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Este biólogo preserva a los murciélagos que salvan los agaves, la planta origen del tequila y el mezcal

El mexicano Rodrigo Medellín es uno de los especialistas más importantes en este mamífero. Lidera 'Bat Friendly', un curioso proyecto de colaboración entre científicos y barmans mexicanos y estadounidenses que los recupera a través de la producción de los dos destilados

El biólogo Rodrigo Medellín, junto a un ejemplar del murciélago magueyero, 'Leptonycteris yerbabuenae'.
El biólogo Rodrigo Medellín, junto a un ejemplar del murciélago magueyero, 'Leptonycteris yerbabuenae'.Ammy Cooper

La primera palabra que Rodrigo Medellín lanzó al mundo fue flamingo. “No era de extrañar que, siendo sólo un niño, le pidiera a mi madre aquel regalo”, dice el biólogo, refiriéndose a la Enciclopedia Salvat de la Fauna. En aquellos volúmenes, que muchas generaciones utilizaron como decoración más que como libros de estudio, este biólogo se acercó al trabajo de su gran ídolo y a una de las personas determinantes en su vida y en su trayectoria profesional, Félix Rodríguez de la Fuente. Años más tarde, el español y el mexicano se harían grandes amigos.

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Eran los finales de los años setenta y en la televisión mexicana sólo había tres canales disponibles para la audiencia. El gran premio era uno de los programas televisivos icónicos. Medellín le dijo a su madre que quería participar y ella lo llevó con el productor. “Señora, este programa es para adultos”, obtuvo como respuesta, pero el niño insistió hasta que lo tuvieron que recibir. “Pregúntenme lo que quieran de mamíferos”, les retó el pequeño, que ya había devorado los 11 fascículos de la enciclopedia que todavía hoy conserva como biblioteca sagrada. Supo responder una a una todas las preguntas que le formularon en la prueba. “Enhorabuena, eres el primer niño que concursa en nuestro programa”, le anunció el equipo de producción.

A raíz de aquel concurso y de su breve momento de celebridad, Medellín fue invitado al Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se involucró en el estudio de vertebrados dentro y fuera del laboratorio. “Con 12 años visité mi primera cueva, la del Cañón del Zopilote en el estado de Guerrero. Cuando me pusieron el primer murciélago en la palma de la mano sentí que había hecho mi sueño realidad”, dice el experto. Después se licenciaría en Biología en la UNAM, institución en la que en la actualidad es investigador a tiempo completo y director del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres.

A lo largo de los años empezó a cartearse con el naturalista y divulgador español. “Cuando ya tenía una relación estrecha con Félix, acordamos que me vendría a buscar a México para llevarme a África con el objetivo de observar comunidades de murciélagos”. Un mes antes de la gran cita, el 14 de marzo de 1980, sucedió la trágica muerte en helicóptero del naturista que dejó a España entera, y a muchos corazones en México, huérfanos de unos de los mayores defensores de la naturaleza en habla hispana. Desde entonces, Rodrigo, se especializó en murciélagos y se volcó en su estudio, dirigiendo algunos de los proyectos más importantes a nivel nacional e internacional para la conservación de este animal.

Medellín, representante de su país ante el Comité de Fauna de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), del que también fue vicepresidente del 2004 a 2007, reparte su experiencia entre más de 14 países y cuatro continentes con distintos equipos interdisciplinarios. Pero, destaca un proyecto por encima de todos. Bat Friendly es una iniciativa producto de una curiosa colaboración entre científicos y barmans mexicanos y estadounidenses. “Este proyecto rescata la milenaria relación entre los murciélagos y los agaves, sin la cual nuestras populares bebidas, el tequila y el mezcal, nunca hubieran existido”, explica el ecólogo. “Hay muchos estudios que vinculan a esos animales con estas plantas suculentas desde hace más de 12 millones de años”, añade.

Bat Friendly es una iniciativa producto de una curiosa colaboración entre científicos y barmans mexicanos y estadounidenses

El murciélago magueyero, Leptonycteris yerbabuenae, que no alcanza los cuatro kilos, se alimenta del néctar de los agaves, plantas responsables de los destilados mexicanos. El animal vuela los campos verdes de planta en planta, como un polinizador especializado para el cual la flor se abre por las noches ofreciendo su interior al paladar de estos mamíferos, posibilitando que los agaves mantengan su diversidad genética a lo largo de generaciones.

