Ana María Cuervo, bióloga: “La vejez es como una enfermedad que aún no se ha manifestado. Si no haces nada, se manifestará”
La científica barcelonesa impulsa la gerociencia, una disciplina que aboga por investigar y crear medicamentos para revertir la vejez, en lugar de luchar contra las enfermedades asociadas
Enfrente del Instituto Einstein para la Investigación del Envejecimiento de Nueva York hay un McDonald’s. Ana María Cuervo (Barcelona, 58 años) subdirectora de la institución, va de vez en cuando allí a comer algo. “No pasa nada si es una cosa puntual”, explica. Pero allí ve a familias enteras que son asiduas. El parking está a rebosar, porque la gente solo se mueve en coche. En el barrio, es mucho más fácil encontrar locales de comida rápida como este que una frutería o una pescadería. Y esto, advierte esta científica, sí que es un problema.
Cuervo explica la anécdota en un aula de la Universidad de Salamanca. Ha acudido aquí para participar en la cumbre España-Japón sobre longevidad. Según los últimos datos disponibles de la OMS, Japón es el país más longevo del mundo, con 84,3 años de esperanza de vida. España está en el puesto quinto, con 83,2. Estados Unidos, siendo más rico que estos dos países, está en el puesto número 46, con 78,5 años. Y ese parking atestado del McDonald’s puede ayudar a entender la diferencia.
Cuervo analiza cómo una mala alimentación puede hacernos envejecer. Y cómo prácticas como el ayuno intermitente ayudan a ralentizar este proceso. Esta mujer menuda, agradable e hiperactiva, es una de las mayores expertas en envejecimiento del mundo. En su estudio llevan años defendiendo que la vejez se debe estudiar en ensayos clínicos, en lugar ignorarla para tratar y examinar después enfermedades asociadas como el párkinson o el alzhéimer. Cree que la medicina y la investigación deben centrarse en estudiar y proteger esta etapa vital, igual que hace años pusieron el foco en la pediatría, reduciendo drásticamente la mortandad infantil y asociada al parto. Su misión no es solo ralentizar el proceso de envejecimiento; quiere cambiar la forma en la que entendemos las enfermedades y el deterioro.
Pregunta. ¿Qué es lo que nos pasa exactamente cuando envejecemos?
Respuesta. El envejecimiento es un deterioro progresivo y una perdida de función. Y eso es lo que nos preocupa. Porque si no fuese por eso, es la mejor etapa de tu vida: ya no tienes que preocuparte por los niños, has terminado tu carrera, has terminado todo lo que tenías que hacer, y encima tienes las experiencias de todo lo vivido. Pero es la perdida funcional lo que nos preocupa, el ser más propenso a enfermedades del envejecimiento como el alzhéimer, la diabetes u otras enfermedades debilitantes, crónicas y que hacen que no puedas tener una buena calidad de vida. Incluso cuando no tienes ninguna de esas enfermedades te ves con más problemas de movilidad, o de memoria.
P. ¿Y eso se puede cambiar?
R. Todas las investigaciones que se están haciendo van en esa dirección. Porque al final no importa tanto cuántos años vives, lo que importa es si los vives de forma sana. A partir de los 70, generalmente, vas a empezar a tener una perdida funcional. Pero otras veces tenemos los dos ejemplos, gente que se deteriora más rápido de lo que toca y gente que envejece mucho mejor. La edad del carnet de identidad, la cronológica, no siempre coincide con la biológica. La esperanza de vida media se ha ido alargando. Antes la gente se moría de infecciones, llegó la penicilina y eso se redujo. Luego había mucha gente que se moría proceso de cardiovasculares, pero se redujeron, igual que con el cáncer, donde han mejorado los tratamientos. Pero según se van conquistando esas enfermedades, la gente vive más, pero no necesariamente mejor. La gente empieza con los achaques casi a la misma edad que hace tiempo. Es donde nos hemos estancado. Pero ahora muchos países se han puesto de acuerdo para investigarlo de forma conjunta. Se están empezando a hacer ensayos clínicos relativos al envejecimiento. Y esto es una novedad, antes los ensayos clínicos solo se hacían sobre enfermedades.
P. Y su equipo es pionero en este campo.
R. Hace 10 años contribuimos a crear una nueva disciplina, la gerociencia, que hace justo eso. Nos hemos dado cuenta de que se invierte mucho en el tratamiento del cáncer, de enfermedades cardiovasculares, del párkinson… Pero el único factor común que tienen todas estas enfermedades es el envejecimiento. Por eso ha tenido que replantearse cómo abordarlo. Se empezó a pensar que, en vez de esperar a que surja la enfermedad y tratarla, es mejor limitar el proceso de envejecimiento, que esto empujará a que las enfermedades aparezcan más tarde. Hemos pasado 10 años convenciendo a las agencias reguladoras de que si actúas en el envejecimiento vas a prevenir la enfermedad para que nos dejen hacer ensayos clínicos. La vejez es como una enfermedad que aún no se ha manifestado, pero si no haces nada, se manifestará.
