser solo un ejemplo de que es posible. No soy una feminista de carnet, pero defiendo la igualdad de derechos.

P. La palabra feminismo significa eso en español. La viróloga francesa Françoise Barré-Sinoussi también afirmó, en una entrevista con EL PAÍS en 2017, que no era feminista. Quizá en Francia el concepto del feminismo es más político.

R. Puede haber algo cultural, sí. Creo que lo que me molesta un poco es que yo tengo una hija y un hijo y veo que las mujeres pueden tener mucho éxito y, al mismo tiempo, para los chicos la vida también puede ser dura. Soy feminista, pero me preocupa que los chicos también puedan tener éxito. La mayoría de los hombres que conozco también son feministas.

P. Usted fundó junto a otros colegas el Programa Nacional de Acogida Urgente de Científicos en el Exilio, una organización francesa para ayudar a investigadores de países en crisis o en guerra.

R. Sí, se puso en marcha hace unos años, cuando había muchos desplazados por la guerra de Siria. Hablamos de personas como yo, pero que de un día para otro tienen que hacer sus maletas, perder décadas de ciencia porque sus instituciones han sido bombardeadas e irse con sus familias sin saber dónde acabarán. Mi hija estudió Relaciones Internacionales y estaba aprendiendo árabe. Los fines de semana tenía intercambios con refugiados que venían a Francia y querían aprender francés. Los estudiantes enseñaban francés a los refugiados y necesitaban más gente, así que me apunté. Conocí a algunos de estos jóvenes y a gente de mi edad. Aquello realmente me concienció de que estas personas habían perdido todo y necesitaban ayuda.

P. ¿Qué hicieron?

R. Con mis compañeros del Collège de France [una institución en la que Heard era profesora] acudimos al Gobierno francés y acogieron muy bien la idea. En unos meses teníamos financiación y los ministerios de Asuntos Exteriores y de Interior estaban listos para poner en marcha el programa. Al principio los investigadores no eran solamente de Siria, también de otros países, como Turquía y Libia. En algunos casos, los científicos simplemente habían firmado un manifiesto y les habían dicho que se fueran del país. Nos llegaban los expedientes de estas personas y los teníamos que evaluar no solo por la ciencia, sino realmente por el grado de emergencia. Leías su currículum y te dabas cuenta de que toda su vida estaba a punto de ser destruida. Son personas con historias increíbles. Una mujer era decana de universidad en un país del norte de África, pero el nuevo presidente era un extremista religioso y decidió que las mujeres no debían trabajar en estos puestos, así que ella denunció la situación y tuvo que huir de un día para otro. Es muy emocionante ser parte de esto. Te hace darte cuenta de lo importantes y frágiles que son la democracia y la libertad: podemos perder todo de un día para otro.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III

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