LA ÚLTIMO DÉCADA
Lo autenticoSe cuenta que el papa Inocencio X, cuando vio finalizado, en enero de 1650, el retrato que le había pintado Velázquez, exclamó: "Demasiado verdadero". Inocencio X fue célebre por su vitalidad. Energía comparada por sus acciones y hasta el timbre de voz a la de un joven adolescente. Pero sobre todo fue famoso por su fealdad extrema, al punto que, en opinión de muchos, los cardenales debían haber tenido en cuenta esta circunstancia para sortear el compromiso de convertirle en representante de Dios en la Tierra. Se conservan todavía algunos dibujos atribuidos al pintor sevillano, probables bocetos del cuadro, en el que la ingrata facha del pontífice aparece sin tapujos, pero la pintura atenuada no es suficiente para disimular la inconveniente realidad del rostro.
Lo verdadero, lo auténtico, lo natural... "La inspiración de Velázquez proviene de la magistrura de la naturaleza", comentó Goya, según Jonathan Brown. Lo verdadero, lo auténtico, lo natural. He aquí la nueva doctrina que trepa por los noventa.
Dos ciudades paradigmáticas en la moda occidental, Nueva York y Madrid, han acogido a una misma muestra de un genio universal proveniente del siglo XVIL La expresión y el juego con la verdad, la reivindicación en la moral y en el arte de un valor indiscutible flotando sobre las convulsiones de la moda fascina al último consumidor de la cultura. Nueva York es a la conversión universal del valor lo que Madrid es a la producción de materias primas supuestamente naturales. El Este en tal eje occidental cumple el papel de una asíntota que en su confin accidentado se revelará un reflejo de las mismas evoluciones occidentales. ¿Alguien había supuesto que el mundo de la Europa oriental y sus conflictos provienen sólo de sus contradicciones internas? Ningún análisis de la metamorfosis de los países socialistas se cumple del todo sin la dialéctica con los picos de sierra capitalistas y sus minas por estallar. Más claramente: si la cultura socialista vive su crisis espectacular, el capitalismo también ha inaugurado su reconversión, y no muy tarde se escucharán sus estruendos. Precipicios a un lado y a otro del telón frente al salto de siglo.
Dinero loco
¿Cuáles son los primeros signos en acción? La obsesión en una y otra parte del planeta vivo (el Tercer Mundo se encuentra estibado) es ya glasnost, la transparencia unida a la limpieza moral, la limpieza nacionalista o la étnica. La purificación del aire y del cuerpo, la desintoxicación y la purga. De una a otra parte cunden los casos, desde Marrion Barry, infectado por el crack, hasta Juan Guerra, afectado de sospechas de tráfico ¡legítimo. El código de depuración acaba convergiendo en el mismo ideal depurativo. Políticos, actrices, mares en extinción, combates contra los automóviles que contaminan las urbes, contra el petróleo que ensucia Madeira, contra el aire acondicionado que provoca edificios enfermos. Un empuje de moralidad basada en los derechos humanos o en los derechos de los animales y las plantas preside la cruzada. Los nacionalismos como reservas humanas, los partidos verdes como reservas del ozono. Una reconstruida fuerza ética se encuentra en marcha.
Alain Minc, en su reciente libro L'argent fou, se confiesa defensor del capitalismo innovador y del mercado libre, pero algo le dice, dice él, que las cosas deben responder a una ética infranqueable. Determinada gente se ha enriquecido demasiado deprisa, determinada cantidad de dinero se genera fuera de las leyes del bien común y de la justicia. Es urgente, declara, reinvocar algunas de las virtudes fundamentales relacionadas con la solidaridad para reinstaurar el equilibrio. Virtudes antiguas que suscribiría Werner Sombart.
Desde Sevilla hasta Everán, desde la arquitectura posmodernista a Vitruvio, desde la contaminación del agua mineral a la agricultura sin pesticidas, desde la confusión de las mixturas pictóricas de los acarnavalados años ochenta al talante de una redención por el estilo, desde el realismo sucio a la limpieza de estilo. Una búsqueda de lo honesto, lo inequívoco y lo seguro se empeña en ser instaurada. Los jóvenes españoles, según la última encuesta de Juan José Toharia, aman la familia originaria con todos sus apellidos, los grupos pugnan por el énfasis de su etnia. La contaminación por el SIDA, por el anhídrido carbónico, por la inmigración, es el peor de los males, y la corrupción, la bestia a batir en economía, en el arte o en la política. La pureza sustituye a la celebrada mixtura del decenio anterior, y el sistema definido, a la tentación del bricolaje. Todo el mundo se encuentra en el momento más propicio e inexorable para ser contagiado, los medios de comunicación de masas lo impregnan todo, pero a la vez las banderas se han izado en sentido adverso. De la violenta colisión entre ambos vectores ya se cuentan escandalosos y graves o importantes resultados.
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