Vajillas bonitas para todos los gustos y presupuestos
Si te pirran los platos, cuencos y fuentes originales y con estilo, aquí te proponemos un chorrón de opciones de todo tipo: vajillas de colores, blancas, baratas, caras, artesanas e industriales.
Si viniera un genio con una lámpara y me pidiera que escogiera uno, un solo plato para poner la mesa más importante de mi vida, pasado el estupor, las preguntas de rigor –¿qué hace un genio hablándome a mí y para qué es esa lámpara?– y el susto inicial, le respondería que un plato blanco, de cerámica y con el borde sutilmente decorado en relieve.
En principio, no necesito mucho más para vestir una mesa, y considero que los platos blancos son los que más embellecen el contenido; desde las esferificaciones a las alubiadas. Pero como llevo un saco de contradicciones a la espalda, soy capaz de ponerme muy ñiñiñi con que si el plato blanco por aquí y por allá, pero cuando nadie me ve, me pongo el neopreno de buscar cosas bonitas en la red y buceo en páginas de vajillas al peso, lozas portuguesas, platos artesanos, mercadillos y otras tiendas en las que los platos, blancos, lo que se dice blancos, no son.
Si compartes esta pasión por todo tipo de utensilios para poner en la mesa, seguramente te deleitarás con cada uno de los apartados que proponemos a continuación, que van desde la practicidad de lo diario hasta fantasías rococó dignas de la Maria Antoinette de Sofia Coppola, pasando por piezas de diseño minimalista -y precio maximalista- o combinaciones de colores capaces de alegrar el mantel más sobrio. Si buscas un estilo o formato concreto, puedes consultar el apartado en cuestión, y saltarte el resto.
Vajillas para cada día
El jefe de todo esto, Mikel López Iturriaga, se declara fan fatal de La Oficial: “Es mi tienda favorita del género en Madrid. Mi vajilla de diario es suya, y cada vez que les visito me gustaría romperla entera y comprarme una nueva allí (no lo hago porque no soy ni consumista ni imbécil). Venden al peso platos hechos en Portugal o en La Bisbal d'Empordà (Girona), a precios más que razonables teniendo en cuenta la calidad. Lo mejor es ir a la tienda física a ver qué tienen, pero buenas opciones para comprar online serían la vajilla Viña Verde o la Flor Amarilla.”
Sylvain Vernay, gastrónomo y fotógrafo culinario, también nos recomienda un paseo por esa misma tienda: “José y Toni proponen una selección muy amplia, desde vajilla básica que no pasa de moda, hasta piezas más originales, como sus colecciones basadas en la naturaleza: platos de helechos o de frutas y verduras. Combinan estilos a la perfección y saben aconsejarte muy bien según lo que busques. De la tienda de José y Toni saldrás un poco más feliz de lo que has entrado”.
La estilista y fotógrafa culinaria Beatriz Rodriguez tiene muy claro qué le pide a una vajilla: “Que se pueda meter en el lavavajillas tantas veces como sea necesario, que soporte bien el paso del tiempo y que sea atemporal para que no se quede estéticamente desfasada con los años”. Cada mes, Beatriz pone la mesa en Instagram, combinando vajillas cubiertos, manteles y cristalerías en unas composiciones en las que te gustaría quedarte a vivir por bonitas y elegantes. Escogió Marble, un juego de porcelana con veta blanca que imita el mármol –diseño propio de la tienda multimarca Bone&White– por su usabilidad. Sus platos soperos están a medio camino entre un plato de pasta y un bol, lo que los hace perfectos tanto para servir sopas o guisos de legumbre como ramen o poké, mientras su diseño la convierte en apta para poner una mesa de diario o vestir un banquete de fiesta.
Ikea somos todos
Siempre descubro algún tesoro en la sección de cocina de Ikea, aunque no siempre me lo compro, que el espacio de almacenaje en Villa Miranda es finito. Lo dejo en un armario virtual que tengo implantado en el cerebro y, de ese armario, lleno de lozas, saco, limpias y relucientes, estas opciones ultrademocráticas del gran almacén sueco que, como dice nuestra compañera Miriam García, “para presupuestos moderados es un clásico de lo funcional”.
Confieso que algo de la colección STRIMMIG –diseñada por Jennifer Idrizi– tengo en mi estudio. Fue inevitable desear algunas piezas de esta serie con diferentes diseños y colores. Parece pensada para fans de las mesas puestas con platos desparejados, ya que combina tazas, boles y platos soperos de gran capacidad con grandes pétalos en su interior, con platos llanos y de postre de bordes estriados en distintos calibres y en colores rosa, turquesa, gris y azul oscuro, a cada cual más bonito.
