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Del laboratorio a la salud de los recién nacidos: estas pruebas genéticas son una nueva esperanza

Investigadores y médicos avalados por la Unión Europea lideran la experimentación avanzada de preimplantación y genética prenatal para aumentar los embarazos sanos en familias con riesgo alto

Pruebas genéticas avanzadas
Una investigadora de la Universidad de Tartu (Estonia), pionera en la aplicación de técnicas avanzadas de salud reproductiva y fertilidad.Universidad de Tartu

La historia de Bojana Mirosavljević y sus dos hijas sanas, de 4 y 10 años, es el ejemplo perfecto del poder de la medicina reproductiva moderna y del trabajo de todos los investigadores, como la especialista en fertilidad griega Aspasia Destouni y el biólogo molecular estonio Ants Kurg. Tras perder a su hija mayor Zoja por una enfermedad genética devastadora, Mirosavljević encontró un rayo de esperanza en las pruebas genéticas preimplantacionales (PGT, por sus siglas en inglés), una técnica desarrollada en los años noventa y perfeccionada, entre otros, por investigadores de la Unión Europea.

Una vez analizado el ADN de sus hijas, cuando todavía eran embriones de cinco días, los médicos pudieron confirmar que no eran portadoras de copias deficientes del gen TPP1. El fallo de este gen puede causar la enfermedad CLN2, que es mortal e imposibilita el desarrollo de habilidades y movimientos físicos, así como también el desarrollo mental. Tras comprobar que estaba bien en los embriones, se determinó que su implantación en el útero materno era segura. “La experimentación genética salvó a mi familia”, comenta Mirosavljević, que ya se había sometido a 27 rondas de fecundación in vitro (FIV). Ella vive en Novi Sad (Serbia), es una miembro activa de EURORDIS, —una oenegé de pacientes de enfermedades raras— y también ha fundado el grupo de apoyo y defensa de los pacientes y sus familias LIFE Association for Rare Diseases in Children.

La infertilidad en Europa es una preocupación cada vez mayor. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad afecta a una de cada seis parejas en Europa y la tasa más alta se da en regiones del este y del sur. Gracias a una investigación intensiva realizada durante las últimas tres décadas, se ofrecen pruebas genéticas preimplantacionales de manera habitual a mujeres en riesgo en muchos países europeos, aunque no en todos. España, los Países Bajos y el Reino Unido, por ejemplo, tienen un excelente historial posibilitando las PGT. Sin embargo, Irlanda, Grecia y Alemania ofrecen un servicio menos completo.

Los investigadores avalados por la UE en Europa tienen la determinación de expandir la investigación de las PGT y otros servicios reproductivos pioneros por todo el continente. Su objetivo es garantizar que pacientes como Mirosavljević lleguen a tener la oportunidad adecuada para superar problemas de fertilidad y dar a luz a niños sin enfermedades genéticas.

Destouni investiga en genómica reproductiva en la Universidad Aristotélica de Tesalónica (Grecia), y se encuentra actualmente en comisión de servicios en la Universidad de Tartu (Estonia). Es la investigadora secundaria del proyecto europeo de tres años NESTOR, que pretende establecer una red griega de investigadores y pioneros que colaboran con los de Estonia y con la Universidad de Maastricht (Países Bajos). El equipo de NESTOR trabaja para convertir los descubrimientos que realizan en el laboratorio en soluciones para la vida real.

El equipo quiere perfeccionar las PGT, las pruebas prenatales no invasivas (NIPT, por sus siglas en inglés), la salud reproductiva femenina y los métodos para predecir la fertilidad. Estonia, en particular, ha resultado ser una gran inspiración. “Su modelo es fantástico. Por ejemplo, han creado el Biobank estonio, que recoge y almacena datos genéticos y de salud del 20 % de la población adulta del país y que se usa para ayudar a la investigación, la medicina personalizada y la salud pública”, opina Aspasia Destouni.

Conexiones para conseguir la excelencia

Los éxitos de Estonia se remontarían hasta la iniciativa de ampliación de la UE, un vasto programa de investigación financiado por la UE que empezó en 2014 y que continúa en la actualidad. Su propósito es la transferencia de ideas, experiencia y formación por parte de los centros de investigación ya establecidos a aquellos que se hallen en los países de la ampliación que se encuentren rezagados, así como la creación de redes entre equipos de investigación.

En términos de problemas de fertilidad, la idea subyacente es garantizar que los veintisiete Estados miembros de la UE contribuyan y se beneficien de los avances científicos en medicina reproductiva. Cuando se originó esta iniciativa, Estonia y Grecia formaban parte de los 15 países clasificados como de ampliación. Gran parte del progreso que Estonia ha experimentado desde entonces tiene su origen en la apertura de una clínica en la Universidad de Tartu en 2016. Para abrirla, los científicos estonios colaboraron con investigadores de fertilidad de la Universidad de Lovaina (Bélgica) y de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

Esta colaboración surgió por una rama de la iniciativa de ampliación, con un programa de investigación europeo de tres años llamado WIDENLIFE, que concluyó en 2018. Aspasia Kurg, profesor de biotecnología molecular en la Universidad de Tartu e investigador principal de WIDENLIFE, explica que la compartición de conocimientos entre Bélgica, Reino Unido y Estonia ha ayudado a muchas parejas estonias a tener un embarazo normal y dar a luz a bebés sanos.

