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La guerra y el bloqueo de la ayuda humanitaria arrojan a la hambruna al mayor campo de desplazados de Sudán

Medio millón de personas enfrenta una escasez extrema de alimentos con riesgo para su vida en el asentamiento de Zamzam, en Darfur Norte, que lleva meses en situación catastrófica, agravada ahora por el estallido de combates en la zona y por inundaciones

Una desplazada sudanesa dentro de un refugio en el campamento de Zamzam, en Darfur del Norte, Sudán, el 1 de agosto de 2024.
Una desplazada sudanesa dentro de un refugio en el campamento de Zamzam, en Darfur del Norte, Sudán, el 1 de agosto de 2024.Mohamed Jamal Jebrel (REUTERS)
Marc Español

La guerra civil y el bloqueo de la ayuda humanitaria por parte de las fuerzas beligerantes en Sudán han causado una hambruna —la peor situación posible por falta de alimentos, cuando ya se produce un importante número de muertes por inanición— en uno de los mayores campos de desplazados del país, según concluyó recientemente un destacado comité de expertos en seguridad alimentaria. La situación en Zamzam, donde viven al menos medio millón de personas, es crítica desde hace meses, pero se ha deteriorado aún más en las últimas semanas a raíz del aumento de la violencia en la zona, Darfur Norte, y las inundaciones causadas por la época de lluvias.

El hecho de que esta sea la tercera vez que se declara una hambruna en 20 años —en Somalia en 2011 y Sudán del Sur en 2017— subraya la gravedad de la situación en el país africano, devastado tras un año y cuatro meses de combates entre el ejército regular, dirigido por el general Abdefatá al Burhan, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido de Mohamed Hamdan Dagalo.

El Comité de Revisión de Hambruna, integrado por expertos independientes, ha elaborado el informe sobre la grave situación de Sudán a petición del sistema internacional de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), formado por agencias de la ONU y otras organizaciones. Además de Zamzam, el comité considera probable que otros campos de desplazados alrededor de la capital de Darfur Norte, El Fasher, incluidos dos de los más grandes, Abu Shouk y Al Salam, estén padeciendo también una hambruna. Y ha alertado de que otras zonas de Sudán experimentan condiciones similares. En todo el país, más de 25 millones de personas, que representan más de la mitad de la población, sufren niveles de hambre aguda, y de estas, más de 750.000 se encuentran en una situación catastrófica; las fases previas a la declaración del peor escenario posible.

Darfur Norte, uno de los cinco Estados que forman la región de Darfur, es una de las partes de Sudán donde la crisis humanitaria es más grave y persistente. La situación ha empeorado desde abril, cuando las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido lanzaron en El Fasher, la única capital de Darfur fuera de su control, una ofensiva que todavía continúa y que ha ido acompañada de un asedio casi total. Cientos de miles de personas han huido, y una parte importante ha buscado refugio en Zamzam, a unos 15 kilómetros de la ciudad.

El comité de expertos afirma que una de las principales causas de la hambruna en Zamzam es la dificultad para realizar entregas humanitarias y comerciales. Actualmente, solo una de las 11 rutas que conectan Darfur con Chad y Sudán del Sur está oficialmente abierta y los envíos desde otras partes del país se ven obstruidos por los combates y las trabas del ejército y los paramilitares. Este bloqueo ha disparado los precios de los alimentos en Zamzam, donde la escasez de agua, gas y utensilios de cocina dificultan su preparación.

“La crisis de hambre en el campo de Zamzam es el resultado natural de la falta de ayuda humanitaria debido al cierre de las carreteras y pasos fronterizos, lo que ha provocado un aumento de precios de los bienes de consumo y la ausencia de grupos humanitarios”, confirma por teléfono Saddam Abkar Safi, miembro de la unidad de respuesta de emergencias de Zamzam, formada tras el estallido de la guerra civil. “En los mercados [aún] hay comida, pero hay muchos desplazados que no tienen recursos para comprar alimentos”, explica.

