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Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children: “La crisis climática es una amenaza existencial para los niños”

La jefa de la organización humanitaria alerta del “desprecio” por el derecho internacional para proteger a los menores en los conflictos armados

Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children, participa en una conferencia en contra de la violencia en contra la niñez en Bogotá (Colombia), el 8 de noviembre.
Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children, participa en una conferencia en contra de la violencia en contra la niñez en Bogotá (Colombia), el 8 de noviembre.Christina Noriega
Diego Stacey

El mundo es un lugar cada vez más peligroso para los niños. Un informe publicado a finales de octubre por la ONG Save the Children constata que las guerras (en Ucrania, Gaza, Sudán…) han exacerbado la violencia infantil, una problemática que se presenta en todas las regiones del planeta a través de diversos crímenes como el asesinato, el abuso sexual, el secuestro o el reclutamiento forzoso.

“Cuantos más conflictos hay, más niños están expuestos a graves violaciones de sus derechos humanos”, asegura Inger Ashing (Alton, Reino Unido, 50 años), directora ejecutiva de la organización, en una entrevista realizada la semana pasada en Bogotá, en el marco de la primera Conferencia Ministerial Global sobre la Erradicación de la Violencia contra la Niñez, una iniciativa mundial para buscar soluciones ante este “oscuro panorama”, al que se le suman los peligros vinculados a la crisis climática y la inteligencia artificial.

Pregunta. En vez de reducirse, las violaciones cometidas contra niños en los conflictos globales alcanzaron el nivel más alto de la historia en 2023, según su informe. ¿Le sorprenden estas cifras?

Respuesta. Es estremecedor ver cómo la violencia contra los niños aumenta en lugar de disminuir y por eso era tan urgente que se realizara esta conferencia. Vemos que hay muchos más niños que viven actualmente en zonas de conflicto, casi 500 millones, y cuantos más conflictos hay, más niños están expuestos a graves violaciones de derechos. Vemos un gran desprecio por el derecho internacional humanitario.

P. La guerra en Gaza ha agudizado la violencia infantil, en donde han muerto miles de niños. ¿Se ha violado el derecho internacional?

R. Lo que hemos visto en esta guerra es que ambos bandos [Israel y Hamás] han violado los derechos de los niños. Por un lado, Hamás secuestró y mató a varios niños [israelíes], pero también hemos visto centenares de situaciones en las que los niños palestinos han sido víctimas de violencia. Estamos muy preocupados por la falta de acceso a la Franja de ayuda humanitaria para proveer comida, refugio, medicamentos y educación a los menores. Es uno de los conflictos sobre los que estamos más alerta.

P. Allí no existe la niñez pacífica. ¿Cuáles son las consecuencias en el futuro?

R. Estuve en Cisjordania, ya que no he podido entrar a Gaza desde que comenzó la guerra, y allí interactué con varios niños, que me decían que cuanto más dure el conflicto, menos esperanza tienen para su propio futuro. Lo único que quieren es una infancia normal: ir a la escuela, jugar con sus amigos, ser niños normales. Además de las consecuencias inmediatas, habrá un grave impacto en la salud mental de miles [de menores] y por eso ya estamos invirtiendo en redes de apoyo psicológico porque el trauma colectivo y sus consecuencias repercutirán durante generaciones.

Los niños ya no solo son víctimas de la guerra, sino que ahora son arrastrados a luchar en ellas

P. La violencia infantil es un problema global, pero los casos más críticos se concentran en lo que conocemos como el Sur Global.

R. Así es. Pienso en Sudán, en varias zonas del Sahel o Mozambique, en donde viven miles de niños en conflictos sobre los que nadie informa. Son guerras mucho más complejas porque ya no son solo entre países, sino que ahora hay varios actores, como milicias o grupos armados. Eso hace que sea cada vez más difícil abordar y resolver estos conflictos. Uno de los puntos de los que más se ha hablado en esta conferencia, por ejemplo, es cómo hacer frente al reclutamiento forzoso, porque los niños ya no solo son víctimas de la guerra, sino que ahora son arrastrados a luchar en ellas.

