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LA MÚSICA ES EL MENSAJE

Diez himnos contra la guerra del Vietnam medio siglo después

El rock con causa nació con la protesta por la guerra en Indochina. Y dejó canciones inolvidables

Ricardo de Querol
Esta imagen de niños huyendo de un ataque con napalm en Vietnam en 1972 dio la vuelta al mundo
Esta imagen de niños huyendo de un ataque con napalm en Vietnam en 1972 dio la vuelta al mundoHuynh cong 'Nick' Ut.

Hasta entonces, las estrellas del rock no podían tener ideología. Cuando se produjo la explosión de la música popular como fenómeno de masas en los años 50, el compromiso de los músicos era algo inapropiado, un problema, algo que la industria musical quería ocultar a toda costa. Si acaso se permitían actitudes patrióticas, como que Elvis Presley se alistara en el Ejército, cosa que hizo en 1958. En esos años en que las nuevas figuras impulsadas por la radio y la televisión se dirigían a las grandes audiencias, los gestores no querían encasillarlas en propuestas de las que dividen a la hinchada. Pero esa premisa saltó por los aires hace ahora medio siglo.

El rock con causa se forjó en las protestas contra la guerra del Vietnam, un conflicto que duró 20 años (de 1955 a 1975) y en el que EE UU se implicó más a fondo a partir de 1964. Fue la primera guerra contada al detalle, también en televisión, por reporteros desplazados al terreno: las filas de ataúdes de combatientes y las imágenes de aldeas campesinas achicharradas con napalm impactaron a la opinión pública occidental. La protesta, tímida en los primeros años de esa década, estalló con una fuerza sin precedentes en la segunda mitad de la mano del movimiento hippy, que encontró así una bandera.

Ese activismo ciudadano y artístico no respondía solo a Vietnam: la guerra fría se vivía como el preludio de una guerra caliente que sería devastadora para el mundo, fantasma que durante la crisis de los misiles en Cuba, en 1962, se vio demasiado cerca. Después ha habido música comprometida con muchas otras causas: el desastre de Bangladesh, la lucha contra el apartheid en Suráfrica, el fin de la energía nuclear, el hambre, los derechos humanos y hasta el cambio climático. Pero nunca como hace 50 años se pensó que la música podía no solo parar una guerra sino empezar a cambiar el mundo. Repasamos aquí diez canciones de muy distintos músicos o grupos que se mojaron en aquellos agitados años.

Where have all the flowers gone (Peter Seeger). Uno de los pioneros de la canción protesta escribió esta sencilla pero redonda letra en 1955, cuando estaba bajo el foco del macarthismo, pero no la editó hasta 1964. Se convirtió en un referente y la interpretaron muchos otros artistas: Peter, Paul & Mary, Joan Baez, Johnny Rivers e incluso Marlene Dietrich. El compositor insistió en el asunto bélico de forma más explícita cuando escribió Bring them home pidiendo el regreso de los soldados.

Where have all the flowers gone? Young girls have picked them everyone  Where have all the young girls gone? Gone for husbands everyone  Where have all the husbands gone? Gone for soldiers everyone  Where have all the soldiers gone? Gone to graveyards, everyone  Where have all the graveyards gone? Gone to flowers, everyone

¿Adónde se han ido todas las flores? Las chicas las han recogido, todas ¿Adónde se han ido todas las chicas? Se han ido a por marido, todas ¿Adónde se han ido todos los maridos? A hacerse soldados, todos ¿Adónde se han ido los soldados? A los cementerios, todos ¿Adónde se han ido los cementerios? A las flores, todos

Masters of war (Bob Dylan). Desde el principio de su carrera, el cantautor de Minnesota fue uno de los impulsores de un cambio de actitud del artista ante la realidad. Su segundo y asombroso álbum The freewheelin', de 1963, incluye distintos textos con ideas pacifistas, por ejemplo su célebre Blowing in the wind, pero elegimos este tema por su letra muy contundente.

