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La UE busca fórmulas para mantener vivo el pacto con Teherán

"Está en juego la lucha contra la proliferación nuclear", advierte Macron

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en una reunión de ministros de Defensa celebrada el 5 de mayo en Sofía.Vídeo: BORISLAV TROSHEV (EFE) / REUTERS-QUALITY
Lucía Abellán

Europa busca convencer al mundo de que la paz nuclear con Irán puede sobrevivir sin uno de sus garantes clave. Pero el abandono estadounidense coloca este acuerdo en una situación crítica. “Francia, Alemania y Reino Unido lamentan la decisión estadounidense. Está en juego el régimen internacional de lucha contra la proliferación nuclear”, ha advertido en un tuit el presidente francés, Emmanuel Macron, en nombre de los tres Estados europeos garantes del pacto. Entretanto, Bruselas urge a Irán a mantener sus compromisos —permitir la supervisión de su actividad nuclear para verificar que no tiene fines militares— a cambio de promover la inversión europea en el país.

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“Mientras Irán cumpla, la UE permanecerá comprometida con la aplicación del acuerdo”, ha prometido desde Roma la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, que se ha declarado "particularmente preocupada" por la retirada estadounidense de un esquema nuclear avalado por la ONU. Aun así, la alta representante ha anticipado un respuesta a este desafío: “La UE está decidida a actuar según sus intereses en materia de seguridad y a proteger sus inversiones económicas”.

Europa teme que los sectores más conservadores de Irán utilicen el gesto de Donald Trump como excusa para apartarse definitivamente de los compromisos nucleares. Antes de la decisión estadounidense, representantes de los tres países europeos que forman parte del acuerdo —y la UE como valedora— se reunieron este martes con un responsable iraní para reivindicar la vigencia de lo firmado en 2015. Y acordaron mantener los contactos en las próximas horas “para evitar una escalada descontrolada de la situación”, según fuentes del Ministerio de Exteriores alemán.

Para convencer al régimen de los ayatolás de que nada cambia, la diplomacia comunitaria trabaja en dos proyectos. El primero, un programa de crédito del Banco Europeo de Inversiones que respalde a las empresas que quieran hacer negocio en Irán pero no puedan financiarse por la incertidumbre que crea la decisión estadounidense. Además, Bruselas está desempolvando una herramienta que ya ideó en 1996, cuando Estados Unidos promulgó la controvertida ley Helms-Burton, que penalizaba a los empresarios de cualquier territorio, incluido el europeo, con proyectos en Cuba. Bruselas intenta dar garantías de que ninguna firma deberá acatar medidas estadounidenses con efectos extraterritoriales.

En la práctica, la potencia de estos escudos puede ser muy limitada si los inversores consideran que el veto estadounidense a operar en Irán les cierra el grifo de financiación y amenaza el eventual beneficio. “La confianza no existirá solo porque la UE diga que protegerá a las empresas europeas. De hecho, las compañías ya se han mostrado reacias a invertir en Irán desde que Trump llegó al poder. La duda es si este anuncio supondrá una continuación del deterioro gradual del acuerdo o la reimposición total de las sanciones”, reflexiona Cornelius Adebahr, experto de la casa de análisis Carnegie Europe.

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Presión europea

Convencidos de que la mejor opción era mantener a Estados Unidos en la órbita del acuerdo, los líderes europeos han intentado hasta la saciedad —a veces bordeando sus propias líneas rojas— convencer a Trump de que valía la pena defenderlo. El argumento es sencillo: los riesgos para la seguridad mundial aumentan si Irán deja de rendir cuentas sobre su actividad nuclear.

Los tres dirigentes europeos implicados directamente han visitado a Trump en los últimos días para redoblar esos esfuerzos. El más decidido ha sido el presidente francés, Emmanuel Macron, que este mismo martes ha mantenido una conversación telefónica de última hora con el líder estadounidense para defender la paz nuclear.

Durante su viaje a Washington, Macron dejó atónitos a algunos responsables en Bruselas al sugerir que el acuerdo nuclear podría reformularse. La UE siempre ha negado esa posibilidad porque, más allá de la creciente tensión con Teherán por otros dosieres, el marco atómico se cumple. Así lo ha certificado hasta en 10 ocasiones el Organismo Internacional de Energía Atómica. En realidad, Macron ofrecía algo más sofisticado: apoyarse en el acuerdo nuclear para abrir otras negociaciones sobre el papel desestabilizador de Irán en la guerra de Siria y su creciente actividad de misiles balísticos. Pero ni Irán aceptaría esos compromisos ni a Washington le basta la palabra europea en este terreno. La maniobra ha resultado en vano.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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