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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Con o sin Presupuestos, es de justicia

España necesita desarrollar un sistema eficiente de cuidados a las personas dependientes que tenga la vista puesta en los próximos treinta años

Imagen de archivo de una anciana y una cuidadora en una residencia.
Imagen de archivo de una anciana y una cuidadora en una residencia. ULY MARTÍN

La atención a la dependencia en España ha pasado por una inaudita y cruel travesía del desierto que dura ya siete años. Decimos inaudita porque los derechos que quedaron vigentes tras los recortes no pudieron ser disfrutados por cientos de miles de personas dependientes que vieron cómo las promesas de apoyo y atención se tornaban en abandono, indiferencia y desesperante burocracia. La crueldad se aprecia en que tras el trampantojo de discursos y magnas cifras sencillamente hay abandono de personas que necesitan atención para desenvolverse en lo cotidiano y familias que se ven obligadas a cuidar y atender con escasos apoyos y sin respiro, muchas veces más allá de lo humanamente posible.

Ahora que ¡por fin! los Presupuestos Generales del Estado podrían reactivar la inversión en esta materia corremos serio peligro de que la estéril bronca electoralista y los postureos mezquinos obvien las cuestiones importantes para la gente. España necesita desarrollar un sistema eficiente de cuidados a las personas dependientes que tenga la vista puesta en los próximos treinta años y no hemos hecho más que iniciar su desarrollo. El reto demográfico; la sobrecarga del sistema sanitario por causa de la atención a la cronicidad; el impacto negativo de género que puede tener una visión familiarista de los cuidados; la necesidad de crear dispositivos ágiles y flexibles que verdaderamente respondan a las necesidades de cada persona, son desafíos de suficiente calado estratégico como ser tomados muy en serio.

En los últimos dos años esta materia ha sido objeto del más amplio consenso político. Todo el arco parlamentario, con una mayoría mucho más amplia que la que propició después la moción de censura, se adhirió a un Pacto de Estado que prometía, cuando menos, revertir los recortes. Todas las comunidades autónomas —gestoras de esta política social— analizaron el asunto por mandato de la última Conferencia de Presidentes y dictaminaron que era imprescindible dar nuevo impulso al sistema ante el reconocimiento generalizado de que no están cumpliendo con la ciudadanía.

El presupuesto planteado en materia de dependencia es imprescindible.

Es vital para más de un millón de personas dependientes y sus familias. Tan es así que si estos presupuestos no fueran finalmente aprobados, la deuda contraída con las personas dependientes habrá de pagarse mediante otras fórmulas. Lo contrario no se entendería.

Con o sin Presupuestos, es de justicia.

Luis Alberto Barriga Martín es coordinador de estudios de la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales.

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