Come you masters of war. You that build all the guns You that build the death planes. You that build all the bombs You that hide behind walls. You that hide behind desks I just want you to know I can see through your masks

Vamos, señores de la guerra. Vosotros que construís todas las armas.Vosotros que construís los aviones de la muerte. Vosotros que hacéis todas las bombas. Vosotros que os escondéis entre muros, vosotros que os escondéis detrás de mesas solo quiero que sepáis que veo a través de vuestras máscaras

Eve of destruction (P. F. Sloan). Una letra apocalíptica, en la que se describe el desastre bélico entre alusiones a China, Palestina y a la lucha contra la segregación racial, dio gran notoriedad a este tema compuesto en 1965 por un autor de éxitos que la ofreció a distintas bandas. La versión más popular fue la del cantante Barry McGuire, que saltó así a la fama algunos años antes de convertirse en un "cristiano renacido" y renegar de ese texto durante décadas. Hace poco ha vuelto a cantarlo cambiando algunas frases que hoy le incomodan.

The eastern world it is explodin', violence flarin', bullets loadin'. You're old enough to kill but not for votin'. You don't believe in war, what's that gun you're totin'. And even the Jordan river has bodies floatin’, But you tell me over and over and over again, my friend, ah, you don’t believe we’re on the eve of destruction

El mundo oriental está explotando, la violencia ardiendo, las balas cargándose.Tienes la edad para matar, pero no para votar. No crees en la guerra, pero qué es el arma que portas. Y hasta el río Jordán llegan cuerpos flotantes, pero me dices una y otra vez, mi amigo, que no estamos en la víspera de la destrucción

Scarborough fair / Canticle (Simon & Gartfunkel). El muy popular dúo de folk adaptó un tema tradicional inglés sobre el amor en una feria rural introduciendo una segunda letra, paralela, que habla de la guerra y de la muerte, marcando un perturbador contraste. Aparece en el álbum de 1966 Parsely, sage, rosemary and thyme y en la banda sonora de El graduado (1967).

Tell her to reap it in a sickle of leather (War bellows, blazing in scarlet battalions) Parsely, sage, rosemary and thyme (Generals order their soldiers to kill) And to gather it all in a bunch of heather (And to fight for a cause they've long ago forgotten) Then she'll be a true love of mine

Dile que recoja la cosecha en una hoz de cuero (Fuelles de guerra, ardiendo en batallones escarlata) Perejil, salvia, romero y tomillo (Los generales dan la orden a sus soldados de matar) Y para reunir a todos en un manojo de brezo (Y de luchar por una causa que habían olvidado hace mucho tiempo) Entonces ella será mi amor verdadero

Give peace a chance (John Lennon). Toda lista de canciones pacifistas tendría que incluir varias de John Lennon, desde Imagine, la más utópica de la historia, a Merry Christmas (War is over). El más inquieto de los Beatles había afilado su perfil de activista desde que se unió con Yoko Ono. En marzo de 1969, durante su luna de miel, decidieron lanzar su mensaje al mundo pasando una semana en la cama y en pijama, atendiendo a periodistas e invitados, en un hotel de Ámsterdam. En mayo repetirían la misma escena durante otra semana en Montreal, y fue allí donde grabaron este tema, casi improvisado, con la gente que les rodeaba.

Everybody's talking about revolution, evolution, masturbation,

flagellation, regulation, integrations, meditations, United Nations...

Congratulations.

All we are saying is give peace a chance

Todos hablan de revolución, evolución, masturbación,

flagelación, regulación, integración, meditación, Naciones Unidas...

Felicidades.

Todo lo que decimos es: dad una oportunidad a la paz

Unknown soldier (The Doors). La letra más antibelicista que escribió Jim Morrison, el hijo de un almirante que sirvió en el frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, es la de este tema incluido en su tercer álbum, Waiting for the Sun, de 1968. En el vídeo aparece el propio Morrison siendo fusilado.