Antes de WIDENLIFE, las pruebas preimplantacionales para embriones de fecundación in vitro eran limitadas y caras en Estonia, así como también lo eran las pruebas genéticas prenatales. “Se enviaban las muestras al extranjero y había que esperar de dos a tres semanas para los resultados, lo que acaba siendo mucho más tiempo del que a uno le gustaría esperar”, comenta Kurg. La colaboración con investigadores belgas fue uno de los pilares del proyecto, según este científico. Gracias a ella, pudieron llevar la tecnología necesaria a Estonia para que todas las pruebas se pudieran realizar allí.

El sistema desarrollado por WIDENLIFE hace uso de una combinación de análisis monocelular y algoritmos de software para estudiar la probabilidad de una buena implantación y desarrollo del embrión, lo que ayuda a las mujeres que se someten a la de fecundación in vitro. NESTOR se basa en el éxito de WIDENLIFE y se espera que fortalezca las actividades de innovación colaborativa entre Estonia, Grecia y Países Bajos.

Preocupación por la brecha generacional

Destouni identificó la edad como el determinante más crítico en la fertilidad de las mujeres. “Es común que las mujeres en Europa retrasen la maternidad. De ahí que tengamos que pulir nuestras soluciones de fertilidad para que sean eficaces para la población que tratamos”. Desde la creación de la clínica en Tartu, muchas mujeres en Estonia se han beneficiado del acceso mejorado a las PGT para enfermedades debidas a defectos genéticos monofactoriales, como la enfermedad de Batten infantil tardía o CLN2, enfermedad que acabó con la vida de la pequeña Zoja.

Los expertos estiman que hay entre 7.600 y 10.000 enfermedades causadas por mutaciones monofactoriales. Estos trastornos afectan a 10 de cada 1.000 personas e incluyen, entre otros, la fibrosis quística, la enfermedad drepanocítica, la talasemia y la hemofilia.

Las PGT también son importantes para mujeres de más de 35 años, ya que, con la edad, la posibilidad de gestar a un bebé con anormalidades genéticas incrementa y el éxito de la de fecundación in vitro disminuye. Las PGT también pueden ser beneficiosas para mujeres que ya han tenido abortos espontáneos, múltiples ciclos de FIV fallidos o para parejas infértiles.

Un triunfo muy concreto de WIDENLIFE es el avance de otros tipos de pruebas de fertilidad, que se conocen como pruebas prenatales no invasivas (NIPT), que se han perfeccionado en gran medida en Estonia. Este método se usa para evaluar el riesgo de que un feto presente ciertas anormalidades genéticas, como el síndrome de Down. La prueba, que se lleva a cabo tras la décima semana del embarazo, analiza pequeños fragmentos de ADN fetal presente en la sangre de la madre. Es un método más seguro que la amniocentesis, la prueba más conocida y en la que se extrae una cantidad determinada del fluido amniótico que envuelve al feto con una aguja.

Pruebas extremadamente precisas

Científicos de la Universidad de Tartu han seguido desarrollando las NIPT en colaboración con Celvia, una empresa e institución de investigación estonia, para crear una técnica todavía más precisa de detección de anormalidades cromosómicas de manera no invasiva. Esta se conoce como Niptify y hoy en día se ofrece a un gran número de mujeres embarazadas en Estonia. Además, allí la subvenciona el sistema sanitario nacional. Su objetivo es que los padres puedan tomar una decisión informada para avanzar con el embarazo o terminarlo.

“Niptify es una manera extremadamente precisa de detectar anomalías cromosómicas fetales. Se ofrece a todas las mujeres embarazadas de más de 35 años en Estonia”, comenta Kurg, y añade que “la tecnología tras esta prueba sigue en proceso de mejora”. No obstante, el panorama de la medicina reproductiva en Grecia está muy fragmentado, indica Destouni, y algunas pruebas no se llevan a cabo en las instituciones de la sanidad pública, lo que significa que la mayor parte de la población no puede acceder a ellas con facilidad.

“Las pruebas más innovadoras las ofrece por lo general el sector privado, que adopta tecnologías consolidadas de empresas extranjeras de biotecnología”, comenta la investigadora griega, quien añade: “No es lo ideal, porque desincentiva los esfuerzos de investigación e innovación y hace que se pierdan valiosos datos genómicos de la población griega. Hay que implementar mejoras en todos los ámbitos, desde la investigación y la recogida de datos hasta los servicios de tratamientos de fertilidad y de atención al parto”. La esperanza radica en que, con redes de contacto europeas y la colaboración entre investigadores, las cosas, efectivamente, mejorarán.

La investigación descrita en este artículo ha sido financiada con fondos del programa Horizon de la UE. Las opiniones de los entrevistados no reflejan necesariamente la de la Comisión Europea.

Más información:

Artículo publicado originalmente en Horizon, la revista de investigación e innovación de la Unión Europea.

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