Después de tanto color, vuelvo a mi querido blanco con la serie UPPLAGA. Es exactamente lo que le pido a un plato: limpieza, ausencia de dibujos y un borde en relieve tan sutil que las piezas resultan de gran belleza. Si quieres una vajilla que no te cueste un riñón, que sea atemporal y elegante, la tienes a tiro.
Sigo apilando cacharros mentalmente, como esta fuente de inspiración tailandesa, este plato con compartimentos –funciona como fuente de aperitivos o para casas adeptas al plato único y variado–, la colección GLADELIG –con acabado de estilo artesanal–, y la KALAS, reutilizable y fabricada en plástico de polipropileno de colores pastel, válida tanto para niños como para montar un picnic o comida campestre.
Más diseño democrático
Los peces, las caracolas, las calabazas y cualquiera de las vajillas de La tienda portuguesa, son opciones con muy buena relación calidad precio: puedes tener una vajilla completa de 18 piezas por unos 70 euros o escoger combinaciones de tres piezas con formas vegetales –hondo, llano y bajoplato– por 30 euros.
Mònica Escudero, superintendenta de El Comidista se confiesa muy fan de las vajillas de la firma de muebles y decoración Sklum: “Desde sus platos de peltre –que además de en pack venden por unidades, perfecto cuando haces fotos de comida y no puedes tener 20 vajillas enteras diferentes– hasta los de porcelana. Tienen algunos con acabados artesanales y colores claritos, y también de tonos muy potentes, los platos planos son grandes y los hondos y boles tienen una buena capacidad –odio los boles pequeños, porque muchas veces tiramos de sopas como plato único en la cena y necesito que quepa una cantidad digna– y también venden accesorios cuquis como esta bandeja, que me tiene enamoradísima, e incluso botijos. Todo a precios razonables y con buenos acabados”.
En busca del tesoro
Patrizia también tira de rastros y tiendas de segunda mano –una opción tan divertida como interesante– como los de Emaús, para comprar platos: "Hace poco cogí un plato estilo La Cartuja de Sevilla en un ‘telocompro’ que me traje de souvenir. Siempre hay que ir a cotillear, hay muchos juegos de cafés y tés preciosos vintage. Imagino que cada ciudad/comunidad autónoma tendrá sus propias tiendas. Y en los rastros hay gente que regala joyas por dos duros".
A Patrizia Vitelli, que cocina recetas sanas en Foodiario, puedes encontrarla en cualquier tienda del mundo que venda loza al peso o platos bonitos. Nos recomienda una selección de cadenas con opciones asequibles: Zara Home –tienen hasta recreaciones que recuerdan a las vajillas florales de La Cartuja de Sevilla y fantasías serenas como esta vajilla de gres irregular–. Maisons du Monde, sobre la que Patrizia nos da una pista de máster platera: “Mejor en tienda física que online, porque se pueden comprar platos sueltos y hacen buenas rebajas”. Casa Shop, la cadena danesa Søstrene Grene, el paraíso escandinavo de Nordic Nest, o las novedades del catálogo de Tiger, que de vez en cuando traen cosas interesantes, son otras de sus referencias.
Rematamos los diseños más asequibles con otra pista de nuestra compañera y estilista gastronómica Miriam García, que reivindica los platos básicos y versátiles con buen diseño: “Dentro de un diseño sencillo y precioso me encanta el surtido de H&M Home, que tiene unos platos de colores neutros que van con todo”.
Pequeñas inversiones con gran relación calidad-precio
Abe The Ape de platos sabe lo suyo; por algo los pinta a mano en ediciones limitadas junto al Centro Cerámico Talavera. Como fans total de su trabajo, quise saber qué platos le gustan al ‘Señor de los platos’, y sus propuestas, basadas en el color y el sentido del humor, no defraudan. A Abe le vuelven loco las colecciones de Habitat: “A partir de nueve euros te puedes hacer con platos originalísimos”, nos cuenta. En la web se venden en combos de cuatro y seis unidades, a precios que rondan entre los 19 y los 70 euros por set. Personalmente, me quedo con las colecciones Solange, Moon, Esbo, Seline y Racine. Abe recomienda también las piezas de Anthropologie, en especial las que hacen junto a Lou Rota o Sally Muir; quien escribe haría sitio con gusto para algunas piezas de las colecciones Durango, Wisteria u Old Havana.
Me he quedado a curiosear en Bone&White y, aunque he empezado pidiéndomelo todo como si tuviera cinco años, mi yo adulto finalmente ha seleccionado las colecciones Nova Turquoise de Costa Nova, Natural Brown hecha en gres fino con bordes irregulares pintados a mano, y Diamante Collection de cristal, que combina la superficie de servicio lisa con un envés en relieve que deja ver un dibujo fascinante. Molecot es otra de las pistas de Beatriz Rodríguez, con piezas espectaculares bordeadas de motivos geométricos y filo dorado, o platos con pétalos sutilmente sugeridos.