El agave concentra azúcar durante años para formar una única flor amarilla, dedica hasta el último gramo de glucosa a su momento reproductivo. Pero el proceso de producción de los destilados obliga a que los productores cosechen la planta antes de que genere la flor, aprovechando así todo el azúcar que acumula el vegetal para producir el alcohol. “Tristemente, las plantas pierden así diversidad genética”, lamenta Medellín.

Desde la industrialización del tequila, los murciélagos empezaron a desaparecer de los campos agaves. “En el 2001, un estudio señalaba que millones de plantas de la agave tequilana, la variedad que se usa por ley federal para producción de tequila en el territorio mexicano, eran clones de sólo dos individuos, evidenciando una diversidad nula”, declara el experto.

Entonces llegó la catástrofe, la conocida por los agricultores la muerte del agave, una enfermedad causada por una combinación de un hongo y una bacteria, cuyo vector es un escarabajo picudo. Esta plaga se cebó con las plantaciones y puso en peligro al agave tequilero, patrimonio del país. En 2013, Medellín acudió a David Suro, presidente de la Tequila Interchange Project (TIP), una organización sin ánimo de lucro que trata de comercializar y promover licores de agave sostenibles, para exponerle el problema. Sin los murciélagos, los agaves iban a perder la capacidad para reponerse de enfermedades y plagas. El empresario entendió la gravedad de la situación de inmediato y le abrió al biólogo las puertas al sector tequilero. De una reunión entre académicos, productores, destiladores, embotelladores, comercializadores y bartenders, nació en el 2016 el proyecto Bat Friendly, del que Medellín es en la actualidad copresidente.

A través de esta iniciativa, los productores dejan que el 5% de toda su plantación florezca, beneficiando a los murciélagos y al propio agave. “Y al mercado”, explica el ecólogo. “Ese tequila es el único que tiene futuro, porque no le pasa como al resto de cosechas: al estar compuestas por individuos iguales, si uno se enferma, los demás también”, añade el investigador, explicando una de las premisas de la naturaleza: la biodiversidad se protege con diversidad genética.

El murciélago magueyero, especie que entró en peligro de extinción en los años noventa en México, es el primer mamífero que el gobierno mexicano ha podido sacar de la lista oficial de especies en peligro de extinción gracias a un programa de conservación. “En cuevas donde había miles ya sólo quedaban cien. Los enlistamos en 1994 y unos 20 años después, en el 2015, habíamos conseguido conservar la especie”, anuncia el biólogo orgulloso. Este murciélago es hoy cuidado y protegido por muchas comunidades. “Por desgracia, sobre otras muchas especies todavía se cierne una amenaza producto del vandalismo a refugios, la falta educación, el miedo y la ignorancia. ¡Hasta cierran cuevas con cemento!”, explica el experto.

El hacinamiento le pone el camino fácil a los patógenos a la hora de provocar nuevas enfermedades. Como ciudadanos debemos elegir cómo se producen los animales que nos llevamos a la boca

En 2005, Medellín, con el apoyo del Programa para la Conservación de los Murciélagos de México, PCMM, y junto a otros colegas apasionados de la naturaleza, fundó Bioconciencia, una organización no gubernamental enfocada en la conservación de la diversidad biológica en México, y que se centra, sobre todo, en los quirópteros. “Entre otras actividades, damos clases de educación ambiental a niños y a adultos. Pero las mujeres son las verdaderas agentes del cambio en comunidades rurales, han aprendido que no hay que matarlos, sino respetarlos y protegerlos, y ellas son las guardianas del mensaje”, explica el biólogo.

La dedicación que Medellín ha entregado a los murciélagos ha sido reconocida por numerosas distinciones. En 2012, fue galardonado con el premio Whitley Gold Award, el denominado “Nobel Verde” de la conservación. Durante la ceremonia, Medellín conoció a David Attenborough, uno de los divulgadores naturalistas más conocidos de la televisión británica, quien en 2014 produjo un documental sobre el trabajo del ecólogo y lo apodó el Batman de México. “Y no era cualquier periodista de la BBC, ¡se trataba de Attenborough! Cada vez que escucho su voz diciendo mi nombre, se me enchina el cuero”, reconoce Medellín, gran admirador del científico anglosajón con quien sigue una correspondencia postal. “He dedicado la vida a los murciélagos. Y la verdad, ¡soy de las personas más felices que conozco! Porque mi trabajo es lo que más me gusta y tienen un impacto directo en las decisiones políticas y públicas”, reconoce el biólogo.

