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Bohajar, la memoria de la cristalería y las vajillas del siglo XX que duerme en un almacén

Una nave recóndita en Murcia, propiedad de la familia Bohajar, atesora miles de piezas que suponen un recorrido histórico único de nuestras costumbres domésticas

Bohajar
Claudia Polo

En Murcia existe un lugar en donde el tiempo se quedó atrapado entre copas de cristal. Juan Bohajar (Murcia, 28 años) no solo heredó un negocio. Tras las puertas de la nave industrial que perteneció a su abuelo, encontró también un tesoro. Estanterías repletas de cajas que alcanzaban el techo llenas de menaje. Cubierta de polvo, la historia de la cristalería doméstica española, desde los años veinte hasta los ochenta, esperando el momento perfecto para volver a ver la luz. Este llegó en enero de 2024, cuando Bohajar, nieto de Antonio Bohajar López, decidió dar salida sin prisa a los miles de referencias de vasos, copas, platos, jarrones, ceniceros, ollas, figuras de decoración y otros enseres que decoran y sirven una casa, conservados en un almacén familiar.

“Cristal Antiguo es de alguna manera una forma de terminar el trabajo de mi abuelo”, dice este joven murciano que está detrás del proyecto. Su abuelo empezó muy joven en el sector del menaje, ayudando a su padre a vender loza y cerámica en los mercados de la provincia. Con 18 años cogió el traspaso del almacén donde trabajaba con apenas 13 y, al poco tiempo, pudo hacerse con su propio local y empezar a viajar por España para comprar género. “Mi abuelo compraba de todo. De primera, de segunda, de tercera, saldos… Las dos tiendas que tuvo en Murcia eran muy conocidas y se podría decir que casi todas las familias de la ciudad tienen algo de La Casa del Cristal, el nombre con el que se bautizó el negocio por aquel entonces”.

Tras estudiar cerámica en la escuela de Manises, el padre de Juan, Juan Antonio Bohajar, se hizo cargo del negocio familiar. “Mi abuelo murió cuando mi padre era muy joven, y en los ochenta este empezó a llevar la tienda con mi abuela. Unos años más tarde se incorporó mi madre”. En los negocios familiares del siglo pasado, las mujeres fueron igual de relevantes que sus maridos, pero casi siempre se quedaron fuera del relato. Mujeres que, además de trabajar en casa, hacían jornadas completas fuera de ellas, muchas veces sin ni siquiera cotizar. “Quiero nombrar a mi abuela Consuelo Calvo y a mi madre, María García. Mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo fueron siempre la cara visible, el germen de la empresa…, pero sin ellas la historia no sería la misma”, explica Juan Bohajar.

También cuenta que por aquel entonces la mayoría de las piezas que guardaba su abuelo en los almacenes estaban pasadas de moda. En los ochenta no era cool comprar vajillas de décadas anteriores, así que sus padres se enfocaron en comprar piezas más actuales y orientar el negocio a las necesidades del momento. El fin de esta compañía puramente familiar llegó como el de muchos otros negocios familiares en 2008, cuando aparecieron los primeros centros comerciales en Murcia, así como el gran gigante sueco, Ikea, con un impacto muy potente en los negocios locales de la ciudad. La Casa del Cristal cerró ese mismo año y todo lo que quedaba de la etapa anterior se mantuvo tal como lo dejó Antonio en una nave a las afueras de la ciudad. Ahí permanecería durante décadas.

Puede que las casualidades existan y puede que no. Puede que esas piezas de joyería destinadas al servicio de mesa durmieran allí para que este joven con apellido que suena a vidrio soplado las encontrara cuando llegara el momento exacto. Mientras, Juan Bohajar empezó a estudiar Derecho. “Estuve siete años en la Universidad, hasta que me di cuenta de que no era el momento. Me encontraba en Murcia sin mucha ocupación y mi padre me pidió que vaciara un pequeño local que pertenecía a mi abuelo y que teníamos en la ciudad, para aprovecharlo. La primera mañana comencé a abrir y a sacar copas de colores y vasos míticos de toda la vida. Y de repente me di cuenta de que allí tenía un tesoro”. Bohajar recuerda la respuesta que le dio su padre cuando se lo comentó: “¿Ahí? Ahí están los descartes…, todo lo valioso está en la nave”.