¿Artesanía o arte?
La gastrónoma y comidista Clara P. Villalón nos pone tras la pista de Ana CERÁMICA, una artista que crea piezas singulares: “He sentido recientemente el flechazo con el trabajo de Ana. Ella elabora sus piezas 100% a mano, tiene una colección que hace con los encajes de su abuela que me encanta y es muy colorista. Te personaliza lo que quieras y además sus piezas se meten en el microondas, en el lavavajillas y son altamente resistentes. Yo le pido platos individuales para fotos y bodegones, pero me parece una idea genial para vajillas completas o regalos”.
La periodista gastronómica Almudena Ortuño nos descubre a su vez los tesoros de Juan Carlos Iñesta, creador de Domanises: “Sus obras han rendido a la alta cocina y harán lo propio con tus invitados. Son piezas únicas y tienen un diseño sobrio, donde se valoran las marcas del horno cuando se trabaja el raku”. Seguimos en esta “tierra de cerámica” para conocer a Ana Illueca, otra gran ceramista de València: “Con sus Platos Platónicos, torneados a mano y decorados uno a uno, cuenta historias de amor. También tiene tazas, vasos y coliboles inspirados en la huerta, porque uno de sus mayores motores es el respeto por el entorno”. La última recomendación de Almudena está llena de lujo y exclusividad: “Quien quiera darse un capricho muy caro, que se pasee por el Taller de Piñero: contar con alguna de sus creaciones es marca de calidad para los restaurantes de Valencia”.
Sylvain Vernay también nos propone un viaje por las más delicadas vajillas artesanas: “Las piezas de Encarna Soler son únicas y de una gran sutileza. Mezclan cerámica de gres con elementos de madera. Esta talentosa mujer propone piezas útiles, resistentes y de una gran belleza y sencillez, perfectas para los amantes del té –chawan, teteras japonesas, tazas, cucharas, etc.– y de la buena mesa. Para mí es muy importante que los objetos que uso a diario en mi cocina no solamente sean útiles, sino también realcen la comida que sirvo en mi mesa o que uso en mis fotografías. Tengo muchas piezas suyas que uso y disfruto a diario”.
Vitelli apunta dos referencias artesanas: “Appaloosa_store es de Getxo, tiene tiendita en Neguri, hace toda la vajilla a mano y la pinta, es ideal”, y NieNieceramica, “una belga afincada en Alicante que imparte clases de cerámica y hace unas piezas súper especiales”. En el capítulo de vajillas para señora bien, señora fetén, Patrizia se imagina tomándose un crumble de cerezas en este plato de Villeroy&Boch; tiene un hueco en sus estantes para Bordallo Pinheiro –marca de la que soy muy fan– con piezas icónicas como las soperas en forma de col y colecciones interesantes como platos, boles y soperas con forma de tomate, las bandejas en forma de hoja en varios tamaños, o los boles y fuentes de la colección Amazōnia. Termina con una de las direcciones ‘secretas’ de los chefs bilbaínos: “Cookplay, son de la tierra y eso siempre tira, es el favorito de muchos restaurantes de Bilbao, los cuenquitos de los palillos fueron una de mis primeras ‘compras caras’ de vajilla.”
Durante un viaje a Lanzarote, Sylvain descubrió el trabajo de Eguzquine: ”El hotel donde nos alojamos utilizaba cerámicas suyas y me fascinaron por su belleza mineral que recuerda a la tierra volcánica y a las aguas de esta preciosa isla. No pude resistir traerme una muestra de estas bellezas a la península”. La última parada en este viaje es Lliria, Valencia, donde descubrió a Eugenia Boscá al ver en un artículo su famoso porrón, hecho de cerámica y esparto, que recibió el primer premio en la categoría de Artesanía de Vanguardia de la Comunidad Valenciana 2016. “Más adelante fui a visitarla a su casa-taller y me fascinó su estilo a la vez contemporáneo y mediterráneo. Destacaría el porrón, por supuesto, que es una pieza magnífica, o las tazas con grifo, muy originales”, apunta Vernay.
La última recomendación de las que rompen el molde la trae Mikel López Iturriaga: “Para los que busquen algo realmente artesano y único, recomiendo 800 Grados. Yoli Fernández y Ruth Peche pintan platos de porcelana a mano bajo demanda, y sus creaciones con motivos marinos, vegetales o abstractos son un ejemplo de naturalidad, frescura y buen gusto en un terreno en el que no es fácil innovar”.
