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Abre la primera tienda de crema catalana para llevar en Barcelona

Una portuguesa y un brasileño están detrás de Sucre Cremat, un negocio que se inspira en los comercios de tiramisú de Roma y el pastel de Bélem de Lisboa

Sucre Cremat
Mar Rocabert Maltas

En Roma es habitual ver colas en locales de tiramisú para llevar que aseguran que tienen la mejor receta del mundo y en Lisboa también hay comercios especializados en su famoso pastel de Bélem. Con estos referentes en mente, acaba de abrir en Barcelona la primera tienda de crema catalana para llevar, Sucre Cremat (Carrer Canvis Vells 2, Barcelona). La crema se elabora diariamente y la vendedora le da el toque final, que consiste en quemar el azúcar de encima para darle esa textura caramelizada que caracteriza este postre, que hasta ahora solo se encontraba en la carta de algunos restaurantes de cocina tradicional.

Muy arriagada en la cultura catalana, esta crema, también llamada de Sant Josep, es uno de los postres más típicos, que se elaboraba antiguamente en muchas casas, especialmente alrededor del 19 de marzo, pero se come todo el año. Se trata de una receta con mucha historia, de la cual se tienen referencias escritas en el Llibre del Sent Soví, el primer recetario conocido de cocina catalana, del siglo XIV, donde se describe como una preparación de leche espesada con yema de huevo y aromatizada con canela.

Probando y degustando diferentes recetas, en Sucre Cremat han logrado su fórmula, que no revelan al detalle, pero sí que confirman que, además de canela y piel de limón, los condimentos habituales, también lleva un toque de naranja. Lo confirma Sofía Fortuna, propietaria junto a su pareja Mario Quintero, el abuelo y la bisabuela del cual eran catalanes, del barrio del Born precisamente, donde se estrenó el pasado julio la tienda que abre de miércoles a domingo.

En Sucre Cremat, queman el azúcar de la crema catalana al momento.

Con un hijo nacido aquí, viven en Barcelona desde hace años y se declaran enamorados de la cultura y la gastronomía catalanas. De hecho, conocen bien el territorio porque son ciclistas y su mayor afición es pedalear por espacios naturales descubriendo los pueblos y la gente. Cuando decidieron abrir un negocio propio, no dudaron de que tenía que ser de un producto catalán y estando en un barrio tan turístico les pareció que la crema catalana podía ser un buen reclamo para que los visitantes no se fueran sin probar este dulce.

Al lado de la iglesia de Santa Maria del Mar, el establecimiento ocupa un pequeño local esquinero, que le permite tener dos entradas. Las cremas catalanas, que se elaboran de forma artesana en un obrador de Sants, están escondidas en neveras, pero el cliente puede ver, y tiene su gracia, como se quema el azúcar con una pala de quemar que le da un toque crujiente. El tarro, de 150 ml, cuesta 5 euros y se sirve con un pequeño carquinyoli, una pasta también local, de textura seca y que lleva almendras.

“No hay nada más típico y emocional que una crema catalana”, enfatiza Fortuna al hablar de este postre. Cuenta que son muchos los turistas que se han interesado por el producto y asegura que muchos saben perfectamente que es un postre tradicional que deben probar en Barcelona. Así que esta tienda ha facilitado el acercamiento de esta elaboración a los visitantes, que hasta ahora solo lo encontraban en la carta de algunos restaurantes, los menos en las zonas más turísticas, donde es más fácil comerse un tiramisú o un brownie.

Crema catalana Sucre Cremat

Aunque la receta clásica —elaborada con leche de Llet Nostra y huevos de L’Ou de l’Estany— es la que más funciona, en la era de los toppings también se ofrecen algunos condimentos, como trocitos de pistacho, de frambuesas o incluso crema de Lotus con un poco de polvo de esta galleta. Pero procuran que sus productos tengan adn catalán, con los carquinyolis que son de la casa Cobo o el licor de ratafia de la marca L’Hòstia. Para los más cocinillas que quieran elaborar la crema en casa, tienen colgada la receta paso a paso en una pared y venden un set con cazuelitas de barro y la pala de quemar de la firma Regás.

Sofía Fortuna y Mario Quintero ya conocían bien el mundo de la restauración porque forman parte del equipo del Grupo Quibuch, detrás del restaurante Arcano, también en el Born. “Queríamos tener algo propio, que pudiera transmitir nuestra pasión por la cultura catalana”, remarca Fortuna.

La crema catalana ya tiene su rincón en la Barcelona más visitada. “Igual que cuando vamos a Lisboa siempre queremos comprar un Pastel de Belém, nos gustaría que todos los que vengan a Barcelona no se vayan sin probar una crema catalana de Sucre Cremat”, añade Sofía. El tiempo dirá si el modelo es replicable en otras partes de la ciudad. El eslogan es ‘auténtica crema catalana’ y la imagen, sobre todo con los toppings de frambuesas, muy instagrameable.

Receta de crema catalana en una pared de Sucre Cremat.

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.
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