La UE recurre al asentamiento para elegir entre los refugiados más vulnerables
La fórmula que ya usa Canadá servirá para acoger hasta a 72.000 sirios
Todo el que haya entrado irregularmente en la UE por mar desde Turquía desde la medianoche del sábado 20 será deportado de vuelta, indistintamente de su origen. Los líderes de los 28 países han pactado que por cada refugiado sirio llegado a Grecia que devuelvan a Turquía aceptarán reasentar un sirio en territorio europeo hasta que sumen 72.000. Ese es el límite, con prioridad para quien no haya intentado el cruce ilegal. Quedan fuera iraquíes, afganos o eritreos.
El reasentamiento es una fórmula regulada que ya existe. Es el mecanismo por el que Canadá ha acogido a 26.176 sirios desde diciembre; y la UE a 4.555 de las 22.500 plazas ofrecidas en junio pasado. La gran diferencia con el derecho al asilo es que el reasentamiento es voluntario, los países sí están obligados por ley a evaluar la petición de asilo de un ciudadano (no a aceptarla) pero no a recibirlo en su territorio. Y, también importante, es una vía legal, evita jugarse la vida y el dinero en el Mediterráneo.
Pero no basta con haber huido de la guerra para ser candidato al reasentamiento, recalca un portavoz de ACNUR (la Agencia de la ONU para los refugiados) por teléfono desde Ginebra. Es más complicado. Además de estar perseguido y ser por tanto un refugiado, esa persona debe haberse inscrito ante Naciones Unidas y esta debe clasificarlo como vulnerable. Es decir, Acnur debe considerar que esa persona concreta está amenazada en el país al que huyó desde el suyo (el llamado tercer país, en el caso de los sirios sobre todo Turquía, Líbano y Jordania). Sería el caso de una siria sola con varios hijos a su cargo. Pero no el de un varón veinteañero también sirio incluso si hubieran sido vecinos y ambos hubieran huido de las mismas atrocidades. Para los miembros de minorías (como cristianos, chiíes o yazidíes) u homosexuales las probabilidades de ser considerado vulnerables se multiplican; y caen drásticamente en el caso de los varones solteros suníes. Ser candidato al reasentamiento no exige vivir en un campo de refugiados de la ONU, “ese es un mito muy extendido”, explica William Splinder, de Acnur en Ginebra.
Entran entonces en juego los países receptores, casi siempre industrializados. Cada uno tiene sus criterios de selección (sobre los que la ONU no tiene nada que decir). Son diversos: que ya tenga parientes en el país de acogida, que hable la lengua, que pertenezca a una minoría, que ejerciera una determinada profesión... Canadá por ejemplo ha primado a mujeres en riesgo y a familias completas.
Los sirios reasentados en la UE (donde viven 500 millones de personas) hasta el día 15 han sido acogidos por once países con Reino Unido (1.864) y Austria (1.395) a la cabeza, según el último balance de la Comisión Europea. Ninguno a España.
En Canadá (35 millones) la voluntad política es evidente, y el proceso veloz. Desde que el primer ministro Justin Trudeau inauguró en noviembre su mandato con una invitación a recibir a 25.000 sirios --en línea con una consolidada tradición que su predecesor obvió-- ACNUR ha mandado 60.000 sms a potenciales candidatos y ha evaluado miles de solicitudes. El 60% de los llegados l país norteamericano en un centenar de vuelos ha sido reasentado con ayuda del Gobierno, el 40% llegan gracias a patrocinadores privados como particulares, Iglesias u organizaciones varias.
Estados Unidos (más de 300 millones), muy activo en otras crisis migratorias, renquea mucho con los sirios. Desde que en 2011 empezó la guerra civil siria ha reasentado a menos de 3.000 personas, uno de cada diez candidatos que le ha presentado Acnur. Los candidatos deben superar controles de salud y de seguridad.
Acnur estima que unos 450.000 sirios (menos del 10% de los expulsados de sus hogares por la contienda) están en situación vulnerable. “Es una cifra muy manejable”, recalca el portavoz. El problema no es logístico. Procesar a miles de personas o fletar un avión hoy es mucho más fácil que hace décadas. Splinder recuerda que en los cincuenta, nada más aprobarse la Convención delos Refugiados, 400.000 húngaros fueron reasentados en la vecina Austria. Y este fue el sistema por el que los refugiados vietnamitas de finales de los setenta, los conocidos como boat people, fueron repartidos por el mundo. Aquello tampoco fue rodado. “Cien refugiados vietnamitas esperan desde hace meses su traslado a España”, tituló este periódico el 20 de julio de 1980 la crónica de su enviado especial a un campo de refugiados de Hong Kong.
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