“Hay que crear nuevas formas de participación directa”
Tarso Genro es Gobernador de Río Grande del Sur (Brasil) y una referencia mundial para los que abogan por la 'tecnopolítica'
Los ciudadanos de Río Grande del Sur no estaban contentos con las prestaciones sanitarias. Consideraban que había grandes carencias en la red asistencial de su Estado, de diez millones de habitantes, uno de los 26 que componen Brasil. Tuvieron la suerte de contar con un mecanismo de participación directa para expresarlo. El año pasado, el Gobierno regional les invitó a pronunciarse sobre las prioridades que debían seguir los presupuestos. Mediante Internet, votaron que se destinara un 12% de la recaudación a la sanidad, cuando hasta entonces solo se asignaba un 5,7%. Y así ha sido en 2013.
Tarso Genro esboza una sonrisa de satisfacción al contarlo. El exministro de Justicia y de Educación de Lula, de paso por Lisboa para unas jornadas sobre participación ciudadana, aparece con una insignia del PT, el Partido de los Trabajadores, prendida en la solapa. El político brasileño, de 66 años, es el gobernador de Río Grande del Sur desde 2011 y toda una referencia mundial para los que abogan por la tecnopolítica, por la participación de los ciudadanos en las decisiones mediante tecnologías digitales. Su compromiso con la voz de la ciudadanía arrancó en 1990, cuando era vicealcalde de Porto Alegre. Fue en aquel año cuando puso en marcha los presupuestos participativos, mediante los cuales el ciudadano empezó a influir en la decisión de qué calle se asfaltaba o en cuál hacían falta más farolas.
Pregunta. ¿Considera usted que la democracia participativa será capaz de frenar la creciente desafección hacia la clase política?
Existe una deuda que es real, contractual, y otra que es una manipulación de los mercados y que hay que renegociar
Respuesta. La cuestión es más profunda que una desafección a la política. Lo que ocurre, en mi opinión, es que hay una visión consolidada en una gran parte de la población de la inutilidad de la política. Hubo una captura de la política por parte del poder financiero globalizado. Los Gobiernos se mueven por una lógica que obedece a esta captura. Los partidos tienen un margen decisorio muy pequeño porque la lógica financiera del presupuesto fue capturada por las necesidades del pago de la deuda. ¿Qué papel desempeñan los presupuestos participativos en este contexto?: suponen una relegitimación permanente del poder político. Hoy la representación política pierde su valor el día que los miembros de un ejecutivo toman posesión de sus cargos; no pueden cumplir sus programas. Yo creo que la democracia representativa ha sido superada en la modernidad: la distancia entre representante y representado se ha tornado absoluta. Hay que combinar democracia representativa con democracia directa.
P. ¿Y cómo se sale de esa captura de la política por parte de los mercados financieros?
R. La situación en Portugal es distinta de la de Brasil. En Portugal la demanda más radical que se puede hacer, en mi modesta opinión, es articular un bloque político y social que diga: “No pagamos esta deuda, queremos reorientarla, reestructurarla; queremos separar la deuda verdadera y justa de la deuda injusta y manipulada por los mercados”.
P. ¿Y cómo se dirime qué parte de esa deuda es justa?
R. Se puede hacer mediante estudios de peritos. Existe una deuda que es real, contractual; y otra deuda que es una manipulación de los mercados. Esto es una decisión política. Sin la renegociación de esa deuda no hay salida democrática. En mi país es diferente: nosotros tenemos que desarrollar un modelo de crecimiento económico y social que nos permita liberarnos progresivamente de una deuda que absorbe el 40% de la recaudación. Son formas de ruptura con la situación actual que tienen que ser negociadas si conseguimos que ocurran en el marco de la democracia; porque si no, vamos a tener una serie de explosiones sociales que no sabemos adónde nos pueden conducir.
Cuatro ideas
- ¿Una voz alternativa que debería ser escuchada? "Para el proceso de combinación de la democracia virtual con el presupuesto participativo me inspiraron mucho los trabajos del sociólogo Manuel Castells".
- ¿Una idea o medida concreta para un mundo mejor? "Abrir el Estado de manera total y completa; desmontar su opacidad contando con la participación directa de la ciudadanía".
- ¿Un libro? La autobiografía de Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad. "Es el libro político más importante que leí en mi vida".
- ¿Una cita? "'La acción ha enterrado la filosofía'. Esta cita resume lo que no debemos hacer. La pronunció Mussolini".
