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¿Quien como él?
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Abatidos piratas aéreos.
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El mosaico de la locura
La transformación de la atención psiquiátrica camina con paso desigual y una queja común: la falta de recursos alternativosEl maníaco de Barbastro y los niños cosidos a tiros en Badajoz recientemente por un joven perturbado que obedecía a unas voces alucinadas han actualizado el debate sobre la reforma psiquiátrica española, pese a que se conviene en que los locos son menos agresivos que el resto de la población. Urdida allá por 1985 e iniciada antes en algunos lugares, el redefinimiento de la atención psiquiátrica camina con paso desigual en el país. Casi un lustro después hay menos manicomios, más atención en hospitales generales y en centros de salud. Todo con un reparto desigual, según la diligencia de cada comunidad autónoma para organizarse. Hay una queja común: faltan recursos sociales, como pisos protegidos, pequeñas residencias y comunidades terapéuticas, alternativas a la inútil marginación manicomial.