España y China “lucharán contra el proteccionismo y el unilateralismo”
Xi Jinping promete en Madrid abrir las puertas de su país a la inversión extranjera y proteger la propiedad intelectual
España y China "abogan por una economía mundial global, abierta, equilibrada e inclusiva, basada en las reglas de la OMC [Organización Mundial de Comercio], reafirman su compromiso de luchar contra el proteccionismo y el unilateralismo y se dedicarán a la promoción de un mercado más abierto y la eliminación de todos los obstáculos comerciales”. Así consta en la declaración “sobre el fortalecimiento de la relación estratégica integral” entre los dos países suscrita con motivo de la visita de Estado a España del presidente chino, Xi Jinping. En plena guerra comercial entre China y EE UU y en vísperas de una decisiva cumbre del G-20 en la que el líder chino se verá cara a cara con el presidente Donald Trump, la declaración de Madrid constituye un alineamiento claro con Pekín.
Por su parte, Xi Jinping se ha comprometido a abrir las puertas de su país a los productos e inversiones extranjeras y a reforzar la protección de la propiedad intelectual. “China hará esfuerzos para abrir aún más sus puertas al mundo exterior y para facilitar el acceso a los mercados en áreas como las inversiones y la protección de la propiedad intelectual”, ha dicho en un discurso en el antiguo hemiciclo del Senado, en presencia de los presidentes de las dos cámaras legislativas, Ana Pastor y Pío García-Escudero.
El presidente chino ha asegurado que su país importará bienes por valor de 70.000 millones de dólares en los próximos cinco años para satisfacer la demanda de una creciente clase media y ha invitado a España a aprovechar la oportunidad y “subir nuevos peldaños” en su amistad y cooperación comercial, económica y de seguridad “en beneficio mutuo”. “Necesitamos mucho desarrollo de la más alta calidad, lo que requerirá mucha innovación”, ha añadido.
La llegada de la Administración Trump ha creado extraños compañeros de cama. La declaración hispano-china recoge muchos puntos que Washington no podría en este momento suscribir, además de su apuesta por el “multilateralismo basado en el derecho internacional". Por ejemplo, el apoyo al Acuerdo de París contra el cambio climático o su referencia al problema de los refugiados e inmigrantes irregulares.
También incluye una alusión a la “importancia de la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales”, aunque endosa a la UE la responsabilidad de mantener el diálogo con Pekín en torno a este asunto, “sobre la base de los principios de igualdad y respeto mutuo”. También se reafirma el respeto a la “soberanía e integridad territorial de los Estados”, con una referencia expresa al “principio de una sola China”; es decir, al rechazo a la independencia de Taiwán.
Sin citar a Trump, el presidente chino ha advertido en el Senado de la “inestabilidad e incertidumbre sin precedentes” de la coyuntura mundial, enfrentada a la encrucijada entre unilateralismo y proteccionismo o libre comercio y ha hecho una llamada al consenso de la comunidad internacional. Tras mostrarse dispuesto a trabajar con España “por la paz y la seguridad” global, la ha invitado a sumarse a la Nueva Ruta de la Seda, una iniciativa para conectar a su país con el resto del mundo a través de una gigantesca red de infraestructuras. Aunque el Gobierno español ha rehusado suscribirla, en la declaración conjunta se reconoce su potencial y se insta a buscar sinergias entre esta y el plan de conectividad con Asia de la UE.
Además de la declaración política, los dos países han suscrito ocho acuerdos institucionales (para facilitar la exportación a China de uva de mesa y jamón ibérico; eliminar la doble imposición o cooperar en terceros mercados) y una decena acuerdos entre empresas de los sectores financiero, energético, telecomunicaciones o aeroportuario.
Esta mañana, el presidente chino y su esposa, Peng Liyuan, han sido recibidos oficialmente en el Patio de la Armería del Palacio Real, de acuerdo con el protocolo para las visitas de Estado estrenado en febrero del año pasado. En la ceremonia, presidida por los Reyes, han participado unos 500 efectivos de la Guardia Real, que le han rendido honores. En los alrededores se han congregado decenas de ciudadanos chinos de los casi 200.000 que residen en España, unos para darle la bienvenida y otros para denunciar la falta de respeto a los derechos humanos en su país.
Tras el recibimiento oficial, la primera dama china, antigua soprano, se ha trasladado al cercano Teatro Real acompañada por la Reina, mientras su marido acudía al Palacio de Cibeles. En respuesta a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien le entregó la llave de la ciudad, Xi Jinping aseguró que aprovechará esta “para abrir aún más la puerta de la amistad y los intercambios entre China y España” y conseguir que más ciudadanos de su país visiten la capital de España. Él mismo, según recordó, lo hizo hace 20 años en un viaje del que aún guarda “impresiones imborrables”.
Xi Jinping y su esposa llegaron el jueves a Madrid en la que constituye la primera visita a España de un presidente chino desde hace 13 años. Coincide además con el 45 aniversario del establecimiento de relaciones bilaterales.
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