Organizaciones humanitarias llevan meses advirtiendo de la catástrofe que se cernía sobre Zamzam. Médicos Sin Fronteras (MSF), único proveedor de salud operativo en el campo, ya calculó en enero que un niño moría cada dos horas, y detectó que casi una cuarta parte de los menores sufría desnutrición aguda y un 7% desnutrición aguda grave, con riesgo para la vida. Entre los niños de entre seis meses y dos años, ese porcentaje aumentaba a casi el 40% y el 15%, respectivamente. Otro cribado masivo en marzo y abril reveló que la situación había empeorado.

El Comité de Revisión de Hambruna anota que, por limitaciones de acceso, sus expertos no han realizado mediciones directas ni han recopilado datos nuevos sobre factores como el consumo de alimentos, nutrición y mortalidad en Zamzam, por lo que se apoyan en gran medida en los informes de MSF, pero el organismo no aclara por qué ha tardado meses en declarar la hambruna. En este sentido, los mecanismos de alerta de la comunidad internacional han sido criticados porque cuando se activan es ya demasiado tarde para evitar una catástrofe. Pese a la demora, las ONG y los especialistas creen que esta calificación podría ayudar a paliar la infrafinanciación de la respuesta humanitaria en Sudán y presionar al Consejo de Seguridad de la ONU para adoptar medidas ambiciosas.

Una de las medidas que se considera más efectiva sería permitir que las agencias humanitarias realicen entregas de ayuda a Sudán por pasos fronterizos, aunque no estén autorizadas por los actores militares, que ejercen como Gobierno de facto. El pasado martes, en una reunión del Consejo de Seguridad, el representante sudanés, Al Harith Idriss, se abrió a cooperar en este sentido “si hay hambruna”. Desde el inicio de la guerra, el ejército ha impedido sistemáticamente entregar ayuda a través de zonas controladas por los paramilitares que se han mostrado abiertos a colaborar con la ONU, aunque han atacado a trabajadores humanitarios y han perpetrado saqueos masivos.

Dos días antes de la sesión del Consejo de Seguridad, MSF declaró que solo cuentan con alimentos terapéuticos suficientes para tratar a los niños desnutridos de Zamzam las dos próximas semanas, y de eso hace una. Esto ha forzado a la ONG a limitar el número de niños a los que ofrece tratamiento, pese a que esto significa que los que padecen desnutrición grave podrían morir en un plazo de tres a seis semanas. Tres camiones de la organización con suministros médicos destinados a Zamzam y El Fasher llevan más de un mes bloqueados por los paramilitares.

La dramática situación en este campo se ha deteriorado aún más en los últimos días por el inicio de la temporada de lluvias, que ha causado inundaciones generalizadas que han afectado zonas residenciales e instalaciones humanitarias clave, según un análisis reciente de imágenes de satélite del centro de investigaciones humanitarias de la Universidad de Yale. Además, el pasado domingo, según publica la Red de Darfur para los Derechos Humanos, el ejército bombardeó por primera vez Zamzam, que hasta ahora se había mantenido a salvo de las hostilidades.

Como en otras partes de Sudán golpeadas por la guerra, el comité de expertos señala que los comerciantes son casi los únicos que aún acceden a Zamzam, lo que permite mantener cierta vida en los mercados, que se han convertido prácticamente en la única fuente de alimentos para una población que depende en gran medida de ahorros y remesas. Además, ante la reducción de la actividad de las agencias humanitarias, grupos comunitarios siguen movilizados para repartir parte de los pocos suministros disponibles.

En este contexto, y ante la perspectiva de que la situación empeore en los próximos meses —incluso si cesan los combates, pero no hay un acceso libre de ayuda humanitaria—, el comité de expertos ha recomendado promover y proteger las redes de apoyo local. “Todos los desplazados en el campo de Zamzam son beneficiarios, pero la ayuda no es suficiente, así que tenemos que centrarnos en los más necesitados, es decir, elegimos a los desplazados cuya situación es más difícil para proporcionarles ayuda”, señala Safi, de la unidad de respuesta de emergencias de Zamzam.

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