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Trump defenderá en el Congreso su giro con Ucrania y los recortes de Elon Musk

El presidente interviene este martes en una sesión conjunta del Congreso tras detener la ayuda militar a Kiev después de su bronca a Zelenski en la Casa Blanca

Donald Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (a la derecha), y el de Ucrania, Volodímir Zelenski, el pasado viernes en la Casa Blanca.Brian Snyder (REUTERS)
Miguel Jiménez

“MAÑANA SERÁ UNA GRAN NOCHE. ¡CONTARÉ LAS COSAS COMO SON!”. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió en su red social, Truth, dar espectáculo este martes en su intervención ante el Congreso, reunido en sesión conjunta. Al tratarse del primero de su nueva presidencia, no se considera un discurso sobre el estado de a Unión, pero tiene la misma parafernalia y solemnidad. Trump, a quien la Casa Blanca corona como un rey, está forzando los límites del poder ejecutivo y, a la vez, chocando con el judicial. Ahora, tras mes y medio como 47º presidente, se planta ante un legislativo al que necesita para sacar adelante sus políticas. Lo hace tras su viraje en política exterior sobre Ucrania, a la que ha cortado la ayuda militar, en medio de los recortes y despidos en la Administración, liderados por Elon Musk, y en pleno inicio de la guerra comercial con sus vecinos.

“Las cosas como son”. El presidente de Estados Unidos llamó hace poco “dictador” a Zelenski y responsabilizó a Ucrania de la invasión rusa. Trump pronuncia su discurso en plena resaca del maltrato al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en el Despacho Oval de la Casa Blanca con su vicepresidente, J. D. Vance, como perro de presa.

Solo cuatro días después de ese episodio sin precedentes ante los medios de comunicación, que Trump calificó de “televisión de la buena”, sus referencias a la política exterior recibirán un escrutinio especial, especialmente tras haber suspendido la ayuda militar a Ucrania para defenderse de la invasión rusa. Trump seguía insistiendo este lunes en que Zelenski no quiere la paz. Muchos de los republicanos del Congreso tienen interiorizado el papel de Estados Unidos como “líder del mundo libre” y son conscientes de que el agresor es Rusia y los europeos son los aliados.

El Trump que da su primer discurso de este mandato es muy diferente al que acudió al Capitolio hace ocho años. Entonces, había ganado por sorpresa las elecciones, trataba de aprender los mecanismos de ejercicio del poder y no había renegado de algunas ideas asentadas entre los republicanos durante décadas. En su discurso del 28 de febrero de 2017, ya asomaba parte de la deriva de Trump. “Apoyamos firmemente a la OTAN, una alianza forjada a través de los lazos de dos guerras mundiales que destronaron al fascismo, y una Guerra Fría, y derrotaron al comunismo”, afirmó hace ocho años. Ya entonces reclamaba un mayor esfuerzo económico a los otros miembros de la OTAN, pero sin poner en duda quiénes son los aliados de Estados Unidos.

Ahora, el apoyo de Estados Unidos a Ucrania está en el aire. “O llegas a un acuerdo, o nosotros nos vamos”, le dijo Trump a Zelenski en el Despacho Oval. El discurso de este martes será una ocasión para que el presidente exponga su política con respecto a la guerra de Ucrania. Trump prometió en campaña que acabaría con ella el primer día (o incluso antes de asumir la presidencia) y que Zelenski advierta de que la guerra aún puede ser muy larga le saca de sus casillas, como demostró este lunes.

Trump interviene en el Congreso en el día señalado para la entrada en vigor de aranceles del 25% a las importaciones desde México y Canadá, pero hasta el último momento se mantenía la incertidumbre sobre si se empezarían a aplicar de forma efectiva, al igual que otro 10% adicional a China. En su primer discurso como presidente, hace ocho años, Trump dijo: “Creo firmemente en el libre comercio, pero también debe ser un comercio justo”. En aquella intervención solo pronunció una vez la palabra “aranceles” y lo hizo para quejarse de los que otros países imponían a productos estadounidenses.

Ahora, la incertidumbre sobre la política arancelaria ya está haciendo daño a la economía. Aunque Trump presumirá de los compromisos de inversión de algunas grandes empresas (como ya hizo hace ocho años), la economía está perdiendo fuelle. Se han disparado las expectativas de inflación, ha caído la confianza de los consumidores, ha aumentado el déficit comercial y las empresas han advertido del impacto sobre sus ingresos, márgenes y beneficios de las disrupciones en la cadena de suministro y del encarecimiento de algunos insumos. Este mismo lunes, Trump hizo su último anuncio sin concretar mucho: aranceles a productos agrícolas desde el 2 de abril.

Más allá de los aranceles, la principal fuente de malestar en el frente interno son los despidos masivos de empleados federales, la congelación de desembolsos de partidas de gasto y los recortes emprendidos por Trump, su aliado Elon Musk y el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Varios congresistas demócratas han invitado a la sesión a funcionarios que han sido despedidos como parte de esos recortes. También hay algunos congresistas que han anunciado que no asistirán a la sesión conjunta como gesto de protesta frente a Trump.

Nancy Pelosi, entonces presidenta de la Cámara de Representantes, rompe una copia del discurso sobre el estado de la Unión de Donald Trump de febrero de 2020, mientras el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, aplaude.
Nancy Pelosi, entonces presidenta de la Cámara de Representantes, rompe una copia del discurso sobre el estado de la Unión de Donald Trump de febrero de 2020, mientras el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, aplaude.Susan Walsh (AP)

Una de las incógnitas es la asistencia de Musk al discurso y el lugar que ocupará, en caso de acudir. La sesión conjunta estará copresidida por el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el vicepresidente, J. D. Vance, en su calidad de presidente del Senado. Serán dos rostros amigos tras el presidente, como en la primera mitad de su primer mandato. Después, con la victoria demócrata en las legislativas de 2018, Nancy Pelosi fue elegida presidenta de la Cámara de Representantes. En el último discurso de Trump sobre el estado de la Unión, en 2020, Pelosi rasgó de forma ostensible desde el estrado su copia del discurso de Trump.

Aunque Trump ha invadido competencias del Congreso y trata de forzar las costuras constitucionales, necesita al legislativo para una parte importante de su agenda. El presidente quiere prorrogar y ampliar la rebaja de impuestos de 2017 que expira a finales de este año. Necesita además que el legislativo eleve el techo de deuda. De momento, los republicanos han cerrado filas para votar a favor de un plan presupuestario que baje los impuestos y los gastos, pero sin concretar cuáles son los gastos a recortar.

Trump también quiere que el Congreso le dé más medios para luchar contra la inmigración irregular. El presidente se ha apuntado uno de los grandes éxitos de sus primeras semanas en el cargo en ese terreno: los cruces de inmigrantes ilegales se han desplomado, según las cifras oficiales. La dialéctica xenófoba, las amenazas de deportaciones masivas, las medidas de vigilancia y la colaboración de México han permitido que el flujo se haya secado, aunque las cifras ya venían cayendo en picado desde hace meses. Como hace ocho años, cuando su obsesión era construir un “gran muro” en la frontera con México, parte de su discurso estará centrado también en los inmigrantes. Es toda una paradoja que el lema de su discurso sea la renovación del sueño americano, el sueño de una tierra que acogió a los inmigrantes de todos los orígenes.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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