Juan no lo dudó, tenía que hacer algo con ese regalo: darle salida, finalizar lo que empezó tiempo atrás en ese mismo lugar. Otorgarles a esas piezas un sentido. Hoy cuentan con más de 5.000 referencias de todo tipo de objetos del hogar —especialmente cristal y vajilla—, y de algunas de ellas puede haber hasta 12.000 unidades. Y aunque nunca lo vintage, lo artesano, lo antiguo… fue tan tendencia como ahora, Bohajar sabe que el proyecto tiene un fin. “Yo cuento con las existencias que dejó mi abuelo, que son muchísimas, y si algún día se acaban, Cristal Antiguo desaparecerá con ellas”, afirma. Este no es un negocio de antigüedades al uso. Nada de lo que se vende ha sido usado nunca. “Como mucho, lo he limpiado con mis propias manos, pero nada más”. De hecho, cuando alguna vez ha prestado algunas piezas para rodajes de cine o sesiones de fotos, estas piezas se eliminan inmediatamente del stock.

Conforme el proyecto va tomando forma, Bohajar emprendió un camino personal para conocer a fondo el mundo del menaje del siglo XX. “Yo llevaba toda la vida mezclado con este mundo, pero ahora quiero formar parte de él”. Rememora un viaje iniciático que realizó con su padre, justo el mismo que hizo este a su vez con el suyo. “Viajamos por el norte, visitamos Gijón, muestras y exposiciones de la historia del vidrio y la loza en Asturias. Fuimos a la abandonada fábrica de San Claudio. Mi padre se deshacía de pena al recordarla en funcionamiento”.

Además de platos y copas preciosos, en las hileras de cajas todavía por descubrir puede leerse la historia industrial de España. De las piezas hechas de forma artesana, vidrios soplados y cristales pintados a mano, al desarrollo de las artes industriales en las décadas de los treinta y cuarenta, que mantenían muchos procesos artesanos. Para llegar a la desindustrialización y la centralización del trabajo durante los años ochenta, con el cierre progresivo de las fábricas nacionales dedicadas a la loza, el cristal o el metal. Pequeños y medianos negocios incapaces de competir con los gigantes en los mercados internacionales, la aparición de materiales industriales para la fabricación en masa. Así, lo artesanal y familiar se fue extinguiendo poco a poco. En la sucesión de modas y formas de producción pueden analizarse las fases ornamentales de los hogares españoles desde los veinte a los ochenta. No se trató solo de la pérdida de puestos de trabajo y lo que conllevó para el tejido social obrero, el sindicalismo, sino de cómo también se esfumó un patrimonio conforme iban desapareciendo la artesanía y las técnicas y procesos de fabricación.

Las piezas podrán encontrarse en su tienda online. Mientras tanto, pueden comprarse en eventos presenciales que va anunciando en sus redes sociales, @cristalyantiguo. También a través de Instagram recibe consultas y encargos de vajillas y cristalerías de forma personalizada. Algunas referencias de Cristal Antiguo podrán encontrarse en Madrid, en la tienda La Oficial Cerámica.

Dice Juan Bohajar: “Este viaje de emprender está siendo también una forma de conocer a mi abuelo y mi propia historia. Abrir esa nave no supuso solo encontrar los objetos que compraba. Fue además un proceso arqueológico, metiéndome en su intimidad, en sus libros, sus cuentas, sus fotos, sus cartas… Como si todo eso estuviese ahí para permitirme hacer mi propio camino”. 

Especial Gastro de 'El País Semanal'

Este reportaje forma parte del Especial Gastro elaborado por ‘El País Semanal’ y EL PAÍS Gastro y que se publica en su edición impresa el domingo 23 de noviembre.

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