Los murciélagos, claves para el ecosistema

Los quirópteros representan uno de los grupos de animales más curiosos, diversos y fascinantes para los zoólogos. Únicos mamíferos voladores, han sido capaces de colonizar prácticamente todos los ecosistemas; unas 1.300 especies distintas que han ido desarrollando morfologías para adaptarse a todo tipo de ambientes y adversidades. ”Salvo en los dos Polos, hay murciélagos en todo el mundo”; afirma el ecólogo.

Los murciélagos no son animales muy queridos, pero la pandemia ha incrementado la percepción negativa que la sociedad ya tenía de ellos. “Tienen muy mala fama a nivel mundial, como los alacranes, serpientes, tiburones o las arañas. Son los más injustamente maltratados en el mundo, pero, curiosamente, ningún otro animal hace más por el bienestar humano y la conservación de los ecosistemas que ellos”, revela Medellín, quien asegura que cada día de nuestra vida está tocado por beneficio de los quirópteros.

El primer favor que nos hacen es ocuparse del control de plagas agrícolas y humanas. “Si te tomaste un café o un tamalito esta mañana, ya estás conectado con los murciélagos, pues ellos son responsables de controlar las plagas como la del maíz y la de otros tantos alimentos que consumimos a diario”, asegura. Un ejemplar puede comer hasta 3.000 insectos en una noche. “Sólo en la franja fronteriza norte de México hay de 20 a 30 millones de murciélagos guaneros de cola libre. Cada millón de ellos destruye 10 toneladas de insectos cada noche. “Algo increíble, ¿no? ¿Podemos acaso imaginarnos tantos insectos volando a nuestro alrededor? ¡En tres meses ya no habría cosechas!”, exclama Medellín.

Son, además, importantes dispersores de semillas. Unas 500 especies de flores de todo el mundo dependen de estos animales para ser polinizadas. Los bosques tropicales tienen sus propios mecanismos de recuperación y sanación, e incluyen en ellos a estos mamíferos alados. “Cuando al ser humano tumba una zona de selva, son las semillas esparcidas por murciélagos las que regeneran el bosque”, detalla el biólogo.

Cuando al ser humano tumba una zona de selva, son las semillas esparcidas por murciélagos las que regeneran el bosque

El baobab, el árbol más icónico de África, debe su proceso reproductivo a estos visitantes nocturnos, que también posibilitan el deleite visual y olfativo que hacen característico cualquier mercado de fruta de México. Chicozapotes, guayabas, nanches, capulines, mangos, guayabas, duraznos, entre otros muchos frutos tropicales que llenan de olores y colores desde las zonas rurales hasta los tianguis de las grandes ciudades, son polinizados por murciélagos.

Tal es el estrecho vínculo de algunas especies vegetales con estos animales que algunas flores tropicales reflejan el sonido para que los murciélagos nectarívoros las encuentren más fácil. “Hay algunas flores que les dan pistas acústicas, no solo en el trópico, también en el desierto”, explica.

La pandemia, un mensaje al mundo

En referencia a la emergencia sanitaria que estamos viviendo, la pandemia más grave de toda la historia moderna, Medellín confía en los ciudadanos para conseguir la transformación de la sociedad. Considera que para luchar contra la destrucción del planeta debemos cambiar nuestros hábitos de alimentación. “Esta pandemia puede haber salido de un mercado donde se estaban comiendo animales silvestres, pero las condiciones en las granjas de pollos son también un caldo de cultivo para nuevas pandemias, como la fiebre aviar que vivimos ya”.

La propagación del virus SARS-CoV-2 como la del momento, asegura el experto, surgen de la forma en que producimos la carne. “El hacinamiento le pone el camino fácil a los patógenos a la hora de provocar nuevas enfermedades. Y como ciudadanos debemos elegir cómo se producen esos alimentos que nos llevamos a la boca, carne de pollo, cerdo, res o de lo que sea. Los animales se tienen que reproducir de una manera responsable y respetuosa a sus derechos, y nosotros debemos reducir nuestro consumo de carne”, advierte el biólogo.

Según el Batman de México, necesitamos asegurar que los animales que comemos viven una vida digna y sana, porque en su bienestar y salud residen los nuestros. “Esta pandemia es un mensaje del planeta: hay que cuidar al mundo. Estamos así por no cuidarlo y hemos aprendido muchas lecciones. ¡Yo, por lo menos, he aprendido muchísimas! Te apuesto a que cuando tenga oportunidad, les voy a dar un abrazo con más cariño del que jamás he dado a mi hermano, amigos y colegas”.

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