La catedral de la Almudena
La catedral de la Almudena. Creo muy importante el que nos respetemos todos en nuestras opiniones, sin obligarnos a comulgar con las que no tenemos, contra nuestra misma Constitución. De ahí el que denuncie que se quieran dedicar 50 millones de pesetas del Ayuntamiento, otros 50 de la Diputación, 25 de Cajamadrid, etcétera, es decir, dinero de todos, para financiar una ampliación de la catedral católica de la Almudena.Forzar la voluntad de una sola persona ya sería inmoral, pero somos ya la cuarta parte de la población total de Madrid los que nos declaramos no católicos (Cambio 16, 1 de enero de 1978), aumentando esta proporción según otra encuesta posterior hasta alcanzar el 45% de los jóvenes (Villa de Madrid, 1 de marzo de 1983). Este impuesto es, en todo caso, escandaloso en una época de crisis, y tampoco se justifica por el carácter histórico-artístico de un edificio que hubiera que reparar con urgencia; más aún, resulta todavía más injusto y hasta ridículo si se tiene en cuenta que se trata de ampliar una iglesia, cuando las que ya existen, incluso ésa, están cada vez más vacías y abandondas por los mismos que se declaran creyentes, y que la colecta voluntaria hecha entre ellos no ha alcanzado ni a los dos millones de pesetas (EL PAÍS, 2 de abril de 1984). ¿Y hemos de pagar a la fuerza los no católicos lo que ni los católicos quieren pagar por sus cosas? ¡Y después se quejarán del anticlericalismo!.-