Se invierte mucho en el tratamiento del cáncer, de enfermedades cardiovasculares, del párkinson… Y cuando miras a través del espectro de todas las enfermedades, el único factor común es el envejecimiento
P. ¿Y en qué se han concretado estos primeros ensayos clínicos? ¿Hay algún fármaco que pueda ayudarnos a envejecer de forma saludable?
R. Se han aprobado algunos ensayos con medicamentos que ya se usaban antes para otras cosas. Por ejemplo, hay un fármaco que se llama la metformina, que se utiliza para los diabéticos. Se hizo un estudio muy grande en los países escandinavos. Y se vio que los pacientes diabéticos normalmente envejecían mucho más rápido y tenían más deterioro que la población general, que es lógico. En cambio, los pacientes diabéticos que estaban con metformina, no es que envejeciesen igual que la población general, es que envejecían más lento. Eso llevó a estudiar sus efectos en el envejecimiento. Este fármaco mejora todos los marcadores del envejecimiento: la autofagia, las mitocondrias, que son la fuente de energía de tus células; la epigenética, que son las marcas que les pones a tus genes para que se expresen o no… Hay que esperar a que pase todos los estudios, porque no hay ningún medicamento inocuo y aún se tiene que experimentar. Pero igual en el futuro, con 40 o 50 años, el médico empieza a recetarlo para evitar el envejecimiento.
P. Estamos en un congreso en el que España y Japón comparten sus experiencias sobre longevidad, ¿qué papel desempeñan los gobiernos en esto? ¿La longevidad es política?
R. España y Japón son dos de los países con las poblaciones más longevas. O sea que algo, los dos países, estarán haciendo bien. En el caso de España lo asocio a la dieta mediterránea, que es rica en legumbres y verduras, que se cocina con aceite y no con mantequilla… Y luego también influye la forma que vivimos: se da mucha importancia a las interacciones personales, la calidad de vida… No todo es trabajar. En Estados Unidos, donde vivo, el trabajo está en el centro y los lazos familiares son más débiles, y la dieta es muy diferente, es peor. Japón, en ese sentido, es muy similar a España. Hay relaciones intergeneracionales, son los abuelos los que cuidan a los niños, la familia está en el centro.
En España, asocio la longevidad a la dieta mediterránea [...] y a la forma que vivimos: se da mucha importancia a las interacciones personales, la calidad de vida… No todo es trabajar.
P. Se habla mucho de ayuno intermitente como forma de prevenir el envejecimiento, ¿cómo funciona ese proceso?
R. Hace ya 75 años se identificó en animales experimentales, primero en ratones, después en monos, que si reduces el número de calorías en un 60%, los animales viven más, están mejor, tienen menos incidencia de enfermedades espontáneas, son menos frágiles. Pero no es algo que se pueda implementar mucho en nuestra vida. Estar todo un día sin comer no solo es sacrificado, puedes tener problemas de hipoglucemia, de falta de energía… Así que llevamos 50 años viendo qué es lo que cambia esa disminución de calorías a nivel celular, para que podamos reproducirlo de otra manera.
Una de las opciones es lo que se ha venido a llamar un ayuno intermitente: un día la semana, hacer un día de limpieza y pasar muchas horas sin comer. O hacerlo durante unas horas, en un formato 16:8, o 14:10. No es tanto cuánto comes, sino cuánto tiempo dejas entre las comidas. En ese contexto, a nivel biológico surge un proceso que se llama autofagia. Tus células no tienen energía y la producen quemando sus componentes más defectuosos. Imagínate que estás en una casa y te cortan la calefacción, pero tienes una chimenea. Hace mucho frío fuera y no puedes salir, así que te ves obligado a quemar muebles de la casa para calentarte, ¿qué vas a quemar? ¿Los muebles buenos y nuevos o aquellos viejos y defectuosos? Esto es igual. Cuando las células no tienen nutrientes, pero necesitan producir energía, empiezan a comerse a sí mismas, a quemar sus elementos más defectuosos, lo que sobra o lo que está dañado. Por eso funciona como una limpieza de las proteínas más defectuosas. Y las células que están más limpias funcionan mejor.
P. ¿Es sostenible una sociedad envejecida?
R. En este congreso hay economistas que se aterrorizan cuando decimos que queremos intervenir en el envejecimiento, porque una sociedad así, sería insostenible. Pero la idea es alargar la vida sana, que los mayores no tengan que ir tanto al médico, que sean activos y puedan hacer trabajos de voluntariado. Yo creo que la jubilación es una parte importante de la vida, igual que acabas de estudiar, acabas también de trabajar en un momento dado. Pero te puedes seguir involucrando en la sociedad, puedes correr una maratón, o cuidar a los nietos, interesarte por la jardinería o hacer voluntariado. Ese es el tipo de trabajos que deberíamos hacer.
P. La gerociencia acaba de nacer, ¿qué futuro le augura?
R. Creo que las nuevas generaciones de médicos son más conscientes, se han dado cuenta de que va a haber un cambio. Las poblaciones están envejeciendo y tenemos que hacer algo. Igual que hace unos años se dio mucha importancia a la pediatría, porque había una tasa de mortalidad más alta, en el futuro deberíamos centrarnos en la geriatría, en otras etapas más vulnerables. Y transmitir un mensaje positivo, la vejez no es negativa.
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