Galicia y Portugal, paraíso terrenal
López Iturriaga, Patrizia Vitelli y Miriam García se declaran fans de Sargadelos. Mientras García admira la belleza de sus fuentes ovaladas, López Iturriaga no es capaz de elegir y se lo quiere llevar todo puesto: “Como persona anclada mental y estéticamente en los setenta, soy un entusiasta de Sargadelos. Sus formas geométricas en blanco y azul me ponen inmediatamente de buen humor, probablemente porque me recuerdan a mi infancia. La vajilla Estrela o la Espiroide me rechiflan, pero en general me gustan todos los modelos más retro, los que tendría en su casa mi abuela imaginaria gallega. Requieren un importante esfuerzo económico, pero son historia viva de Galicia y lo valen”.
Miriam también nos da otra referencia que une Madrid y Portugal: “Nuestros vecinos portugueses lo de la loza bonita lo tienen trabajadísimo, como la que venden en El Almacén de la Loza, de Madrid. Mi primera vajilla cuando me independicé era suya.” Puesta sobre la pista y echando un ojo en su web, he caído rendida ante su sección de fuentes, con diseños vegetales, clásicos y cotizadísimos estos últimos años.
Patrizia termina con dos referencias portuguesas para que nosotros también podamos llenar las maletas de loza bien envuelta en papel de periódico: “Cerámicas Na Linha en Lisboa , precio imbatible. Mil platos envueltos en papel de periódico y rezando hasta desembarcar en Bilbao para que todo llegue bien. Y Cerámica Paraíso en Raposeira (Sagres, Algarve), que es la tipica pared de foto de influencers llena de platos, el interior es aún mejor”.
Lujo y fantasía a precios (casi) imposibles
Abe se vuelve literalmente loco y nos recomienda una fantasía de platos que anhela y nunca tendrá: “Todo lo que hace Hermés es maravilloso, pero en cuanto a cerámica no hay quien les gane. Lo que hace Jonathan Adler también me gusta muchísimo. No tan caros como los de Hermés, pero tampoco es que sean asequibles a todos los públicos. Alguno tengo y tampoco ha supuesto un drama en casa. Bueno, un poco. Y, volviendo al lujerío, Laboratorio Paravicini hace los platos pintados a mano más bonitos del mundo mundial. Y aquí lo más de lo más. Yo estoy ahorrando para hacerme con alguno, pero en modo como el que se compra una pieza de arte. Hablo de lo que diseñó en su día –años 20-30 del siglo pasado– Gio Ponti para Ginori. No hay platos más bonitos. Al menos para mí. En cuanto a españoles me gusta mucho lo que hace Bárbara Pan de Soraluce bajo el seudónimo deLos Platos de Pan. Tiene un trazo maravilloso y un gusto para combinar tonalidades que es fuera de lo normal”.
La bola extra nos la trae Miriam García, solo apta si has heredado de una tía lejana y quieres tirar la casa por la ventana: “Faïencerie de Gien es una marca francesa de postín, poco conocida en España, pero con unos diseños preciosos, una casa de donde tengo algunas piezas”. Ahora quiero que Miriam me invite a un té, a un aperitivo o a lo que se tercie, pero servido en sus platos de Gien. He fisgado en cada centímetro de su web y ya estoy escribiendo a los Reyes Magos de Oriente para que hagan el milagro y me dejen debajo del árbol estos platos de Jardin du Palais, lo que quieran de la colección Les Filets, y alguna fruslería de la colección Oiseaux de Paradis. Ella, sencilla.
Cajón desastre
Que tanto viaje a Suecia no nos haga perder de vista la cerámica más tradicional hecha en España: “Me gustaría romper una lanza a favor de la cerámica española”, nos cuenta Miriam, “que la hay maravillosa, pero aparentemente no goza ya del favor del gran público. Es cierto que la loza para uso diario no es lo más resistente, pero sacar a la mesa una ensaladera de Tito –Úbeda, Jaén– de Fajalauza –Granada–, de Baldo García –Níjar–, o una cerámica de Puente del Arzobispo, te alegra la vida.”
Tado es una preciosa tienda en el madrileño barrio de Las Letras, con una sección de cerámicas exquisita. Sylvain nos cuenta que Sylvie, su dueña, “conoce personalmente a todos los artesanos con los que trabaja y propone piezas de cerámica utilitaria y decorativa que os encantarán. Se nota que le apasiona la cerámica y que valora a los artesanos, y eso se agradece. Cada vez que voy lo compraría todo. Me gustan especialmente los boles con tapa, pero también sus ensaladeras y sus platos, que quedan preciosos en una mesa.” Sin salir de Madrid, llegamos a Cocol, en La Latina, “además de todo tipo de objetos artesanales, ofrece una bonita selección de piezas tradicionales de cerámica utilitaria y alfarería que me encantan (botijos, cántaros, vajilla de Talavera, etc.). Tienen un gusto exquisito y la tienda en sí es una de las más antiguas de Madrid”, nos cuenta Vernay.
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