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Más uvas para Nochevieja

La uva embolsada de Alicante aumenta un 4% su producción y expande sus exportaciones al mercado asiático

Rafa Burgos
Uvas en un campo del valle del Vinalopó, en Alicante.
Uvas en un campo del valle del Vinalopó, en Alicante.CARLOS ROSILLO

La tradición de comer uvas durante las doce campanadas de Fin de Año no solo no pierde fuerza, sino que se consolida. La producción de uva embolsada de la comarca del Vinalopó (Alicante), la que más se consume en estas fechas, ha crecido durante este año. Y el número de comercializadores autorizados se ha duplicado con respecto a 2017, según el consejo que regula la venta de este producto con denominación de origen. Además, el mapa de las exportaciones ha empezado a expandirse hacia Asia. Y las adversas condiciones climáticas han conseguido una uva de “excelente calidad”. La costumbre de mezclar uvas, campanadas y retransmisiones de televisión desde la Puerta del Sol de Madrid parece asegurada.

Según el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva Embolsada del Vinalopó, este año se ha registrado una producción inscrita de 58 millones de kilos de este producto. “Se trata del total de uva producida en el área del Vinalopó”, explican fuentes de la entidad, “aunque no toda la fruta alcanzará la calidad que exige la denominación de origen”. Según sus cálculos, esta cifra ha subido un 4,4% respecto al año pasado, “a pesar de las dificultades climáticas a las que los productores han tenido que hacer frente”.

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El consejo atribuye la vigorización del sector al aumento de la demanda. Y, como síntoma, apuntan otro dato. “Este año, contamos con 41 operadores inscritos y certificados”, es decir, los almacenes autorizados a comercializar la uva embolsada alicantina, “un 46% más que en el año pasado”. A su juicio, esta duplicación de vendedores interesados en mover la uva embolsada “es una señal de que nuestro producto está mejorando su posicionamiento en los mercados y su reconocimiento por parte de los consumidores”. “Hemos emprendido una campaña centrada en los puntos de venta y muchas cadenas y supermercados se han interesado” en sumar esta fruta a sus estantes.

El principal motivo de este interés puede estar, también, en el departamento de exportaciones. Según las cifras del consejo que preside José Bernabéu, el 60% de las ventas se destinan al mercado nacional. El otro 40% se repartía hasta ahora entre países de la Unión Europea, principalmente Francia, Alemania e Italia, también entre Canadá y Suráfrica y, finalmente, en lugares donde existiera una nutrida representación de ciudadanos españoles, como América Latina.

Sin embargo, el acuerdo comercial alcanzado entre España y China el pasado mes de noviembre dio de lleno en dos productos alimenticios españoles. Uno era la carne de cerdo. El otro, la uva de mesa. Y ahí es donde las expectativas del sector se disparan. Aún es pronto para evaluar los resultados de este acuerdo. En el consejo regulador aseguran que las cifras tendrán que esperar “al año que viene”. Pero los grandes volúmenes que se manejan en las exportaciones a China prevén un nuevo impulso para el sector, que ve la puerta abierta para entablar negocios con toda Asia.

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Mientras tanto, y según las fuentes consultadas, “dos de cada tres uvas consumidas en Nochevieja” proceden del Valle del Vinalopó, que comprende los municipios alicantinos de Aspe, Novelda, Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes, Monforte del Cid, Agost y La Romana. Casi dos millones de kilos de uva de la variedad aledo, la más tardía de las siete que ampara la denominación de origen, cuya campaña comienza en agosto y acaba a mitad de enero. Y cuya producción se destina íntegramente al consumo de uva de mesa y no a la fabricación de vino.

Probablemente, esta dilatación en el tiempo de cosecha de la aledo fue la que generó la tradición de las doce campanadas, aunque no hay una confirmación oficial. Al parecer, a principios del siglo XX comenzó a generalizarse esta costumbre entre los viticultores, que comenzaron a repartir el excedente de su producción y a atribuirle un componente de buena fortuna. La tradición se cimentó en los años 40 del siglo pasado, cuando se implantó la técnica del embolsado de la uva, que retrasa la maduración de la fruta. El espaldarazo final llegó desde Televisión Española, que empezó a retransmitir las campanadas en 1962.

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