P. Una crítica que crece conforme avanzan las guerras y los desastres naturales es que la ONU se ha vuelto incapaz de resolver los problemas globales. ¿Ha caducado su efectividad?

R. Entiendo el porqué de esa visión. La ONU depende de sus Estados miembros y si ellos no respetan su autoridad, socavan el mandato que tiene. Es el caso en muchas situaciones, como cuando los países ignoran las resoluciones del Consejo de Seguridad. Eso hace que sea más difícil para la ONU imponer su palabra. Dicho esto, no veo ningún otro actor que pueda desempeñar ese papel y lo que necesitamos es un organismo fuerte y con un compromiso renovado.

P. ¿Cómo impactará el cambio climático a los niños?

R. De muchas formas. Lo estamos viendo ya con las inundaciones en España. Hay olas de calor, sequías y otros fenómenos que son una amenaza para muchos países. Desde la perspectiva de un niño, un desastre natural erosiona sus servicios básicos, aun en España, que es un país económicamente fuerte y bien desarrollado, tardará años en reconstruirse y habrá un gran impacto en la educación y la salud de los menores. Por poner un caso específico, a principio de este año estuve en Kenia, en donde ha habido tanto sequías como inundaciones. Hablé con un padre que tenía unas 70 ovejas, pero por la sequía murió la mayoría y ya no tenía cómo llevar comida a la mesa. Tuvo que casar a dos de sus hijas porque simplemente no podía alimentarlas. La crisis climática es una amenaza existencial para los niños. En todos los países del mundo te responderán que es la mayor amenaza para ellos en el futuro.

La inteligencia artificial es una gran incógnita porque aún no sabemos su magnitud

P. Los conflictos y el cambio climático exacerban la migración. ¿Cómo afecta la política de puertas cerradas que está ganando popularidad en Europa?

R. La guerra y la crisis climáticas son las amenazas más graves para los derechos de los niños en el mundo y sus consecuencias aumentan las migraciones. La política de cierre de fronteras en Europa muestra que no hay un lugar seguro al que ir, por lo que más niños seguirán siendo víctimas. La medida que estudia la UE de delegar el asilo a terceros países [como ya lo ha hecho Italia] aumenta el riesgo y no debería implementarse hasta que se garantice que no se violen sus derechos.

P. Una postura similar propone Donald Trump, que acaba de ganar las elecciones en EE UU.

R. Desconocemos el alcance de lo que propone [Trump], así que no comentaré nada específico. Pero se asemeja a lo que está ocurriendo en Europa, en donde cada vez más países quieren cerrar sus fronteras. Así que hay que fortalecer la legislación internacional que regula el derecho a solicitar asilo y asegurarnos de que se mantengan los tratados internacionales que velan por el respeto de los derechos humanos de las personas migrantes.

P. El peligro de la inteligencia artificial (IA) ha sido uno de los puntos claves de la conferencia. ¿Percibe el riesgo del que alertan múltiples expertos?

R. Es una gran amenaza y también una gran incógnita porque aún no sabemos su magnitud. Hemos hablado con cientos de niños en más de 30 países y nos dicen que lo que más quieren por parte de los líderes mundiales es el acceso a la educación, una vida libre de violencia y la seguridad online. Esta es la nueva realidad para las nuevas generaciones y tenemos que ponernos al día y asegurarnos de poner en marcha los mecanismos de protección adecuados. Con la IA, muchas veces no se trata ni siquiera de cuidar los espacios en los que un niño está en internet porque alguien te puede hacer una foto y manipularla. Es una de las grandes preguntas que debemos abordar.

P. ¿Es optimista?

R. Si no lo fuera, no sería capaz de hacer mi trabajo. Es lo que se necesita para enfrentar una de las caras más complejas de la humanidad.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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