Wait until the war is overAnd we're both a little olderThe unknown soldier Breakfast where the news is readTelevision children fedUnborn living, living, deadBullet strikes the helmet's head And it's all overFor the unknown soldier

Espera a que termine la guerra y los dos seamos un poco más viejos El soldado desconocido El desayuno en que las noticias son leídas Los niños-televisión se alimentan Vivos sin nacer, vivos, muertos Balas contra la cabeza en el casco Y todo ha terminado para el soldado desconocido

War pigs (Black Sabbath). La banda inglesa que lideraba Ozzy Osbourne, pionera del heavy metal en los últimos años 60, no se mordió la lengua en su denuncia de la guerra y de quienes la promueven. El tema está incluido en su más conocido álbum, que se acabó llamando Paranoid, de 1970, porque la discográfica no se atrevió a titularlo con lo de los cerdos de la guerra.

Politicians hide themselves away. They only started the war Why should they go out to fight? They leave that role to the poor, yeah

Los políticos se esconden. Ellos solo empezaron la guerra, ¿Por qué iban a salir a luchar? Ese papel lo dejan para los pobres, sí

War (Normal Whitfield & Barrett Strong). El éxito de esta poderosa canción, un grito rabioso contra la guerra que se incluyó en un álbum de The Temptations de 1969, sorprendió a la Motown y a la propia banda, temerosa de irritar al público conservador. Así que a la hora de editar la canción en single se puso en manos del solista Edwin Starr, que hizo una interpretación emocionante. Fue su mayor éxito y ha sido versionada, entre otros, por Bruce Springsteen o Frankie Goes to Hollywood.

War, huh, good God. What is it good for?

Absolutely nothing. Listen to me

Oh, war, I despise because it means destruction

of innocent lives

War means tears to thousands of mothers eyes

When their sons go to fight and lose their lives

La guerra, eh, Dios, ¿para qué es buena?

Para absolutamente nada, escúchame

Aborrezco la guerra porque significa destrucción

de vidas inocentes.

La guerra significa lágrimas en los ojos de miles de madres

cuyos hijos van a luchar y perder sus vidas

What's going on (Marvin Gaye). El recordado cantante de soul, una de las grandes figuras de la Motown, lanzó en 1971 el álbum y la canción que se convirtió en una de las más representativas de su carrera. En ella muestra su horror por la guerra, se pregunta si triunfará el amor y llega a decir: "¿quien va a juzgarme por llevar el pelo largo?".

Mother, mother. There's too many of you crying

Brother, brother, brother. There's far too many of you dying

You know we've got to find a way to bring some lovin' here today

Madre, madre, hay demasiadas como tú llorando

Hermano, hermano, hermano, hay demasiados como tú muriendo

Sabes que encontraremos la forma de traer un poco de amor aquí y ahora

The flesh failures / Let the sunshine in (MacDermot, Rado y Ragni). El musical Hair, entrenado en 1967 en Nueva York y todavía en cartel en muchas ciudades, es una de las obras imprescindibles para entender la mentalidad hippy, muy idealista, con un punto naíf. Cuenta las últimas horas de un soldado antes de partir a Vietnam, que pasará en Central Park con un grupo de melenudos. Fue llevada al cine mucho después, en 1979. La última escena de la película (es el final, sí, no pinche este vídeo si tiene pendiente verla) refleja las multitudinarias manifestaciones contra la guerra mientras suena esta canción de letra enigmática y el coro insiste una y otra vez en el mensaje: "Dejad que entre la luz del sol".

We starve, look at one another short of breath Walking proudly in our winter coats Wearing smells from laboratories Facing a dying nation of moving paper fantasy Listening for the new told lies With supreme visions of lonely tunes

Muertos de hambre, nos miramos ansiosos, conteniendo el aliento Caminando orgullosos en nuestros abrigos de invierno Llevando olores de laboratorio Viendo una nación que se muere de móviles fantasías de papel Escuchando las nuevas mentiras que dicen Con visiones supremas de soledad

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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