Por una solución al problema en Cataluña
Los lectores opinan sobre el conflicto político catalán, los bancos, la política educativa de derechas y sobre el legado de Cristóbal Halffter
Para resolver un determinado problema, resulta imprescindible entenderlo. De un partido que en las últimas elecciones al Parlament consiguió solo tres diputados y menos de 110.000 votos, se diría que no comprende demasiado bien la situación política y social que atraviesa Cataluña. Hace años que los populares parecen estar lejos de saber interpretar la extraordinaria complejidad del conflicto político, lo que hace albergar serias dudas sobre una posible estrategia de Génova —aún desconocida— en pos de normalizar la cohesión social y las relaciones institucionales con Cataluña. Lo que tal vez deberían plantearse es, al menos, no estorbar y permitir que sean formaciones con mayor conexión con la sociedad catalana quienes traten de llegar a un punto de encuentro que españoles y catalanes añoramos hace ya demasiados años.
David Barbas García. Madrid
Negocio redondo
Los grandes bancos han comenzado a cobrar gravosas comisiones por solo mantener la cuenta. La custodia de fondos ya no saldrá gratis, si es que antes lo hacía. Al mismo tiempo, la mayor parte de esos grandes bancos anuncian expedientes de regulación de empleo que dejan en la calle a miles de empleados, muchos en su ecuador laboral, además de cerrar cientos de sucursales y cajeros automáticos. En román paladino: suben sus comisiones y reducen sus servicios. Cobrar más por menos. Negocio redondo. Sus clientes nos encontramos atados de pies y manos, pues no hay escapatoria posible, ni siquiera bajo el colchón. La cuenta bancaria se ha convertido en requisito indispensable para cualquier gestión administrativa o de otro tipo, y los bancos lo saben.
Gonzalo de Miguel Renedo. Logroño
El himno en las aulas
De 1959 a 1969, mi escolaridad se desarrolló en un colegio público del que guardo muy buen recuerdo, si no fuera por aquellos terroríficos lunes en los que nos hacían “formar” en el patio, cantar y alienarnos con alegres y vistosas canciones, tales como Montañas nevadas, Cara al sol o el himno nacional. Por supuesto, en clase de música aprendimos también el Ardor guerrero de la Academia Toledana. Ahora, 60 años después, oigo que en Murcia, Vox propuso iniciar las clases con el himno nacional, una propuesta para ¿mejorar la educación en las aulas? En Madrid parece que también les ha gustado la idea y no descartarían hacerlo, sobre todo para conseguir apoyos. Hay muchas melodías que son constitucionales y nadie se plantea comenzar la jornada académica o, ya puestos, la laboral con ninguna de ellas. A lo mejor, con Sobreviviré se alcanzaría más y mejor energía.
Margarita Martín Jimeno. Madrid
Una campana rota
Hace unos días nos dejó el gran compositor Cristóbal Halffter. Ese compositor que decía: “Mientras quede una campana rota aún hay esperanza, de que no triunfe la vulgaridad, que triunfe la música, aunque sea de una campana rota”. El gran compositor se ha ido, y cuando se van las grandes metáforas, cuando se van, y no oyes campanas, y sucede, ardua y angosta es la senda de la esperanza. Aunque sea rota, decía.
Francisco García Castro. Estepona (Málaga)
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