Viaje al corazón del casticismo
En La Fuente de la Fama, el periodista José María Goicoechea y el fotógrafo Antonio Tiedra recorren el ayer y el hoy del madrileño barrio de las Letras. Un ejercicio de memoria que no cae en la nostalgia.
Todo empezó con un monumento que, según nos recuerda el periodista José María Goicoechea, estuvo yendo y viniendo por las calles de Madrid a lo largo de la historia de la ciudad. La Fuente de la Fama se inauguró en 1732 en la plaza que hoy se conoce como Antón Martín. Cambió de ubicación en varias ocasiones, y desde 1941 está junto al Museo Municipal de Madrid, en el barrio de Justicia. Pero la idea de elaborar un libro alrededor de este monumento no le vino a Goicoechea paseando por Madrid, sino en Londres, en un mercadillo de Camden Town. “Allí encontré por casualidad un grabado de la fuente”, explica el periodista y escritor. “Y me vino la idea de contar historias y recuerdos de esas calles que recorro a diario”. La Fuente de la Fama. Un paseo por el Madrid del barrio de las Letras y aledaños es el fruto de esa labor, un relato que hibrida lo periodístico con lo memorístico y que está construido a partir de muchos relatos, históricos y personales. Y también visuales, ya que el libro consta también de imágenes tomadas por Antonio Tiedra, destacada firma del periodismo gráfico en España, cuyo trabajo ha aparecido en cabeceras históricas como Diario 16, Tiempo o EL PAÍS. Hace 25 años que Goicoechea vive en el barrio de las Letras; Tiedra nació en la mismísima plaza de Cascorro. “Me caí en la marmita del casticismo”, bromea el fotógrafo, y a continuación, su compañero comenta también con humor: “Como en el cuento de Monterroso, cuando yo llegué al barrio, Antonio todavía estaba allí”.
A través del recorrido que traza el libro, recordamos ese Madrid tenaz, de sabor galdosiano, que resiste a las franquicias y los pisos convertidos en hoteles. Y conocemos a algunos de los personajes que lo forjaron, religiosos como el mismísimo Antón Martín —que hizo construir un hospital cerca de la plaza que lleva su nombre— o el beato Simón de Rojas, al que se le atribuye el origen del nombre de la calle de Ave María. Nombres, pero también edificios y lugares. El monumento de Juan Genovés por los abogados asesinados en la matanza de Atocha, el Ateneo, Casa Patas, el teatro Calderón, la tienda de textiles Bobo y Pequeño… Y los cines, los que quedan y los que no. “Hubo una época en la que se podía recorrer el barrio yendo de un cine a otro”, recuerda Tiedra.
También hay anécdotas más contemporáneas, como el paseo que David Bowie se dio por la plaza de Santa Ana cuando actuó por primera vez en la ciudad. “Es un barrio que está en constante transformación”, comenta el fotógrafo. “Cuando salía a hacer las fotos para el libro, no paraba de exclamar: ‘¡Madre mía, pero si esto era…!’. Hasta que me di cuenta de que no tenía sentido seguir diciendo eso porque, sí, el barrio ya no es el mismo, pero yo tampoco”.
Así que si algo no se puede decir de La Fuente de la Fama es que es un libro nostálgico. Goicoechea afirma que simplemente recoge una serie de momentos, un trazado hecho de vida y de muchas vidas, también la suya. La del periodista que descubrió a Neville en una de sus librerías de viejo y supo que The Kinks habían actuado en una boîte cercana en 1966. Calles y barrios que se adaptan a los nuevos tiempos como pueden. “Es cierto que ahora veo más turistas y ruido de trolleys, pero esto sigue siendo como un pueblo donde la gente se conoce, con algunas plazas donde ves muchos niños jugando. Además, cuando yo vine a vivir aquí, supongo que a eso también podríamos denominarlo gentrificación”.
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