MSF advierte de un déficit récord en la ayuda humanitaria y de un aumento “escandaloso” de los ataques a las misiones médicas en conflictos
El 55% de la financiación para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos que viven en países en conflicto se queda sin cubrir, según un informe que ha elaborado esta ONG con el IECAH
“En el mundo hay 56 conflictos activos, la cifra más alta desde el final de la Segunda Guerra Mundial. 92 países, prácticamente la mitad de los Estados, están involucrados en conflictos violentos fuera de sus fronteras. Como consecuencia de las guerras y de la crisis climática, hay más de 130 millones de desplazados forzados. Se siguen batiendo récords”. Este es el “panorama oscurecido” que este martes describió Jesús A. Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), durante la presentación en Madrid de un informe elaborado junto con Médicos Sin Fronteras (MSF), que pone el foco en las necesidades de un mundo golpeado por guerras, amenazado por la crisis climática y los desastres naturales y con Sudán y Gaza como dos de las grandes crisis humanitarias actuales.
De acuerdo con los datos del informe La acción humanitaria en 2023-2024: Sudán y Gaza, muestra de la inacción internacional, el año pasado 363,3 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria en el mundo, 37,6 millones más que en 2022. Como consecuencia de ello, la demanda de financiación humanitaria solicitada a través de los llamamientos coordinados de Naciones Unidas alcanzó en 2023 una cifra récord: 57.300 millones de dólares (unos 54.486 millones de euros).
Sin embargo, a diferencia de las necesidades humanitarias, los fondos “han crecido escasamente” y se han estancado respecto a 2022. El pasado año solo se cubrieron el 45% de los llamamientos de ayuda humanitaria, lo que se traduce en una infrafinanciación de 31.500 millones de dólares (29.952 millones de euros), o dicho de otro modo, el mayor déficit desde comienzo de siglo. “Hay una brecha de financiación muy grande. Cada vez más poblaciones necesitadas de ayuda y de protección humanitaria no ven satisfechas estas necesidades”, explicó Francisco Rey, codirector del IECAH, en la presentación del estudio.
El total de la ayuda humanitaria global en 2023 quedó en 43.200 millones de dólares (41.079 millones de euros), y aunque la financiación de donantes públicos aumentó, no ha podido compensar la disminución de la financiación privada, explica el análisis. En cuanto a España, los fondos de la ayuda humanitaria aumentaron en un 34,89% respecto a 2022, alcanzando un total de 213,55 millones de euros.
Estamos asistiendo no solo a un deterioro del orden internacional basado en normas, sino directamente a su colapsoJesús A. Núñez, codirector del IECAH
Según alerta MSF, cerca de dos terceras partes de los 45 llamamientos coordinados por la ONU recibieron el 50% o menos de la financiación necesaria. Y la concentración de la ayuda en un número reducido de crisis continuó siendo la norma: 10 de ellas recibieron cerca de un 43% de la financiación humanitaria internacional.
Ucrania siguió otro año más a la cabeza, seguido por Siria, Yemen, Afganistán y Palestina, que tuvo un incremento del 182% (de 592 a 1.668 millones de dólares) tras el comienzo de la guerra en octubre. Sudán, calificada como una crisis humanitaria de proporciones épicas, no llegó a cubrir ni la mitad de los fondos requeridos. “Constatamos que la asignación de los fondos a las crisis no sigue criterios humanitarios o en función de la violación de los derechos de las poblaciones afectadas”, ha explicado Rey. “El sistema, además, se ha centrado en la prestación de asistencia, y no tanto en la protección. Las violaciones de derechos humanos son bastante constatables”, ha incidido.
Gaza y Sudán: ejemplo del fracaso en la protección de civiles
Las guerras en Gaza y Sudán ejemplifican para los autores del informe el fracaso en la protección de civiles y la defensa del derecho internacional humanitario a nivel global. “En el caso de Sudán, por inacción, y en el caso de Gaza, añadiendo Cisjordania, Líbano, etcétera, por la impunidad que se transmite respecto a algunos actores”, alerta Núñez, codirector del IECAH. “Hay un actor, que se llama Israel, que se siente al margen de las normas más básicas de la guerra, que incumple desde hace décadas sus obligaciones como potencia ocupante y viola diariamente el derecho internacional, el humanitario y los derechos humanos en toda su extensión”, añade.
Myriam Laaroussi, coordinadora de emergencia de MSF en Gaza, ha recalcado a través de una intervención por videollamada que, ahora mismo, en el norte de Gaza, “no hay capacidad para dar el nivel de suministros que necesita la población”. Laaroussi ha incidido en que los movimientos en la zona no son seguros: “Vamos de un sitio a otro sin saber si nos va a caer algo encima y es así cada día, para los trabajadores humanitarios y para la población civil”. Y ha explicado que los ataques constantes que sufre la atención médica en la Franja ha llevado al personal a tener que “ser creativo para intentar dar un mínimo de atención médica de calidad a los pacientes”.
“Lo que estamos viendo ahora mismo en Gaza es una destrucción del sistema de salud y de atención médica”, ha subrayado la directora general de MSF, Raquel Ayora, sobre los ataques a la acción humanitaria, un tema al que el estudio dedica un capítulo. “Hay más conflictos que nunca en el mundo y en esas zonas, los ataques a las misiones médicas están aumentando de manera escandalosa”, ha explicado Ayora, tras recordar que según la Coalición para la Salvaguarda de la Salud en Conflictos, 2023 marcó el aumento global más significativo de ataques a la misión médica jamás registrado.
Otro ejemplo de esta grave situación es Sudán, uno de los conflictos que el informe analiza en profundidad y que ha causado más de 61.000 muertos desde abril de 2023, según una investigación de London School of Hygiene and Tropical Medicine, y millones de desplazados. Esperanza Santos, coordinadora de emergencia de MSF en Sudán, ha explicado por videollamada que “las partes en conflicto están bloqueando deliberadamente el movimiento de civiles y el acceso a ayuda humanitaria y a servicios básicos”. “Con la destrucción del acceso a la salud, la población de Gaza y de Sudán está siendo privada de elementos críticos para la supervivencia”, ha añadido Ayora.
“Hay necesidades médicas relacionadas con la inseguridad alimentaria, condiciones de vida y brotes epidémicos que se propagan por todo el país. Según la OMS, el 80% de los centros sanitarios están fuera de servicio, y han aumentado la mortalidad por causas prevenibles”, ha subrayado Santos, que advierte que zonas de Sudán como Darfur, Jartum o Gezira se han convertido en “desiertos humanitarios”. “Hacemos un llamamiento a las partes beligerantes y a los Estados con influencia sobre ellas: deben de garantizar la protección a los civiles, el personal sanitario y las instalaciones médicas”, ha remachado. “En Sudán hemos fracasado. No hemos conseguido que esté en la agenda política ni en el interés mediático”, ha añadido Ayora.
Para Núñez, “estamos asistiendo no solo a un deterioro del orden internacional basado en normas, sino directamente a su colapso”. “Con el problema añadido de que los que cuestionan ese orden son los que teóricamente se presentan como sus defensores, y eso empieza con Estados Unidos”, ha añadido. La directora general de MSF ha advertido del riesgo de que este “colapso del derecho internacional humanitario” se vea acompañado del “colapso de otros marcos normativos, como el derecho a las migraciones, el de poblaciones vulnerables y el derecho a la salud”.
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