Así nace una organización de ‘denunciadores’ climáticos
Un banquero que revela un proyecto opaco de financiación de energías fósiles, una empleada que alerta de prácticas de lavado de imagen… Para enfrentar la emergencia del clima, es fundamental dar garantías a los filtradores
La crisis climática se agrava día a día. A pesar de la creciente movilización en todo el mundo, las emisiones de gases de efecto invernadero continúan alcanzando niveles récord. El cambio climático, la contaminación y las extinciones masivas se intensifican, provocando inestabilidad, migraciones y conflictos. Según el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, estamos en “la autopista hacia el infierno climático, con el pie en el acelerador”.
Nuestro sistema de gobernanza ha alcanzado sus límites. Los tomadores de decisiones políticas y económicas son impotentes y, a veces, incluso cómplices, frente a la magnitud de una crisis de la que son plenamente conscientes. Sin embargo, la esperanza persiste. Muchos actúan para cambiar el statu quo a través de manifestaciones, desobediencia civil y acciones judiciales. Sin embargo, se toman demasiadas decisiones fundamentales para el futuro de la humanidad sin ningún control ciudadano y a puertas cerradas. Esta opacidad organizada contribuye a preservar la impunidad de aquellos que son responsables. La crisis climática también es una crisis de transparencia.
Imagina un mundo en el que cualquier persona que tenga acceso a información de interés general y vital para la preservación del medio ambiente pueda revelarla de manera serena, mientras recibe apoyo. Lavado de imagen, contabilidad de carbono, beneficios fiscales, estudios de impacto… Imagina un mundo en el que consumidores, ciudadanos, políticos, jueces, todos, tengan acceso a esta información que a menudo se les oculta y que obligaría a los responsables de la crisis climática a rendir cuentas.
Los denunciantes, también llamados filtradores, alertadores, informantes o whistleblowers, son esenciales para el movimiento climático. Ellos proporcionan pruebas precisas y sustanciales, así como testimonios poderosos, que pueden tener un impacto directo generando debate público, aportando insumos para procedimientos judiciales e inspirando a otros a tomar acción. A menudo, los denunciantes son la encarnación de un cambio gradual de paradigma. Al publicar información precisa y, a veces, proporcionar pruebas, pueden sacudir a la opinión pública, tal como lo demostraron Edward Snowden con la vigilancia masiva, o Antoine Deltour con la optimización fiscal.
Se toman demasiadas decisiones fundamentales para el futuro de la humanidad sin ningún control ciudadano y a puertas cerradas. Esta opacidad organizada contribuye a preservar la impunidad de aquellos que son responsables. La crisis climática también es una crisis de transparencia
La reciente directiva europea para mejorar la protección de los denunciantes, o la ley Waserman en Francia, son pruebas del reconocimiento por parte de legisladores del papel desempeñado por los denunciantes en nuestras sociedades modernas frente a los poderes económicos y políticos, cada vez más inclinados a fragmentar los procesos de toma de decisiones.
En un momento en el que la humanidad se encuentra en una encrucijada, estos avances legislativos deben ayudar a aquellos que, en primera línea, revelan información sensible y vital para nuestro planeta, que a menudo está oculta en aras del beneficio de pocos. Un banquero revelando un proyecto opaco de financiación de energías fósiles, una empleada alertando sobre prácticas de lavado de imagen, una ingeniera develando las entretelas de una deforestación masiva… Muchos pueden convertirse en guardianes del clima. Muchos pueden abandonar la disonancia cognitiva que nos lleva a cerrar los ojos en aras de la estabilidad profesional.
Revelar estos abusos es un camino largo, peligroso y arriesgado. Estos filtradores amenazan intereses poderosos y opacos. Debido a que se exponen a riesgos para su propia seguridad y la de sus seres queridos, estos defensores del interés general necesitan protección frente a eventuales represalias por parte de las la organización o grupo acusado, y apoyo para confiar estas informaciones tan delicadas a las autoridades, medios de comunicación o grupos de la sociedad civil.
Con este objetivo, la ONG Climate Whistleblowers (CW) ha sido creada esta semana. Y su objetivo es actuar como escudo para los centinelas del clima. Abogados, periodistas, activistas: como fundadores de CW, ponemos nuestra experiencia al servicio de los denunciantes climáticos para protegerlos y permitir que sus revelaciones tengan un impacto significativo.
Un solo denunciante puede ser el inicio de un impulso mayor, y actuar como catalizador de acciones colectivas y masivas frente a la opacidad organizada para mantener el statu quo. El acto de denunciar puede dar voz a la Tierra.
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