La fiebre por la galleta Lotus lo invade todo: de pasteles y helados a cremas de licor en supermercados
Esta pasta de origen belga se ha convertido en un sabor más para la bollería y todo tipo de postres
Ha pasado de ser esa galleta con sabor a caramelo que se servía al lado del café —resiste en algunos bares—, a convertirse en un nuevo sabor que está por todas partes. Negocios de todo tipo han convertido la galleta Lotus en un goloso relleno para cruasanes y tartas, un sabor novedoso para helados y hasta un licor de crema de supermercado. La historia de esta galleta, que lleva un toque de canela, empezó en 1932 en una panadería belga de Lembeke, donde Jan Boone redondeó una receta del estilo speculoos (una galleta tradicional navideña con especias) y tuvo la prodigiosa idea de envolverla individualmente. Ese detalle, que podría parecer nimio, fue el detonante para que los bares empezaran a servirla con el café, y de este modo se extendió su peculiar sabor a todo el mundo.
Desde 2021, el pastelero Jon García, que tiene dos establecimientos JonCake en Barcelona (calle Assaonadors, 29, y calle Gelabert, 42) elabora uno de sus famosos cheesecakes con sabor a Lotus. “Me recuerda al momento del cortado y la galleta”, anota, pensando en ese sabor tan concreto que tenía en mente cuando empezó a hacer pruebas de una tarta para acompañar el café, pensando en su mujer, a la que no le gusta el queso. “Este sabor está a tope ahora, incluso lo he visto en hamburguesas, pero esto me echa para atrás”, confiesa Jon, en referencia a la cantidad de vídeos de recetas que circulan por las redes sociales.
El resultado de su cheesecake de Lotus es un pastel muy fino que sabe sobre todo a la galleta —con ese toque de caramelo y canela— y a café, que lleva el buen gusto de los granos tostados por Tornado Coffee Roasters. La base está hecha con la misma galleta y en la elaboración también pone crema de Lotus, uno de los productos más recientes que ha sacado la marca, comparable a una crema de untar de cacahuete o chocolate. En el local barcelonés de la calle Gelabert, con espacio de degustación, siempre está disponible y combina muy bien con un chocolate caliente o con un café. Sus perfiles aromáticos se complementan porque la galleta caramelizada potencia el sabor del café. “No sé si tendrá tanto éxito como la Oreo, pero estamos en camino”, cree Jon.
También la ha convertido en un sabor habitual Abel Bravo, de la pastelería Glea de Murcia (calle Barrionuevo, 4), quien explica que “la galleta Lotus combina muy bien con muchos otros ingredientes de la pastelería”. En su mostrador siempre están los abelicos, un tipo de bollería hojaldrada inventado por él junto a Raúl Bernal de la pastelería Lapaca de Huesca, entre los que no falta el de sabor a la galleta belga. Los abelicos —un nombre en homenaje a su abuelo que lo llamaba así— están elaborados con una masa de hojaldre a la que dan forma cuadrada con un molde, y se tuesta con mantequilla y azúcar, antes de bañarlos con algún sabor. “Quedan crujientes por fuera y tiernos por dentro, recordando un poco al gofre”, cuenta Bravo. El de Lotus lleva por encima dos cremas, una de la famosa galleta y otra de caramelo, todo coronado con una Lotus.
“La grasa, el azúcar y las especies combinan muy bien con el caramelo y con las masas hojaldradas”, explica Bravo, que también elabora otros productos con este sabor, como muffins, cookies o brownies. “Aprovechamos un poco el marketing tan potente que tiene la industria para integrarlo en nuestra pastelería 100% artesana”, remata recordando que los abelicos se han extendido a otras pastelerías españolas “y hasta Japón, Londres o Portugal”. Además de Lapaca, otro obrador que las hace es Sukar, en Valencia o Cabo Busto, Asturias, donde también se encuentra este sabor de moda.
En Galicia también ha llegado la fiebre por la galleta Lotus. En Amaquia, con tres panaderías en O Porriño y en Mos, en la provincia de Pontevedra, empezaron hace un par de años a rellenar los cruasanes con el sabor de Lotus, en una pieza que se presenta con la galleta encima, cuenta Luís Miguel Iglesia, propietario junto a su mujer Montse Fernández. Como el sabor tiene éxito, también lo probaron con el NY roll cuando empezó a expandirse esta pieza de bollería importada de la cafetería Lafayette de Nueva York. Además, hacen una tarta con la misma crema de Lotus, que sirve de relleno a un bizcocho artesano que se baña con chocolate con leche.
Para elaborar la crema, trituran la galleta Lotus y la mezclan con mantequilla y chocolate. “Los sabores a galleta están de moda”, dice Iglesia, que lleva 20 años trabajando el pan y la bollería de forma artesanal. Su lema es: “todo lo que vendemos lo hacemos”. Cree que el éxito de este sabor hay que buscarlo en las redes sociales, donde las recetas caseras y de profesionales con la galleta Lotus como crema o relleno han crecido exponencialmente. “Empiezan unos y otros seguimos, no hay más explicación”, afirma. Las tendencias obligan a trabajar bajo demanda.
Con tres tiendas y casi cincuenta empleados, asegura que no quiere crecer más, sino mantenerse elaborando masas de buena calidad. De hecho, él mismo repara en la paradoja de vanagloriarse de ser una panadería artesanal que luego tira de un sabor que es más bien industrial. Pero “el cliente manda y pide este tipo de sabores”. En sus tiendas, la bollería o los pasteles con Oreo siguen siendo de los más consumidos, sobre todo para los niños y las fiestas de cumpleaños, cuenta.
Quien recibe sacos de más de siete kilos con las galletas Lotus ya rotas es Antonio Saffioti, de Acaramhelados, una empresa que elabora helados de alta calidad con ingredientes 100% naturales para la restauración y pastelerías o heladerías (y con tienda online para particulares). Pero el sabor a esta galleta no es nada nuevo para ellos, cuenta Antonio. Lo empezaron a elaborar en 2012, así que son más de diez años de helado de Lotus.
“Hacemos una receta muy auténtica, pensamos mucho cada sabor y nuestros helados llevan un porcentaje muy alto del ingrediente principal”, asegura. La base del helado es una crema hecha con leche, azúcar y nata, que además de la crema de Lotus lleva un veteado con trocitos de galleta. Considera que es una tendencia más, como lo fue el te matcha o el red velvet. Pero cuenta que este sector está muy expuesta a las modas porque la heladería industrial cada año saca sabores nuevos y obliga a innovar a los demás.
Estas tendencias también generan oportunidades. Acaramhelados, que se dedica principalmente a la venta al por mayor, acaba de sacar un tarrito de 150 gramos para el consumidor final. Con tres sabores de momento, tiramisú, mora y yuzu y mantequilla tostada, estos helados se pueden encontrar en algunas tiendas con productos seleccionados, como el Club del Gourmet de El Corte Inglés.
De hecho, las grandes cadenas tampoco son ajenas al boom de la galleta Lotus. Varias ya han aprovechado el filón para sacar productos con la golosa galleta. Es el caso de McDonald’s, que sirve el McFlurry de Lotus o Mercadona, que produce un licor cremoso con este sabor. Lotus Bakery sigue siendo una empresa familiar con la sede en Lembeke, pero su proyección no ha parado de crecer. En su página web informan que cada año elaboran 6.000 millones de galletas que se comen en seis continentes.
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