Tarso Genro es un hombre de discurso apasionado. Despliega las manos mientras habla, quiere convencer. Sus gestos son los del que tiene claro que lo que dice es fruto del puro sentido común. Asume que las democracias parlamentarias también tienen “su lógica autoritaria y excluyente”. Y ahonda en su análisis: “La democracia representativa se fue vaciando hasta vaciarse del todo y generar un alejamiento completo entre Estado y sociedad. Y la izquierda no se preocupó de renovar en profundidad la democracia”.
Fue alcalde de Porto Alegre entre 1993 y 1997, y entre 2001 y 2002. Su apuesta por la democracia directa fue creciendo al ritmo de las tecnologías digitales. Este respetado verso suelto del PT brasileño, con 53.000 seguidores en Twitter, hace funcionar a pleno rendimiento su Gabinete digital, una herramienta que permite a los habitantes de Río Grande del Sur pronunciarse sobre prioridades políticas, controlar el ritmo al que van las obras, responder a las consultas que se le hacen o pedir cuentas directamente al gobernador a través de un portal.
P. Paralela a la desafección hacia la clase política discurre la corrupción, que afecta tanto al partido en el Gobierno en España como al de la oposición, como a su propio partido, el PT, en Brasil. ¿A qué atribuye la rampante corrupción que afecta a tantos responsables políticos?
R. Siempre va a haber corrupción, en mayor o menor medida. Pero la que vemos ahora en Estados y partidos es consecuencia de todas las políticas neoliberales que permitieron las desregulaciones, las privatizaciones y la captura del Estado por parte del capital financiero. Siempre ha habido corrupción en Estados democráticos, pero no con la extraordinaria dimensión de los últimos 30 años. Tras cada negocio que se hace con una privatización, aparece poco después el proceso de corrupción que estaba en su base.
P. ¿La corrupción se debe a los procesos de privatización?
R. Determinantemente, sí. La explosión de la corrupción se debe a las privatizaciones, a la privatización de los procesos políticos, y a la injerencia brutal del capital en la financiación de los partidos para mantener sus objetivos. De todos modos, hay que decir que no habrá jamás un Estado puro, ni ninguna comunidad pura.
P. El Estado del Bienestar que tantos años costó construir…
R. Jamás será restaurado.
P. ¿Eso cree usted?
Debemos pensar en un nuevo contrato social que contemple un sistema de protección para combatir las desigualdades
R. El Estado de bienestar fue producto de un contrato político entre capital y trabajo, que organizaron un sistema de protección. Pero este sistema no fue acompañado de políticas fiscales en el mundo desarrollado, de modo que la socialdemocracia tuvo que endeudarse para mantener las conquistas sociales. Debemos pensar en un nuevo contrato social que contemple un sistema de protección que combata desigualdades sociales.
P. Con la experiencia que usted tiene con las fórmulas de participación directa de los ciudadanos en la política, ¿qué le recomendaría a un gobernante que quisiera abrir este tipo de cauces?
R. Para el gobernante este tipo de fórmulas resulta agotadora porque tiene que participar directamente en ellas para que resulten fiables. Pero es algo que hay que hacer. Hay que combinar cámaras de concertación estratégica, participación presencial, participación digital y consejos regionales específicos, que es donde están las personas que conocen bien su región. Es fundamental prestar atención a los Consejos de Desarrollo Económico y Social, que son consejos que no deciden por mayoría, sino por convergencia, por concertación.
P. ¿Qué peligro hay de que los procesos de participación ciudadana que ustedes han puesto en marcha terminen siendo un simple instrumento de marketing político?
R. Es un peligro permanente. Procesos de esta naturaleza solo son durables y sostenibles en el tiempo si la ciudadanía se apropia de ellos. Son como cualquier otra conquista democrática: puede ser manipulada, puede ser bloqueada, o revalorizada. Ahí entra en juego el desafío de la imaginación, el desafío de la creatividad política. Y hay que contar con la creatividad política de la propia ciudadanía.
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P. ¿Hacia dónde camina el mundo en el que vivimos? ¿Es usted optimista o pesimista con respecto al futuro?
R. Confieso que, a mis 66 años, soy más pesimista que optimista. Pero creo que es posible construir salidas dentro de la democracia. Porque habrá una salida a la situación actual; podrá ser una salida autoritaria, o una quiebra del Estado democrático hacia una situación indeterminada. Tenemos un tercio de posibilidades de crear salidas para recomponer la democracia con nuevas formas de participación directa. Si no construimos caminos en esa dirección es posible que asistamos a explosiones y transformaciones económicas y sociales incontrolables, de las que se apropiarán algunas formas de autoritarismo.
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